CHARLIE CONNOR.
Trazo las líneas en el cuadernillo de dibujo. Miro a Tracy mientras resuelve los problemas de física.
La miro y observo su perfil de concentración. Su inteligencia me sorprendía cada vez más. La admiro tanto como persona.
Nos encontrábamos exactamente en su habitación. Después de todo tenía curiosidad y por tercera ocasión pude venir, sus padres habían salido de la ciudad.
Miro alrededor de la habitación y puedo decir que no imaginé que el color de las paredes fueran color azul como el fondo del mar y el techo color negro y azulado. En las paredes se cuelgan fotografías de ella junto a su pequeño hermano, postic de bandas y algunas imágenes de sus doramas favoritos y también pequeñas tarjetitas con escritos cortos. A lado del escritorio en que nos encontramos está un pequeño mueble donde hay por lo menos unos 10 libros.
—he terminado.—suspira Tracy.
Nos encontrábamos próximos a los exámenes y por ende debíamos estudiar.
—espera.—termino los últimos detalles del dibujo y se lo entregó.—es tuyo.
Ella lo mira con una gran sonrisa.
—eres mi artista favorito y único.—menciona y sus palabras retumban en mis oidos ocasionando una gran emoción en mi.
Se para dando saltitos y cuelga el dibujo en la pared llena de postics.
La alcanzo y la abrazo.
—ehh me falta mi beso, esa es tu forma de pago.—exclamó.
Se acerca y tira de mi camisa para agacharme a su altura. Tampoco es que este baja, pero la rebasó por unos cinco centímetros.
Sus labios me devoran y dejo que nuestras lenguas se exploren.
—te amo mi pelinegro.—sonrio embobado con sus hermosos ojos azules.
Jamás me cansaré de decirle lo hermosa que es.
—te amo mi pelirroja.—y de nuevo ataco sus labios.
La sujeto de la cintura y ella se aferra a mi blusa.Después bajamos a cenar o bueno a comer una pizza.
—¿segura que no volverán?.—vuelvo a preguntar.
—estoy segura.
Siempre que venía tenía que admitir que no quería que sus padres me encontraran en su propia casa, por temor a causarle problemas a Tracy.
Le doy un mordisco a la pizza hawaiana.
Nos entretenemos hablando de temas triviales.
La conexión que hay entre Tracy y yo es inexplicable. Podemos hablar de lo más insignificante y nunca nos aburriremos. Nuestras miradas cómplices nos delatan.
Escucho sus risas por un chiste que hice y me contagia.
Vale, ahora comprendo a los enamorados de mis padres.
Tal vez las personas piensen que tan solo somos dos tontos jóvenes enamorados, que con el tiempo perderán la chispa del amor. Y puede que tal vez, pero puedo decir que lo que siento por Tracy es inmenso y algo que nunca olvidaría por el resto de mi vida.
—¿en qué piensas?.—me pregunta y me mira curiosamente.
—en que soy muy feliz junto a ti.
Ella sonrie.
—yo también lo soy.
Recogemos y limpiamos la mesa y volvemos a subir a la habitación de Tracy.
—ahora es mi turno de escoger una peli.—le digo. Tracy aparece con su pijama de corazones rosas.
—vale.—agarro el portátil y tecleo una película de terror.
Dos horas después Tracy está asustada mirando la oscura habitación.
-—¿no estará la monja por aquí?.—río mientras niego.
—ven aqui.—la estrecho contra mí pecho. Dejo el portátil en su pequeño buron.
Tracy me quita los lentes y empieza a acariciar mi rostro.
—¿seguro que no vendrá por nosotros?, veras no tengo miedo, pero podría suceder y no quiero morir tan joven.—río por su fracaso intento de esconder su miedo.
La abrazo.
—que no pesada.
Ella se aparta y cruza sus brazos.
—no tengo miedo.
—yo no he dicho eso.—me quejo.
La vuelvo a abrazar y ella voltea a verme.
—¿me hiciste algún hechizo?.—me desconcierto con su pregunta.
—claro que no ¿porqué lo dices?.
—porque mi amor por ti crece cada día más y tengo miedo de arruinar lo nuestro.—responde y me quedo quieto ante su respuesta.
— solo vivamos el momento, lo mío no es prometerte amor eterno, lo mío es demostrarte cuanto te amo.—le respondo y ella esboza una media sonrisa.Dicho eso ella me besa, sus dulces labios impactan con los míos y se sincronizan perfectamente.
De repente río por el recuerdo de hace meses.
—¿de qué te ríes?.—me pregunta.
—dijiste que no era tu tipo hace meses atrás.—ella estalla en carcajadas.
—tu también lo dijiste, "nunca andaría con una pelirroja como tú" y miramos ahora.
Reímos.
—somos un par de tortolitos enamorados.—ella asiente y se acurruca en mi pecho.
—tu mismo lo has dicho, la vida es impredecible, y somos prueba de ello, nunca pensamos que seríamos todo.
—pero ahora somos todo.—acompleto la frase.
—exacto.
Aspiro su aroma.
■■■■
Preparo los dibujos que realize para la exposición de dibujo en el instituto.
Voy a los sanitarios y remplazó mi ropa casual por una formal.
Me veo en el espejo y mi sonrisa no se ha borrado, estoy feliz, emocionado de dar a conocer mis dibujos.
Salgo del instituto y observo el cielo anaranjado que será remplazado por la oscura noche. Miro mi teléfono y son casi las siete de la tarde, se supone que Tracy llegaría a esta hora.
Me quedo mirando la calle por minutos y al final pierdo noción del tiempo, hasta que siento la mano de alguien en mi hombro.
—¡charlie ya es hora!—no reacciono y Melany me sacude.
—ella prometio que vendría.—digo con un nudo en la garganta.
Siento que algo no está bien.
—no te preocupes charlie, puede que Tracy llegue tarde ¡vámonos ya esta por comenzar la exposición!—ignoro las palabras de Melany.
Camino desesperado tratando de encontrar una respuesta a la ausencia de la pelirroja, y pienso en su padre.
Miro por última vez la calle.
Ella prometió estar conmigo.
Ahora entiendo lo que dijo: "las personas suelen romper sus promesas por más pequeñas e insignificantes que sean"
Me doy la vuelta y vuelvo a caminar rumbo al salón donde se realizara la exposición, una vez que llego, observo el gran número de personas.
Me posicionó delante de mis dibujos y las personas van haciendo una especie de círculo esperando la explicación de mi dibujo.
Siento la mano de Melany apretando la mía.
—yo estoy contigo, ánimo.—solo sonrio débilmente. Sus palabras no me llenan.
Solo quiero que Tracy aparezca entre el gentío y me sonría. Solo necesito su presencia. Pero ella no aparece en todo el transcurso de la exposición.
Melany no me ha dejado en ningún momento y por una parte se lo agradezco.Me armó de valor en tocar el timbre de la casa de Tracy.
La madre de Tracy abre la puerta y espera a que hable.
—¿esta Tracy?—pregunto después de un incómodo silencio.
No espere conocer así a mi suegra.
Joder de solo pensarlo.
—¿y tu eres?—me pregunta con cierta desconfianza.
Estoy a punto de decirle que soy el amor de Tracy, pero opto por decir.
—soy un amigo.
La señora me sonrie.
—ella no ha regresado, de hecho me mencionó el ir a una exposición de artes.
¿Entonces porqué no llego?
—bueno fue un gusto conocerla, pero tengo que irme. Buenas noches.
Me despido y salgo casi corriendo hasta el restaurante donde trabaja.
Recibo la misma respuesta "ella dijo que iría a una exposición de artes".
Vuelvo a casa decaído.
Marco varias veces su número pero solo entra a buzón.
Algunas lagrimas caen sin previo aviso, como si me estuvieran diciendo que algo malo está pasando con Tracy.Holi!! Estoy encantada con lo que estoy escribiendo, espero que a ustedes también les este gustando esta historia.
Quiero agregar algo, ando nostálgica ya que pronto dejaré de ser una chica de 17 años, ahora seré legal en la sociedad🤧🥳
El 8 de noviembre es mi cumpleañossss
Y estoy emocionada ya que hace casi medio año me propuse publicar una historia en esta plataforma y lo estoy logrando.
ESTÁS LEYENDO
El valor de la felicidad
Short StoryÉl tenía una vida estable y podemos definirlo como un chico feliz. Ella tenia la vida hecha un caos... Eran de dos mundos diferentes, pero de alguna manera encajaron en un perfecto escrito de dolor y felicidad. Tracy "todos me juzgan ¿pero quién se...