| sacrificio |

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El dolor es un sentimiento en cual no puedes describir con palabras. Usualmente las personas expresan su dolor con gritos, sollozos, gestos, hasta el mismo silencio grita el sufrimiento por el cual pasa esa pobre persona. Pero ¿alguna vez habían visto a una chica fuerte pasar por todas esas etapas? Alexandra intentaba aguantar el pánico y el dolor por el que estaba atravesando, rezaba con salir de ahí o en todo caso morir sabiendo que jamás dijo ni una palabra para poner en peligro a su grupo.

- eres una chica obstinada, Alexandra. - dijo el gobernador casi en susurro cerca del oído. - aguantas hasta la cosa más dolorosa solo por proteger a un grupo de idiotas que tal vez no harían lo mismo por ti.

- somos una familia. - pronunció la castaña quien solo poseía un hilo de voz. - algo que tú jamás tendrás por ser un monstruo.

- dime en donde están o... - el miedo se apoderó de Grenne al escuchar la cremallera de su pantalón. La agarró del cabello con violencia y pegó su pecho a la mesa. - haré una cosa que no te va a gustar.

Dispuesta a pagar ese precio se quedó callada, solo cerró los ojos y se entregó al destino, solo rogaba con que los chicos la perdonaran. Debían comprender que todo lo que hizo, todo lo que tuvo que soportar fue para que no estuvieran en peligro.

Se despedía de su padre Hershel Grenne como si ya estuviera decretado su final.

- jefe, una de las rehenes quiere hablar a cambio de la liberación de su hermana. - Alexandra abrió los ojos asustada y con esfuerzo trató de mirar a la dirección en donde se encontraba Maggie.

- No, no, no, Maggie, no lo hagas. - rogó con desesperación, su hermana en cambio estaba destrozada por el estado en el que se encontraba la de ojos miel. - estaré bien. No digas nada.

- cállate. - ordenó el hombre a cargo. - es mejor que empieces a hablar o la mataré.

Sujetó la cabellera castaña de Alexandra y con un cuchillo amenazó con cortar el cuello de esta. Algo que rompió a la otra Grenne y soltó todo lo que ellos querían saber, ganando más tiempo para que los salven.

Daryl.

Estaba muriéndome del estrés, Alexandra, Maggie y Glenn aún no regresaban con la fórmula de la pequeña Judith, además de que estaba preocupado por el estado de Alexa, no sabía como se había ido, si había terminado de comer o si durmió lo bastante para sobrevivir en un día soleado. Ni siquiera supe hasta unas horas después que ella se había ido junto con su hermana y Rhee, me encontraba sentado en el patio esperando a que la camioneta llegara y así poder ir con ella y abrazarla para después pedirle perdón.

Cuando sentí una mano tocar mi hombro, giré mi cabeza para ver quien era y al ver a Rick todo se volvió tenso, él y yo aún estábamos algo molestos. Y es mi culpa.

- necesito que vengas. Es urgente. - pidió serio, sabía que era algo malo. Asentí con una sonrisa triste, miré por última vez la puerta por donde Alexandra salió y me levanté para dirigirme a donde Rick me estaba esperando.

Al llegar me percaté de que alguien nuevo estaba con nosotros, una mujer, su nombre realmente no me importaba en lo absoluto pero el que esté aquí junto con Hershel y Rick me hace cuestionar el por qué de su presencia.

- ¿quien es ella? - pregunté.

- eso no es lo que importa. - respondió Rick mientras se acercaba a la morena. - ¿como supiste nuestra ubicación y por qué llevabas unas latas de formula?

- el chico coreano y las dos chicas bonitas mencionaron la prisión, no estaba lejos de donde yo estaba. - contestó la misteriosa mujer.

- ¿fueron atacados? - volví a preguntar.

- secuestrados, diría yo. - dijo para después tomarse unos segundos de silencio.

- ¿por quien? - ella no dijo nada, Rick con violencia apretó la herida de la morena y esta se levantó con agresividad lo cual ocasionó que le apuntara con mi ballesta.

- te hizo una jodida pregunta, ¿tiene que ver con el disparo en tu pierna? - me miró con odio y rabia. - ¿donde están?

- vayan y busquenlos ustedes mismos. - masculló.

Grimes con cautela me pide que baje el arma y nuevamente se acerca con cuidado a la mujer.

- estas aquí por algo. - ella lo mira unos segundos y saca un suspiro dándose por vencida.

- hay un pueblo cerca de aquí, Woodbury, con casi setenta y cinco personas viviendo ahí bajo en mandato de quien se dice llamar "El Gobernador". - confesó mientras nos miraba. - puede que los hayan llevado allá.

- Él es Hershel, padre de las dos chicas. Te curará y te dará de comer. - Rick con la mirada me indicó que lo siguiera.

Y ahí es donde se dio inicio al peor día de nuestras vidas.

【...】

La hermosa hermana de Maggie Grenne luchaba con no cerrar sus ojos conforme el coreano Glenn Rhee sostenía su cabeza que posaba en las piernas de su pareja. Lloraba al pensar que perdería a quien consideraba su mejor amiga, Alexandra respiraba con agitación mientras agonizaba por el dolor causado después de varias torturas hechas en un solo día, aunque para ella se sintieran como años.

Quería seguir viviendo, quería ver a la bebé crecer al igual que ver a Carl convertirse en alguien mayor, tenia que sobrevivir para volver a ver a Rick, quien se volvió fundamental para su vida pero su deseo más grande era reencontrarse con el amor de su vida, Daryl Dixon. Anhelaba ver aquel rostro serio y neurótico sonreír, besarle y decirle cuanto lo amaba. Ella quería hacer su vida junto con él, por que aquel hermoso milagro que vivía dentro de ella ya había muerto, tenía que continuar y darse a la idea que no es un mundo para tener hijos. Había perdido aquella esperanza.

- tengo sueño... - repetía entre susurros una de las castañas.

- no, no te puedes dormir. - le rogaba su hermana mayor. - por favor no lo hagas.

Alexandra asintió con dolor y se forzó a misma a no caer en los brazos de morfeo. Tenía que aferrarse a seguir viviendo.

Scary Love | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora