13-Amistad

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Jean suspiró mientras visualizaba el pueblo.

No había querido salir al pueblo, pero había pasado mucho tiempo lamentando su miserable existencia, que cuando se levantó mareado por el llanto, paso a tirar la botella de limpieza, y su papá solo le había dejado una botella...

Su castillo tenía que oler bien.

—¿No eres muy pequeño para estar solo? —la mujer le entregó la botella, Jean se mordió la lengua para no insultarla.

"Sé un buen niño"

—Estoy aprendiendo hacer las compras—Jean sonrió como había visto hacer a su padre. La mujer lo arrulló y toco su mejilla.

Si Jean no estuviera acostumbrado a su tía Hange... Le hubiera mordido el dedo.

—Tu madre debe estar muy orgullosa—la mujer le dio un trozo... De pan dulce, y Jean lo recibió con entusiasmo.

No le quedaba mucho que hacer en ese pueblo, él sabía que tenía que volver. Aunque viendo el sol, era particularmente tarde. No llegaría a tiempo y peor se toparía con la oscuridad, y con personas no amigables.

Jean había prometido ser un buen niño.

También había prometido mantenerse a salvo.

—Jean—se sobresaltó cuando su nombre fue pronunciado, se dio vuelta... Vio a Armin.

—... Armin ¿No? —Jean pregunto. Si bien recordaba su nombre quizás el niño le había mentido.

—No te volví a ver después de ese día.

Jean aspiró un poco de aire para calmarse. Quería tanto preguntar que quería el niño de él. Pero Jean tenía que recordar que en la superficie los niños no parecían tener dobles intenciones.

Al menos no la mayoría.

Él podía ver la gentilidad en los ojos inocente del niño...

Jean había aprendido con su familia que debía conocer primero antes que juzgar.

—Solo vengo aquí cuando necesitamos provisiones, vivo en... A las afueras del pueblo.

—¿Dónde están tus padres? —el chico preguntó con una sonrisa, aunque estaba jugueteando con sus manos. Jean podía ver que el chico estaba muy emocionado, pero también tímido. Y nervioso.

¿No tiene amigos?

—... Tuvieron que salir por su trabajo—Jean aportó a medias. —tengo que volver a casa.

—... No es... Oscuro—el chico miró al sol escondiéndose. —eres muy pequeño...

Jean apretó con más fuerza de la necesaria la botella. No debería sentirse ofendido, lo sabía, el chico no quería ser... Molesto, solo comentó algo que era fácil de ver.

Él había entendido, muy a su pesar que quizás crecería lento. Muy lento, según su pronóstico tendría un porte algo estándar. Quizás mediría como su papá.

Si bien, cuando recién estaba comprendiendo las cosas. Le había parecido genial tener un porte parecido a su padre...

Ahora viendo a su demás familia, el porte de papá era considerado bajo.

Jean sabía que aparentaba como 3 años. No 5 años. Recién sus costillas se habían dejado de notar.

—Tengo 5—Jean apartó la mirada—tú tampoco eres muy grande.

El chico abrió la boca sorprendido. Como si fuera increíble, Jean quería golpear a alguien. Porque si bien era pequeño el chico también lo era. Solo... era más largo y tenía extremidades que lo hacían ver más de 4 a 5.

Brillo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora