| no soy una buena persona |

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Mi cabeza caía por el cansancio, Daryl aún no despertaba después de la estupidez de Andrea y siendo honesta quería asesinarla, era una terca total. Como sea, lo que quería era que él despertara aunque solo sea unos leves segundos para comprobar que estuviera vivo. Uno en estas situaciones del apocalipsis ya no puede confiar en lo que la vida decida, un día puedes estar feliz y al otro podrías estar sepultado bajo tierra.

El sonido de la puerta abriéndose me despertó, era Hershel con aguja e hilo en mano, sabía que Dale le había dicho sobre mi herida. Suspiré y me alcé la playera.

- ¿no planeabas decirme? - preguntó mientras acercaba una silla para poder tomar asiento frente a mi.

- no por el momento. - respondí, Hershel quitó mi ensangrentada gasa y pude observar como la mitad de mi cicatriz se había abierto. - tendré más cuidado a la próxima, es solo que...

- te preocupaste por este hombre. - dijo y yo solo asentí. - ¿Sabes? Te pareces mucho a mi esposa cuando era jóven.

- ¿usted cree? - ahora él asintió.

- yo solía ser alguien que se lastimaba mucho por mi trabajo cuidando y curando animales de granja. - rió un poco. - ella siempre estaba conmigo cuando un caballo lograba patearme o si un cerdo lastimaba mis rodillas. No importaba lo que fuera, mi esposa siempre estaba ahí.

- su señora debió ser una excelente persona. - Hershel me vio por unos instantes y sonrió.

- tu alma es idéntica a la de ella. - miró a Daryl. - él despertará, no es nada grave, deberías descansar.

- tal vez lo haga cuando Daryl despierte, Señor Hershel. - dije mirando al nombrado que seguía dormido.

Hershel asintió y terminó de coser, me echó una última mirada y con un suspiro de nostalgia salió de la habitación. Yo tomaba la mano de Daryl, estaba cálida, por primera vez desde que nos conocimos sentí esa calidez que a lo mejor él buscaba en mis manos.

- deberías hacerle caso al anciano. - escuché su voz haciéndome dar un sobresalto. Puse mi palma en mi pecho simulando como si me hubiera asustado (lo cuál hizo).

- un día de estos harás que me dé un infarto, Dixon. - me quejé. - ¿Cómo te sientes?

- hay días mejores que este. - contestó. - ¿quien fue el genio que me disparó?

- Andrea. - respondí sin pensarlo. Daryl la maldijo todo lo que pudo y acomodó el cojín que estaba en su cabeza soltando de paso mi mano.

Yo solamente observaba.

- ¿por qué me miras tanto? - cuestionó.

- Daryl, aún no respondes mi pregunta de la iglesia. - mencioné con seriedad.

- no tengo una respuesta clara, Alexandra. - soltó como si no fuera de gran importancia. - ya te dije, solo quiero protegerte.

- esa respuesta no me basta, Daryl.

- ¿y que respuesta quieres, eh? ¿Que sostengo tus manos por que te amo? ¿que caí rendido a tus pies desde el primer puto día en el que vi tus malditos ojos? ¡pues no, Alexa! Esas son puras tonterías. - bajé la mirada, de nuevo una daga se clavó en mi corazón.

- si te soy honesta, sí, quería ese tipo de respuestas por yo sí estoy llegando a amarte, Daryl. - sentí como su cuerpo se giró hacia mi dirección, volví a dirigir mi mirada a él y con lágrimas amenazando con salir me levanté de mi asiento pero Dixon me detuvo sosteniendo nuevamente mi mano. - soy patética ¿no es así? ¿Cómo puedo enamorarme de alguien que acabo de conocer?

Scary Love | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora