47.-Despertar.

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Pov Mikasa.

Sintiendo la calidez de la mano de Jean, pero también sus asperezas. Jean tiraba de ella hacia su habitación, habia intentando tirar para ver a sus padres, pero Jean tenía sujeta su mano con fuerza.

Mikasa se sintió asustada. Su padre siempre alegre y relajado, parecía nervioso cuando en la puerta no le respondieron.

—Salgamos—Jean abrió su ventada de su habitación y se paró en el marco para tenderle la mano—Vamos.

—Pero...Deberíamos pedirles permiso a mis padres... Está lloviendo y no tengo mis zapatos.

Mikasa se sobresaltó cuando un ruido se escuchó en la cocina. Su cuerpo se estremeció por el grito de su madre. Sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando la voz de otras personas se escuchó.

—Ve por la mocosa...

Su respiración se atoro en su garganta.

—¡Maldita sea! —La voz su amigo la hizo reaccionar—Mikasa. ¡Vamos! ¡Vamos! —Jean le tomo la mano, y la obligo saltar por ventana.

El suelo mojado toco sus pies, hizo una mueca al frio que se sentía.

Jean no habia sido gentil, mientras corrían por el bosque, tampoco se detuvieron cuando Mikasa tropezó varias veces.

Pero en ese momento Mikasa solo podía pensar en la sensación de horror que sentía cuando corrían por el bosque, lejos de su casa. Jean ni siquiera estaba utilizando el camino de la carretera, si no que estaban corriendo por varias direcciones.

—No...Nos vamos a perder. —Intento hablar. Su voz sonaba temblorosa.

—Mikasa, —Jean le hablo con dureza—Prefiero perderme, a que ellos sepan la ruta tan fácilmente. Tenemos que escondernos ¿Eres buena trepando?

Mikasa olfateo, cuando negó.

No era buena en ese tipo de juegos. Soltó un sollozo cuando sus rodillas dolieron, se habia caído varias veces, estaba sangrando. Jean dejo de mirar alrededor para observarla.

—Escondámonos detrás de los arbusto—Jean la llevo de la mano hasta una piedra para que se sentara—Mikasa...Tenemos que ser silencioso. Vamos no llores—Jean se puso de rodillas para tomar una de sus piernas, la que estaba sangrando—Pondré un trozo de tela—Jean murmuró mientras se sacaba un trozo de tela de su blusa.

—Jean—Las lágrimas le hacían imposible ver a Jean bien, —¿Mis padres estarán bien? —Ella pregunto.

El silencio de Jean le hizo sentir peor, podía sentir el pesimismo.

—No dejare que nada te pase —Jean apretó la tela en su pierna, haciendo un nudo—Recuerdas, somo familia—Jean intento sonreí. Pero podía notar sus ojos preocupados.

Mikasa quería mucha a Jean, era su primo. En palabras de su padre Jean era familia, casi hermanos. Mikasa siempre quiso tener hermanos. Incluso si venían por el día, pocas veces al mes, para ella era muy triste que se marchara.

La familia debía estar cercana ¿No?

Por lo que tener a Jean ahí, mientras la consolaba de manera más torpe que habia. Mikasa estaba agradecida de no estar sola.

—Mierda—Jean tomo de su mano la escondió en un arbusto, para poner su mano en su boca. La miro con desesperación—Por favor guarda silencio—Susurro cerca de su oído.

Los pasos se hicieron presente como también la maldiciones de los hombres. Mikasa estaba segura de que estaba temblando, su respiración era muy ruidosa, los encontrarían y todo serian su culpa.

Brillo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora