21.Hablar

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Jean sabía que se estaba comportando como un mocoso.

Escondido en la colina, donde Armin lo había traído durante los momentos que no estaban ocupados por buscar leña o conocer el pueblo. Abrazando sus piernas, porque sentía que si levantaba la vista todo sería peor.

Quería esconderse, hacerse pequeño, y que nadie lo lastimara.

Quería poder dejar de sentirse temeroso.

Quería poder sentirse mejor...

—Jean—La voz de Armin lo hizo sobresaltarse, pero no levanto la vista—¿Qué paso? ¿Te dijo algo la señora Carla?

Podía sentir a Armin con la voz agitada, como si hubiera corrido.

Se sentó a su lado

—... Dijo que, si mi papá me abandonaba, ella me cuidaría—Jean susurro, se negó a levantar la cabeza. Podía sentir la inseguridad de Armin.

—¿Y eso es malo? —Armin dijo con duda—¿Hay algo más, Jean?, ¿Estás molesto porque ella dijo eso? Estoy seguro de que ella no quiso decir que tu padre te abandonaría, solo te estaba haciendo sentir seguro...

—¡Ese es el maldito problema! —Jean grito. Levantando la cabeza de manera brusca haciendo que Armin retrocedió un poco, pero lo miró preocupado—¿¡Porque todos son amables!? ¿¡Porque todos quieren ayudar!? ¿¡Porque todos me miran con cariño!? No lo entiendo Armin, no entiendo nada. Nada de esto tiene sentido. ¡Todo lo que aprendí abajo, no me sirve aquí!

—Jean...—Armin susurro.

El rostro de Armin lucia preocupado, pero sobre todo lucia triste.

—¡No tengo mis recuerdos, he olvido cosas! Pero lo que, si estoy seguro, es que nadie me amaba abajo. ¡Todos me odiaban! ¡Todos me miraban con desprecio! No lo entiendo, no esperaba que nadie sea amable. Por qué ahora me quieren, que...—Jean bajo la voz, hipeando—¿Cuál es la diferencia?

Jean terminó respirando con fuerza, sintiendo de nuevo el comienzo de lo que había sentido ayer en la noche, pero Armin tomo su mano con cuidado, le dio un pequeño apretón, y froto su pulgar contra sus dedos. Le regalo una sonrisa amable, pero el chico tenía los ojos acuosos, y a punto de llorar.

—¿Qué-pasa...? ¿Qué pasa, si todo vuelve como antes? ¿Qué pasa si me acostumbro a una falsa tranquilidad? No puedo acostumbrarme a que las personas sean buenas, no debería... Yo debería ser cuidadoso, yo-yo. Toda esta tan mal...

—O todo está muy bien—Armin seco un poco sus lágrimas—nunca podre saber todo lo que pasaste, no soy muy sabio para darte un consejo, pero creo que solo deberías aceptarlo. Las cosas son diferentes y no puedes cambiarlo.

—No todo puede ser sencillo. —Jean negó.

—Tiene razón—Armin sonrió—Pero no todo es tan complicado. Somos niños, Jean, las cosas deberían ser sencillas, no digo que somos tontos. Solo digo que no deberías hundirte en tantos pensamientos negativos. La señora Carla es una buena mujer, mi abuelo es un buen hombre. Puede que en el pasado solo encontraste malas personas, es por eso por lo que piensas que solo existen personas con dobles intensiones, pero hay personas que simplemente son... Buenas.

Jean parpadea, mientras lágrimas goteaban de sus ojos.

¿Por qué en su mente parecía incrédulo a esa declaración?

Su vida hasta ahora era corta, solo había aprendido que se debía pelear con uñas y dientes, para conseguir algo de paz. Las personas tenían dobles intensiones. Y si Jean era sincero consigo mismo. A veces estaba agotado pensar que todos eran malos y crueles.

Pero también era tan complicado confiar en las personas.

—Estoy cansado Armin—Jean admitió miserablemente—No quiero salir lastimado.

—Lo sé—Armin le dio otro apretón—sé que aun te cuesta ver las verdaderas intenciones de las personas. Pero te voy a prometer que estaré ahí cuando te sientas en conflicto.

—Lo prometes—Jean musito. —¿Qué estarás ahí?

—Estaré ahí—Armin le sonrió con cariño—Te prometería que te protegería, pero los dos sabemos que probablemente que podrías golpear a un adulto si te lo propones—Jean soltó una risa acuosa. Quizás por las lágrimas.

—Yo... Gracias Armin—Jean miro sus manos entrelazadas.

Jean no pudo evitar sobresaltarse cuando Armin se acercó para darle un abrazo, el chico rubio lo sostuvo de manera cuidadosa y delicada como si él fuera lo más valioso y delicado que hubiera.

No pudo evitar que nuevas lágrimas se le escaparan de sus ojos.

No sabía si estaba llorando por lo de antes, o porque Armin lo abrazaba como si se fuera romper. Quizás era combinación de ambas cosas.

Solo sabía que seguiría el consejo de Armin.

No todo es tan complicado.


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Antes que me linchen porque el capítulo es muy corto, hay buena explicación... El otro es más largo, y voy a intentar publicarlo en un rato más o dentro de la semana. 

 Espero que les haya gustado, Les envio un abrazo.


Brillo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora