cena incómoda

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       "Fue raro, no        pude llorar, pero mi alma estaba hecha pedazos".
-fiódor Dostovyevsky.
TRACY BYRNE.
La cena se mantiene en completo silencio. De alguna manera prefiero esto a escuchar las riñas de Sebastián.
Pincho con el tenedor la lechuga.
Sebastián viste su traje de policía. Se supone que debería proteger, pero hace lo contrario. Su cabello negro (la cual se tiño) perfectamente peinado recalca que todo quiere a la perfección. Es injusto que sea un claro retrato de él, en versión femenina. Miro a Susan y mantiene su cabeza agachada y apenas prueba bocado.
Suspiro, esto no se siente  como un verdadero hogar.

Pasan unos minutos hasta que Sebastian chasquea los dedos frente a mi madre. Sinónimo de sumisión para que vaya por el postre.
—¿porqué no te paras tú y te sirves?, tienes manos y no por ello dejarás de ser hombre, que por cierto no le llegas a los talones a ser un hombre de verdad.—abro la boca como siempre.
Mi madre me mira con esos ojos verdes suplicantes. Aparto la mirada. No me callare, prefiero recibir un golpe por ello, que ser alguien servicial.
Sebastián enmarca su ceja derecha.
—¡cierra la boca!.—sus ojos me aniquilan. No bajo la mirada.—¡y tú lárgate a traer el postre!—señala a mi madre con lo último dicho.
Susan sale casi corriendo del comedor.
Sebastián empieza a reír. Se limpia los rastros de comida con la servilleta y vuelve a hablar.
—veo de donde has sacado los genes de valentia.—hago una mueca.—lamentablemente me repugna tener una hija como tú. Las mujeres no sirven para nada más que ser serviciales para el hombre. Hay Tracy cada vez me cabreas más, espero te largues pronto y me dejes de joder la vida con tus estupidos comentarios. Así una boca menos que alimentar.
No contesto.
Un nudo se instala en mi garganta.
—no me importa, yo tampoco hubiera querido que alguien  como tú fuera mi padre.
Susan entra y con su mirada me suplica que guarde silencio.
—lástima que yo soy tu padre quieras o no y por ende me debes respeto. Así que te callas y obedeces. No querrás que desquite mi enojo con tu patética madre.

La sociedad rige que los lazos sanguíneos nos unen como familia, pero no siempre es así.
No siempre los padres aman, respetan o nos dan nuestro lugar.
Porqué si, en este mundo hay de todo.

—el respeto se gana.—exclamo en voz alta—y tu ni siquiera lo mereces, eres alguien repugnante y que odio con todo mi alma.—hago una mueca y lo miro fijamente.
Sebastián empieza a reír.
—Tracy eres igual que yo, así que no me hieres con ese comentario tan estupido.—aprieto mis puños y me controlo.
—no, yo no soy ni seré como tú.—le aclaro pero sigue riendo.
—claro que lo eres, ¿acaso no crees que sé sobre tus arranques de ira?, tarde o temprano serás como yo.
—yo nunca seré alguien repugnante y maltratadora como tú.
Sebastián disipa su enojo  lanzandome un pequeño cuchillo, me quedo estática y un escalofrío me recorre.
Estaba a punto de rozar mi mandíbula, de no ser que me he movido de inmediato.
Esto no puede ser, esto se está volviendo más dañino.

Agradezco que Ángel esté durmiendo en su habitación. Sebastián tira de la silla y por momentos espero el golpe, pero nunca llega.
—¡me largo, solo me dan jaqueca!, ¡solo tengo una mujer, patética, estupida, desarreglada y una hija inútil con dotes de hombre!
—espera mi amor, come tu postre.—habla por primera vez Susan.
Pero de inmediato agacha su mirada. Tiene miedo.

La empuja cuando pasa por su lado y se va sin más.
Suspiro aliviada  y sigo comiendo, pero de repente siento el ardor de mi mejilla.
—¡ya te dije que no hagas enojar a tu padre!—quiero llorar, pero no salen las lagrimas.
No sé que más duele.
Si el golpe que me dio Susan.
O las palabras de Sebastián.
—¿porqué dejas que te golpee? ¿Lo amas? ¿Porqué lo defiendes?.—ella tartamudea.
—tu padre y yo nos amamos.....yo tengo la culpa al no acatar sus órdenes por eso el me....—la corto.
—sabes que no merecemos esto....y sabes que el se va con cuanta mujer le coquetea. Es un mujeriego que no te valora y también un machista y  un mal padre.
—solo comportate Tracy, es tu padre quieras o no.
—¡no lo es para mi, dejo de serlo cuando me golpeo y cuando presencié los maltratos hacia a ti!
Susan se sienta y surcan algunas lagrimas en sus mejillas.
—¡vete a tu habitación!
—¿te duele qué te diga la verdad?...¿qué no has visto lo que pudo haber sido si ese cuchillo diera en mi cuello?.—río sin gracia.
Se levanta y vuelvo a recibir una bofetada.
—¡no me levantes la voz y vete a tu habitación!
No contesto, las palabras se quedan atascadas en mi garganta.
Salgo del comedor, pero antes lavo mi plato y vuelvo a decir.
—estoy cansada...solo quiero que pare esto.—le digo con voz audible para que escuche.—a veces de nada sirve que me digas palabras cariñosas o reconfortantes, cuando no hay hechos que demuestren que en verdad me quieres. Estoy cansada madre....y no se cuando parara este dolor. No sólo el mío, también el tuyo.
Salgo del comedor sin dirigirle alguna mirada.
Me encierro en mi habitación y pegó mi puño en la pared.
Trato de controlar mi respiración, uno, dos, tres, todo estará bien.
Suelo tener ataques de ira donde llego a lastimarme a mi misma.
—siento hacerme daño a mi misma.—me susurro y me abrazo.
No seré como el, no seré un monstruo.
miro mis puños adoloridos y rojizos.
Coloco mis audífonos y dejo que la canción untitled-simple plan. Fluya.

And i can't stand the pain
And i can't make it to away
No i can't stand the pain
How could this happen yo me
I made my mistakes
Go nowhere to run.

No soy como el. El no tiene poder en mi. No seré un monstruo, yo no soy mala. Me repito en mi cabeza.
Enciendo un cigarrillo y expulso el humo.
Me relajo y voy a la habitación de Ángel, me quedo en el marco de la puerta y  veo como duerme plácidamente y sonrio.
Él es mi motivo para ser fuerte y no derrumbarme. Me acuesto a su lado y lo arropó con las cobijas de Spiderman.
Miro el techo y mis pensamientos empiezan a torturarme, de repente siento las manitas de Ángel y empiezo a quedarme dormida.

oli!! 😭🥺me duele escribir lo que vive Tracy....oh mi querida pelirroja.
¿Alguien a parte de mi, que lloro en este capítulo?.
Odio a Sebastián, es un machista de m.
....hay me enoja el maldito.
Jeje
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Xoxo pequeñas luchonas.

El valor de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora