8-La verdad.

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Levi aún estaba pensando en los nuevos reclutas, todos parecían unos años más jóvenes que él, no mucho. Había hecho diferentes pruebas, incluso si parecían que se rendiría, ellos lo habían sorprendido, seguían peleando.

Parece que no se había equivocado.

Escogió bien.

—Entonces—Levi miró al mocoso que tenía de hijo, estaban en la sala de experimentos de Hange, porque a la mierda que iba a dejar a su bastardo solo con esa lunática—¿No son malas personas?

—No, ¿Por qué? —Levi se acercó hasta la mesa que estaba Jean, Moblit le había dado unas hojas para rayara hasta que empezaran las pruebas.

—... ¿Qué hacen aquí? —Levi suspiró, quizás podía empezar a explicarle al mocoso de su trabajo. Quizás así no sería tan malo la noticia que tenía que marcharse por dos semanas.

—Reconoces este uniforme—Levi se apuntó así mismo, Jean hizo una mueca y negó. —soy un explorador, alguien que va afuera de los muros y averigua por esas cosas afuera.

—... ¿Los titanes? De lo que habla la tía Hange—Levi asintió—... Dijo que se comían a la gente... ¿No te da miedo? —Levi aspiró para intentar responder sin que tuviera que traumar al mocoso.

¿Si tenía miedo?

Claro que tenía miedo, perdió a su familia cuando fue afuera, vio la masacre por los titanes. Claro que había tenido miedo. Pero después de eso solo había tenido una rabia profunda en su interior que lo hacía matar a esas cosas.

—... Mataron a personas que... Quería mucho, —admitio Levi. Quería mentirle al mocoso, pero no tenía sentido mentirle a alguien que había vivido parte de la miseria de la humanidad—el miedo no se va, solo se camufla con tus otras emociones.

—... ¿Estas murallas que nos rodean, nos separa de los titanes? —Levi asintió, Jean miró sus manos—entonces... ¿Por qué no quedarse adentro, y estar seguro? ¿Por qué tienes que ser tú él que vaya?

Levi sonrió con algo de acidez quizás en su tiempo no se lo había preguntado. Simplemente lo aceptó, pero viendo que tenía un mocoso a que cuidar... Tenía una motivación para volver con vida. Tenía alguien que lloraría si moría.

Y no quería que su pequeño llorara por su culpa.

—Es mi trabajo, es por lo que me pagan, y es porque sigo el sueño de Erwin.

—... Te vas a ir...

Levi miró a Jean a los ojos, el mocoso era brillante, él sabía que lo descubriría por sí solo. Se odiaba ahora porque lo haría llorar. El niño ya tenía lágrimas en sus ojos, parecía cada vez verse más miserable.

Levi quería endulzarlo, decirle que no sería mucho tiempo, que el tiempo pasaría volando y volvería a su lado. Quería mentirle, decirle que ni siquiera lo notaría.

Pero no era así.

Levi lo iba a extrañar ese tiempo que estuviera afuera, tanto como lo haría Jean.

—La vida nunca es fácil para nosotros—Jean asintió—volveré, lo sabes. Estás atrapado conmigo. Te guste o no—Levi acarició el pelo de Jean, el niño no se estremeció, sino que se acercó a su mano—tengo que hacer lo que se supone que soy el mejor. Eso es matar los titanes o atraparlos para que la cuatro ojos le haga pruebas.

—Puedo... Puedo ir contigo—Jean musitó aun llorando. Levi se le rompió un poco su corazón al saber que eso era imposible.

Pero...

Un miedo horrendo se le pasó por todo su cuerpo. Su mocoso afuera y titanes, sin poder defenderse... Siendo comido como fueron Isabel y Furlan.

Intentó que su mirada no se le notara el miedo. Él... Simplemente no podía dejar que ese mocoso vaya afuera, incluso si ahora solo era un crío y era prohibido... No quería que Jean fuera afuera.

—... Los niños pequeños no pueden ir—Jean iba a refutar—no se trata de que no tengas miedo, se trata de que eres un niño. Y no quiero que vayas, te puedes lastimar.

—... Pero tú vas—Jean se quejó—me vas a dejar solo, y te vas a ir y... Yo seré el que se quede ahí, si voy. Yo también puedo protegerte, si estamos juntos entonces podemos protegernos.

Levi se quedó analizando esas palabras. Levi podía hacer muchas cosas, podía decir palabras para lastimar a Jean, para que no pensara que tenía que protegerlo. Para que solo piense en él. Podía ser un bastardo para que Jean no lo amara, y no decidiera salir fuera de los muros.

Podía tomar tantas decisiones como actuar en este momento, podía herir los sentimientos de un niño pequeño y ser un bastardo.

Solo puedo tomar la decisión que menos me arrepienta.

No quiero que me odie, no quiero que piense que no lo amo.

—Puedo detenerte ahora, porque no quiero que salgas herido, también porque no te van a dejar ir—Jean se secó las lágrimas enojado, aunque aún seguían saliendo—pero no puedo impedir que vayas cuando seas mayor... Quiero protegerte porque te amo, afuera no hay misericordia, no hay tiempo para llorar. La vida es una mierda por los titanes. Por lo tanto, quiero que me prometas si decides ir conmigo afuera, será bajo mis órdenes como capitán. Quiero que vivas.

—Lo prometo—Jean asintió titubeante—¿Se van todos?

—... Sí, serán 2 semanas primero, veremos cómo se comportan los de mi nuevo escuadrón. Las misiones pueden durar 2 meses a menos, nunca vamos en invierno, así que estaré ese tiempo contigo entrenándote.

—¿Entrenándome? —Levi asintió—... ¿Dolerá?...

—Buscaré ayuda—Levi admitió viendo hacia la puerta—solo conocemos el dolor, por lo que mis enseñanzas no pueden... Ser las mismas que conociste en tu infancia. Tengo que ser mejor que eso. Por ti.

Levi notó como Jean se había subido a la mesa para llegar a él, Jean lo estaba abrazando mientras aun lloraba. Si Levi hubiera sido el hombre que recién recibió a Jean hubiera encontrado eso asqueroso. Ahora solo le daba sentimiento, no poder ayudar con la pena del niño. Abrazó a Jean mientras aun lloraba. No quería hacerlo llorar, pero sabía que lo iba a terminar haciendo.

—Tienes que volver—Jean estaba hablando en su cuello. —O estaré muy enojado.

—Tienes que mantenerte vivo cuando vuelva—Levi sonrió mientras tocaba el pelo del niño—come todos los días, sé inteligente y raciona la comida—Jean asintió —si alguien intenta lastimarte o llevarte tienes mi permiso para apuñalarlo. —Jean volvió asentir, pero soltó una risa pequeña—solo puedes robar si es necesario. No queremos a Erwin en nuestros traseros verdad—Jean negó—abrígate. Limpia este lugar, estudia y diviértete.

—Cuídate, tienes que comer también, y tienes que ser más amable con la tía Hange—Levi se rio. —hablo en serio.

—Si estamos pidiendo cosas imposibles —Levi se apartó y secó las lágrimas de su pequeño—tienes que dejar de ser tan gruñón.

—Tú también eres gruñón—Jean se quejó—bien no seas amable con la tía Hange... Solo cuídate, tienes que mantenerte vivo... Vuelve a mí.

—Niño tonto—Levi sonrió, y tomó las mejillas de su bastardo y apretó un poco, el chico se quejó—a donde más iría.

Jean volvió a lanzarse hacia adelante para darle un abrazo con más fuerza.

Levi tenía que volver, no era su primera vez que salía al exterior, pero si era la primera vez que tenía que volver porque alguien lo iba a extrañar. No le podía hacer eso al niño.

No cuando se lo había prometido.

No cuando él también quería volver.

Brillo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora