Capítulo 9

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“Somos estrellas brillantes en un infinito de oscuridad”

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“Somos estrellas brillantes en un infinito de oscuridad”.

Su seriedad, su miedo, cada rasgo que ella podía tener era hasta cierto punto impredecible. Había sufrido demasiado, pero era poseedora de una fuerza interna increíble.

Yacía dormida sobre el sofá, después de comer y ver un poco el televisor, no me atreví a indagar aún más sobre su vida. La había encontrado a pesar de todos estos años, peleé en tantas guerras, vi a la muerte acariciarme el cabello, teñir de rojo el alma de personas que amaba. Y ni aún así, llegué a tener tanto miedo como el que siento ahora.

Es dulce, tierna y delicada, su olor me vuelve loco, Hagret jamás pensó que esto pasaría, sin embargo fue el único que no desistió de esa pequeña chispa de esperanza. Sabía que mi madre Luna me había enviado un regalo al curar sus heridas, al estabilizarla.

—Ikender—me pongo de pie y camino hacia la puerta. Matías me llamó en voz baja tratando de no despertar a Eider.

—Sé que todo esto pasó de repente y es increíble, pero tenemos asuntos muy importantes que atender— Asentí con la cabeza cruzándome de brazos.

—Vamos a mi despacho.

La puesta de sol estaba en su punto, me detuve unos segundos frente a un gran ventanal que iluminaba todo el corredor. Respiré profundo e hice lo que en mucho tiempo no hacía.

Sonreí…

—La Reunión con el Alpha Christopher es en unos meses, para entonces el asunto con los terrenos tiene que estar resuelto.

—Y me imagino que el estúpido juego de convivencia al cuál nos metiste a todos, también debe ser en estás flechas, ¿o me equivoco?

Me senté y tomé un trago a mi copa de vino, sin duda alguna eran demasiadas cosas que preparar en muy poco tiempo. Después de cinco años desde la pelea con ese vampiro, hemos vivido en paz y es nuestro deber seguir así.

—Arregla todo lo que tengas que hacer con Lorein, aún tengo que cuidar de Eider. ¿No han encontrado rastro de ese hombre?—Matías negó con la cabeza. Me estaba desesperando, deseaba tener a los hombres que le hicieron esto a mi pequeña. Yo mismo me encargaría de torturarlos.

—No sabemos por qué huyeron, de lo único que estoy seguro es que no fue por gusto. Es muy probable que temieran el que ella alertase a sus autoridades.

—¿Aumentaste la vigilancia en los límites? Esos nómadas pueden no estar solos. Me sorprende que hayan sido dos, por lo normal se matan entre si por las presas.

—No tenemos idea. Los lobos y la manada ya están al tanto de todo— Asentí con la cabeza. Muy pronto la presentaría ante todos.

—Ve  a descansar, bajaré con Eider a cenar en unas horas.

—Me alegro que hayas encontrando a tu Mate Iken— sonreí de lado pensando de nuevo en esa chiquilla. No obstante no se me pasó de lado el tono nostálgico de sus palabras.

ALPHA IKENDER +21©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora