Capítulo 31.

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                 Alpha Ikender

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                 Alpha Ikender.

                  •Brillante sol•

Su nombre era Neitash, brillaba por cada centímetro de su piel. Recién había sido transformada en vampiro. Nunca la conocí en su cuerpo humano, con alma, con ternura. Todo aquello se borró cuando la sangre del convertirdor pasó por su interior.

Sus ojos cafés, cabello negro y silueta despampanante me hizo enamorarme perdidamente de mi tua. Tan cegado en anhelo me encontraba, que no fui capaz de notar el aura oscura que traspasaba su corazón de roca.

Melina Delvesgil, pertenecía a una familia adinerada de Londres. La familia solía convertir a un niño cada trescientos años, para mantener la sangre entre los monarcas.  En ese entonces me encontraba al norte de Francia, disfrutando de mi amor con Neitash, era de las únicas sombras con un historial impecable, mi guardia jamás había sido quebrantada. No podía rehusarme, en ese entonces no contaba con el capital humano del cual soy dueño ahora, incluso las monedas y joyas vampirícas que se usaban como pagos, me eran limitadas. Quería darle a mi alma lo mejor del mundo, las mejores pieles, las mejores alajas, la más exquisita concentración de sangre humana y animal que pudiese experimentar. No todos los vampiros cazaban su comida, teníamos personal para ello, quienes vendían las botellas tal cual vino de alcurnia. Las donantes y servidoras de noche estaban apartadas para los líderes de los clanes. Por lo cual, si deseabas beber directamente del cuello de un humano, el crimen en su mundo, estaría manchado con tus manos.

Para mí, quitarle la existencia a una persona no me llenaba los colmillos de orgullo, al contrario, me parecía aberrante considerando que una vez fui uno.

—¿Qué tanto piensas?— Sonrío de lado. Mi sol se ha despertado. Debí hablar cansado indudablemente por la noche.

— Cosas del pasado. Que aperitiva te ves recién despierta— abrió sus ojos con sorpresa dándome la espalda.

—¡Oh ni se te ocurra tomarme nuevamente! Ni siquiera puedo caminar al baño sin quejarme— reí para mis adentros.  Mi emoción por encontrarla me hacía vagar en qué ella era humana.

— ¿Ahora me contarás un poco de ti? Llevas evadiendo mis preguntas desde que llegamos a Alemania. Ni siquiera he visto a mis padres. Tengo que contarles— Impedí que se pusiera de pie colocándola debajo de mi cuerpo. La sábana que cubría su desnudez terminó por debajo de su ombligo, invitando a que jugará un poco con sus senos.

—Rosel. ¿Me contarás por qué me llamaste Neitash la primera vez que hicimos el amor? ¿O no? Porque cualquiera te hubiera dado una patada en el culo por haberme confundido con tu ex— Adoro cuando se enoja. De hecho adoro todo de ella. Su piel blanca y tan sensible, sus ojos azules, sus labios rosados. Aunque lo que más me gusta de ella es sentir como me aprieta.

ALPHA IKENDER +21©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora