| tratando lo imposible |

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Rick.

Escuchaba los gritos de dolor de Alexandra, Hershel trataba de sacar los residuos de bala que estaban dentro de ella sin anestesia. Alexa aceptó con las pocas energías que tenía así que el señor Grenne continuó. No le prometió que no le iba a doler, más bien, fue honesto y le dijo que sería lo contrario, y que sería inaguantable.

Lori, Dale y T-Dog llegaron junto con mi pequeño Carl que exigió venir para ver a su ahora mejor amiga. Al verla en ese estado se asustó, jamás había visto a Alexandra tan pálida y sin vida, al igual que nunca la había escuchado gritar de ese modo, que hasta a mi me dolía el corazón.

- ¿donde está Daryl? - le pregunté a mi esposa.

- es mejor que se quede donde está, cariño. - me respondió. - él no es bueno para ella.

- ¿que tal si Alexa quiere verlo cuando se recupere? - Lori me vio sin respuesta alguna, ambos sabíamos que no podíamos tratarla como nuestra hija por que no lo era. Pero nuestro cariño que se ganó es más grande que una relación biológica.

- pues no tendré otra opción más que decirle a Daryl que quiere verlo. - suspiró derrotada al ver que no había otra opción.

Nos levantamos de nuestros asientos al ver que Hershel había abierto por fin la puerta.

- está débil. Posiblemente no sobreviva la noche si no tengo los instrumentos necesarios para operarla. - informó.

- los tendrá, Hershel. - dije. - Shein y su hombre Otis vendrán con eso y la salvará.

- bien... una cosa más, la chica quiere ver a alguien, creo que su nombre era... Daryl. - Lori y yo nos miramos y asentimos.

- ¿Crees que él quiera venir? - me preguntó.

- presiento que no, Lori. - suspiré.

Entré a la habitación en donde ella se encontraba y acaricié sin sentarme su frente que sudaba por el esfuerzo de estar consiente.

- ¿don... donde esta Daryl? - cuestionó entre jadeos.

- ya está en camino, Alexa. Sigue buscando a la pequeña Sofia. - respondí.

- esta bien... - sonrió levemente. - no creo que le importe de igual manera...

Una lágrima cayó de su mejilla y mi corazón se partió. Se había enamorado de Dixon, pero él posiblemente no. A los pocos segundos cayó dormida y salí de la habitación para ir al patio donde con esperanza vigilaba si Otis y Shein llegaban con los utensilios necesarios.

Daryl.

Alexandra probablemente se encontraba luchando por su vida, o tal vez ya había fallecido, no lo sabía exactamente por qué me había prohibido a mi mismo ir a verla.

Si iba posiblemente mis sentimientos hacia ella crecerían y no iba a soportar estar sin ella un segundo, aunque ya esté viviendo la segunda fase. Algo que estaba irritandome, suprimí mis insaciables ganas de observarla tratando de encontrar a Sofia.

Esa búsqueda me mantenía distraído y no me hacia pensar en Alexa de vez en cuando.

- Oye Daryl, te vienen a buscar. - me informó Glenn. Yo volteé para observar a una chica encima de un caballo.

- ya dije que no iré a verla. - dije. - dile a T-Dog que no funcionará.

- el que me mandó fue Rick Grimes. - habló. - te quiere ver en la casa en este instante.

- ¿acaso eres una tipo mensajera o eres la voz que habla por Rick Grimes? - pregunté molesto.

- me da igual el como me veas. Rick te quiere ver ahora, es por la chica, Alexandra. - mi semblante cambió, esperaba lo peor.

- ¿ella... ella ha muerto? - volví a preguntar pero esta vez con miedo en mi tono de voz.

- posiblemente lo haga, pero ella quiere verte. ¿Subirás o te quedas? - monté el caballo justo detrás de ella.

Alexandra.

Dolía como si miles de caminantes me mordieran, mis gritos ahogados de dolor estremecían a quienes estaban dentro de la habitación mientras me miraban con lastima. Una chica rubia presenciaba con horror la escena en donde un señor sacaba con cuidado restos de bala de mi cuerpo.

Tan fuerte era el dolor que me sostenía con firmeza de las sábanas arrugandolas en el proceso, me sentía deshidratada por tanto sudor que producía mi cuerpo ante tal esfuerzo. Recuerdo haberme desmayado en un par de ocasiones pero cuando despertaba él seguía hurgando en mi interior, causando un inmenso trauma que tal vez jamás olvide.

Cuando por fin dejó sus pinzas en una mesa pude respirar como podía, mi vista era borrosa y mi sentido auditivo era de una pésima calidad. Solo escuchaba distorsión y murmullos aunque sabía que ellos hablaban con normalidad.

Miré débil la puerta esperando al hombre al que más quería ver, no me importaba en ese instante las palabras antes dichas en la iglesia, solo deseaba verlo para sentirme fuerte y tal vez darme otra razón por la cual luchar por mi vida.

Quería rendirme, ya no quería seguir sintiendo como algo de metal se hundía en mi piel y órganos. Solo quería acabar con este sufrimiento. Pero todo cambió cuando la puerta se abrió de golpe mostrando a una persona acercándose a mi, no podía verlo ya que poco a poco mi cuerpo caía en brazos de morfeo.

Y así fue.

Daryl.

Entré a la habitación aunque me hayan dicho que ella necesitaba descansar ante tal pérdida de la poca energía que tenía. Al ver una cama llena de sangre me paralicé por un momento al imaginar su agonía, sus gritos que pude escuchar al llegar a la casa resonaban en mi cabeza dejándome estupefacto.

Alexa luchaba por vivir, pero no sabía por cuánto tiempo ella aguantaría. Me acerqué ya que ella aún tenía los ojos abiertos, me puse en cuclillas y tomé su mano con delicadeza notando que estaba fría, ya no contenía esa calidez que apreciaba y me hacía sentir cómodo.

Al verle el rostro de nuevo me percaté de que ya no estaba despierta, posiblemente se había desmayado o tanto era su cansancio que terminó por quedarse dormida. Temía por qué no volviera a abrir esos lindos ojos que me atraparon el primer día que la conocí.

- lo siento. - susurré. - solo tengo miedo de lastimarte. No... no soy un buen hombre, tu mereces a alguien que no te diga "fácil" para cuidar su imagen.

Suspiré y deposité un beso en su mano ensangrentada.

- pero estaré aquí cuando te recuperes, por que vivirás, no tienes otra opción. - así me levanté y salí de la habitación ganando la mirada de todos.

Me fui lejos para pensar todo, para sacar el terror que invadía mi cuerpo, la rabia consumía mi mente al culparme, si tan solo hubiera sido honesto con ella tal vez no haya ido con Rick y se hubiera quedado conmigo.

Me senté derrotado en una parte de la granja y de repente sentí una mano pasando por mi hombro, ni siquiera quise saber quien era.

- ella estará bien. - escuché.

- eso me lo han dicho varias veces, estoy perdiendo la esperanza. - respondí sin un poco de esperanza.

- Mi padre la va a operar y ella va a sobrevivir. - dijo aquella voz femenina. - ten fé.

Cuando terminó nuestra leve plática se fue, giré un poco mi cabeza para ver con quien había tenido aquella pequeña charla y solo vi una cabellera rubia.

Scary Love | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora