1-Ackerman

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Kenny odiaba hacerse cargo de cosas que no eran su problema, pero sabiendo que había sido su responsabilidad porque no le recalcó bien al mocoso donde humedecía su polla, ahora tenía que hacerse cargo.

Había sido un rumor, meramente un rumor, cuando tuvo que visitar el subsuelo por negocios, Kenny no le tomó mucha importancia cuando escuchó de un niño ladrón, que se había ganado palizas, pero parecía que aún seguí haciendo problemas. Había muchos niños que en el subsuelo que eran ratas callejeras, porque sus padres no querían tener otra boca que alimentar.

Pero cuando ya lleva 4 visitas abajo, seguí escuchando como un niño no más de 5 años, parecía ahora estar robando dinero, podía escapar con facilidad de sus víctimas. Le llamó la curiosidad, según sus fuentes parecía ser el mismo niño. Kenny era un hombre curioso cuando escuchó que el mocoso estaba enfermo. Pero solo aparecía para robar dinero.

—¿Y sabes de quién es el mocoso? Porque no creo que haya llegado por obra de las murallas.

—Se dice que es hijo de una prostituta, es muy joven. Otros dicen que el niño no roba para él, sino para esa puta.

Le tomó una cantidad de amenazas y quizás uno que otro muerto para saber la dirección de la mujer, algo en sí mismo le dijo que debería averiguar más sobre la situación. Aunque no debería importarle solo quería saciarse la curiosidad.

Se quedó unos días observando a la mujer. La chica era joven, pero parecía más preocupada por tener más clientela, que por el niño desaliñado que tenía de hijo. El niño se quedaba en un rincón normalmente en el día y salía de noche a robar... Quizás un poco decepcionado que el niño no se quedara con ningún centavo, ya que se lo entregaba a su madre.

—Hoy tengo un cliente en la noche. Así que si quieres puedes entrar.

—... Afuera—el niño frunció el ceño, y se recostó en la tierra, casi parecía resignado.

Si Kenny observaba bien, muy de cerca. Él podía decir que el niño tenía un parecido a él. Si no fuera porque él no se había acostado con ninguna mujer, porque dejar un bastardo era un peligro. Hubiera pensado que el mocoso podía ser suyo. Pero también tenía algo raro, tenía el ceño fruncido y la nariz... Kenny bufó cuando se dio cuenta.

El mocoso que alguna vez cuidó, y alimentó por un tiempo se le pasó por la cabeza. Antes que se marchara le había dejado claro al niño que debía tener cuidado donde ponía su polla si le interesaban las chicas, que había enfermedades y otras mierdas, pero sobre todo que podía dejar bastardos regados por ahí.

Parecía que el enano se pasó por el trasero sus consejos, si tenía que decir algo por el chico que estaba vigilando.

El chico tenía un gran parecido a la familia Ackerman, casi una mezcla de todos los Ackerman, tenía el rostro alargado como la de él, pero tenía la nariz como la de Levi y Kuchel. Esa mirada maloliente era claro ejemplo que la sacó de Levi.

Ciertamente Kenny no debería hacerse cargo de los errores de Levi. Él había hecho su parte como tío, lo dejó preparado para la vida. Este mocoso era meramente responsabilidad de Levi, nada suyo...

—Mamá... Tengo hambre—el niño susurró antes que la madre se entrara con su cliente. La mujer lo miró como si fuera una basura, y lo golpeó.

—Cuantas veces tengo decirte que no me hables cuando tengo clientes, sabes muy bien cómo conseguir comida, y dinero.

Kenny chisto algo hastiado, cuando vio el niño se quedó en el suelo, para después levantarse perezosamente, tenía los ojos humedecidos, sus ojos casi muertos y sin brillo. Empezó a toser con fuerza.

Bueno no todas las familias son perfectas.

No era su problema, tampoco era el problema que el niño se levantara más muerto que vivo mientras caminaba... Seguro a robar.

Le van a dar una paliza, se va a morir.

Seguía sin ser su problema, como tampoco era el problema que el niño estaba ahora siendo golpeado por dos adultos, porque había intentado robar comida.

—Oigan par de idiotas, largo—Los hombres miraban como si quisieran escupirle, pero cuando lo reconocieron una mezcla de miedo los apoderó en su mirada, se alejaron aún molesto, pero todos en el subsuelo sabían que no debían meterse con él.

El niño lo miró desde el suelo... Parecía tener fiebre y estaba respirando con más fuerza. No era el problema de Kenny, pero contando que era otro Ackerman, tenía que hacer algo, incluso si era darle agua que sabía que era más orina.

Tomo al niño de la camisa con molestia que parecía que tenía más tierra, lo llevó hasta la mesa donde servían bebidas, claramente el niño estaba más en el lugar de los muertos que los vivos.

—Agua—le pidió a la camarera, la mujer miró al niño con asco, parecía ser unas de sus víctimas—sin escupir o algo.

—Veré que encuentro.

Kenny ciertamente no sabía cómo criar a mocosos malolientes, había tenido a Levi, pero ese niño al menos conocía la caricia de una madre, este niño parecía ni siquiera había tenido algo de amor en su vida, por la mirada de asombro que le dio cuando lo ayudó a tomar agua.

Era deprimente pensar en eso.

Brillo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora