| queremos vivir |

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De la nada la puerta por donde nos adentramos a este punto se cerró, todos nos asustamos pero no tanto como yo al ver la tranquilidad del Edwin Jenner ante la situación. Tras confesarnos que el lugar iba estallar en menos de media hora.

- ¿que hiciste? - Reclamé mientras Daryl fue a intentar abrir aquella pesada compuerta. - ¿que planeas hacer?

- es lo mejor para todos, niña. - dijo sentándose en una silla que estaba cerca de él. - no tenemos esperanza a sobrevivir a este apocalipsis, no hay cura, lo he intentado pero no hay nada. Ni un solo resultado. Como dije, no hay esperanza para nosotros.

Me acerqué a Rick asustada al igual que Lori y Carl, Carol abrazaba a Sofia y todos se encontraban estupefactos.

- mientes. - habló Rick.

- ¿qué? - preguntó Jenner confundido.

- mientes sobre de no haber una esperanza. - continuó Grimes. - si fuera así, hubieras tomado el camino fácil, dejar el paciente con los demás y encerrarte aquí para sobrevivir tú solo, sin intentar hallar algo que cure a la humanidad. No lo hiciste, elegiste el camino difícil, ¿por qué?

- eso realmente no importa, Rick. - Daryl agarró un hacha y comenzó a golpear la puerta pero era imposible.

- claro que importa, Edwin. - contestó. - siempre importa. Tú te quedaste cuando otro decidieron correr, ¿por qué?

- no fue por que yo quisiera quedarme, aquí, solo, vivo. Sino que le hice una promesa. - Jenner se levantó de su asiento. - a ella. A mi esposa.

Lori y yo nos miramos sorprendidas.

- ¿el... sujeto de prueba dieciséis era... tu esposa? - pregunté aterrada.

- así es. - respondió. - ella fue quien me rogó con que continuara tan lejos como pudiera. ¿Cómo podría decirle a mi esposa que no?

Hachazos se escuchaban en toda la habitación, pero el silencio era más ensordecedor. Carl sujetó con miedo mi mano, estaba temblando.

- se estaba muriendo, Rick. - prosiguió. - debí haber sido yo quien estuviera postrado en esa camilla gracias a la mordida, no le hubiera importado a nadie, pero ella, ella era una prodigio en la zona, ella si fue una gran perdida para la humanidad. Demonios, ella dirigía el maldito lugar, yo apenas comencé a trabajar aquí, ¡en nuestro campo mi esposa era como Albert Einstein! Y yo... yo solo soy un patético Edwin Jenner.

- por favor, Doctor Edwin. - rogué. - todos tenemos una oportunidad, al menos una segunda en esta situación. Queremos seguir viviendo hasta donde podamos, por favor, se lo pido, déjenos ir.

Edwin miró a Rick. Y se alejó de nosotros.

- te dije que la puerta frontal ya no la podía abrir, Rick. Desde ahora estarán por su cuenta. - se abrió la puerta y todos comenzaron a correr.

- Alexa! Vamos! - vino por mi Daryl ya que seguía parada viendo a Jenner, él no tenía intenciones de venir con nosotros.

Dixon agarró mi mano y me arrastró, solo pude ver como el doctor le susurró algo en el oído a Rick que lo dejó estupefacto.

Andrea y una mujer más se quedaron a morir, yo no pude elegir, me vi obligada a correr con Daryl quien literalmente ya había decidido por mí.

- te esperaré, recogé todo lo que puedas. - asentí y le hice caso.

No me di el tiempo de pensar que llevarme y que no, solo agarré cuanto pude y lo metí hecho bola a mi mochila, salí de la habitación y Daryl ya estaba listo. Sujetó nuevamente mi mano y corrimos a la sala de espera para tratar con desespero para salir de ahí.

Todos tratamos de romper el cristal pero no dio resultado entonces recordé la granada que Rick me había quitado días atrás.

- Rick! Lanza la granada! - grité, los ojos del nombrado brillaron y la sacó de su mochila. Me miró unos segundos. - ¡Todos abajo!

Todos hicieron caso, Daryl me protegió abrazando mi cabeza y Grimes quitó el seguro de la granada para después lanzarla al cristal que se rompió al instante tras la explosión.

Sonreí al ver que había funcionado y salimos de aquel lugar para resguardarnos bajo una pila de costales ya que pocos minutos después la CDCE estalló. Me alegré ver a Andrea entre nosotros también, parece que cambió de opinión al querer morir.

Al asegurarnos de que todo haya acabado la tensión de nuestros cuerpos se fue, aunque la desilusión al saber que no hay cura perseguía nuestros corazones.

- déjame verte, Alexa. - pidió Daryl y yo cedí. Este al cerciorarse de que no tuviera alguna herida grave suspiró aliviado. - gracias por dejarme protegerte.

- no tuve otra opción, Daryl. Eres alguien terco. - golpeé suavemente con mi puño su hombro y me dirigí a donde Lori, Carl y Rick quienes me recibieron con los brazos extendidos.

Tuve una segunda oportunidad para morir pero ¿quien querría eso cuando tienes a unas personas increíbles a tu lado?

Ese día me prometí a mi misma volverme fuerte para vivir por mucho tiempo más. Y así sería.

Scary Love | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora