19.Disculpas.

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No sabía dónde llevar sus manos, si al ruido que estaba en sus oídos o llevar sus manos a su garganta para sacarse la roca que estaba adentro de su pecho. Todo lo empeoraba al saber que una parte de sí misma le decía que nada de lo que hiciera iba a evitar esa sensación.

Alguien tomó su mano con dulzura, estaba hablando despacio.

No podía respirar.

—Jean, ese es tu nombre ¿No? —Jean asintió apretando sus ojos—Me llamo Carla Yeager... Cariño intenta calmar tu respiración.

—No me toque—Jean balbució sintiéndose el doble de mal, al ver que una nueva persona lo estaba tocando sin su permiso, hasta ahora Armin siempre parecía pedirle permiso con su mirada cuando tomaba su mano, el señor Arlert siempre se detenía unos segundos antes de tocarlo, como esperando que él se apartara por si no quería ser tocado.

—... Dejaré de tocarte si ases esto—La mujer aspiro aire, después la soltó despacio—aspira, suelta. Aspirar, suelta.

Se sentía tan mal, no sabía por qué su cuerpo temblaba tanto, como tampoco sabía por qué había olvidado como se respiraba. Quería tanto que su cuerpo volviera obedecerlo, quería poder llevar su mano a su cuchillo y poder correr lejos del peligro...

Que no sabía dónde estaba...

—Carla, entiendo que quieras ayudarlo, pero el niño ha pasado por cosas malas. No te conoce, e intentar tocarlo no le hará ningún bien—escuchó la voz de señor Arlert a lo lejos. —Jean voy a tomar tu mano, ¿Estaría bien para ti que hiciera eso? —Jean no podía responder, incluso no sabía que debería responder, ya que su mente no parecía querer reaccionar.

Lo único que quería era correr, y dejar de temblar.

—Jean—la voz de Armin hizo que Jean quisiera buscarlo— Recuerdas que me dijiste que sabías dibujar—Jean parpadeo intentando que las lágrimas salieran de sus ojos, para poder mirar mejor a Armin—¿Lo recuerdas?

—Ss....S-si—Jean tartamudeo al final, no sabía si le salió bien la palabra.

De todas formas, ¿Por qué Armin le preguntaba eso cuando lo único que quería era esconderse?

—¿Qué dibujas? —Jean tembló. — ¿Qué dibujas, Jean? ¿Me podrías decir?

—C--caras—su voz sonó más clara, y aun así la presión de su pecho no se iba.

Él dibuja caras, salían horribles. La primera vez que se lo mostró a su papá, el hombre observo el dibujo con una mirada de análisis para poder descifrar que rayos había dibujado.

—¿Son nubes? —su papá pregunto titubeante, Jean no había apreciado en ese momento que él había intentado ser amable, y no decirle que su dibujo era una porquería. Jean no lo había visto de esa forma, había pensado que el hombre se estaba burlando de él.

—¡ES UNA CARA! —Jean apretó los dientes. Se fue corriendo para esconderse debajo de la cama.

No notó la mirada de su papá de culpable.

—¿Quién te enseño a dibujar? —Armin se acercó despacio, y tomo su mano con cariño—un amigo o tu padre.

—Padre... Padre dibuja feo—Jean completó. Se llevó la mano libre a su ojo para fregarse las lágrimas— Moblit... Moblit me enseña a dibujar.

Su respiración parecía haberse calmado.

—Tienes que tomar la pluma así—Moblit le corrigió la mano con cariño, y le sonrió—y trata de sentarte mejor para que tu mano no duela.

Brillo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora