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Lo ve todo a cámara lenta.

Cómo la expresión sonriente de su madre cambia a una de un odio profundo que nunca ha visto en ella, que se ve antinatural, cuando Katsuki entra dentro de la habitación del hospital.

—¿Quién es este? —escupe con asco y Katsuki frunce el seño.

—Este, señora Midoriya, tiene nombre. Soy Katsuki Bakugou, el novio de su hijo —rodea la cintura de Izuku y el peliverde se ruboriza.

—¿Novio? ¿D-De qué está hablando este chico, cielo? —Inko observa urgentemente el rostro de su hijo buscando una respuesta razonable.

—No hay mucho que decir sobre eso —Izuku entrecierra los ojos confundido por el actuar de su madre —Nos gustamos y empezamos a salir.

Inko se incorpora, riendo casi que como una loca. Se lleva una mano temblorosa  a la cabeza y tira de su cabello verdoso con fuerza. Izuku da un paso atrás demasiado asustado de la reacción de la mayor, mientras que Katsuki aprieta su agarre y lo acerca más a su cuerpo. Inko los mira notando sus reacciones y el cómo el rubio ceniza esconde a su hijo de ella.

—¿Un novio? ¿Mi bebé trajo un novio? —aprieta los dientes sin dar crédito.

—¿Señora..?

—¡Cállate! —espeta señalándolo con una expresión de auténtica furia. Se levanta de la cama con dificultad y da unos pequeños pasos hacia ellos —Izuku, cielo, ¿Qué demonios estás haciendo? Sabes bien que el mundo lo único que hace es separarnos, ¿Y tú te consigues un estúpido novio? Tu padre lo intentó, tus amigos lo hacen, esta enfermedad también y... Ahora... ¿Él también?

Izuku niega con la cabeza, demasiado sorprendido, demasiado asustado de la locura de su propia madre.

—¿De qué estás hablando? Nadie nos está intentando separar, ¿Así que es por eso que no soportas a mis amigos? Y toda la vida has mirado a Tsuyu con una cara rara... ¿¡Qué te pasa!? ¿¡Te molesta verme feliz!? —grita, y Katsuki lo mira preocupado.

—¡Me molestan ellos! Izuku, puedes ser feliz sin necesidad de ellos, puedes ser feliz a mi lado —da unos pasos más cerca e Izuku retrocede.

—Me estás jodiendo... —el peliverde aprieta los puños y agarra la mano de Katsuki saliendo de la habitación.

—¡Oye! ¡Cielo! ¡Vuelve aquí ahora mismo! ¡Izuku!

Llama a unas enfermeras para que se  ocupen de su madre y pillan un taxi para volver lo más rápido que puedan a la casa del peliverde. Dentro del auto, hay un silencio incómodo. Izuku tiembla y Katsuki le pasa el brazo por encima. Es en ese momento donde se deja llevar por sus emociones y estalla en lágrimas incontrolables pero silenciosas. El rubio ceniza lo acerca más hacia él y lo abraza lo más fuerte que puede, sin saber qué más hacer, el también pasó un mal momento en la habitación de Inko.

¿Qué demonios pasó?

Todo empezó cuando después de muchas insistencias, Denki aceptó en llevarlo hacia la ciudad de Izuku. Eijirou puso un par de quejas por ser ocho horas de viaje, pero con unos besos del rubio se le quitó, mientras que Katsuki rodaba los ojos asqueado.

Fue un viaje demasiado largo, cada hora y media paraban en una gasolinera para repostar y comer algo. Katsuki estaba cansado de estar tanto tiempo metido en un auto y con esos dos, que pasar tanto tiempo con ellos lo único que hacía era causarle más estrés del que tenía, y dolor de cabeza, pero con el pensamiento de que todo valdría la pena, por ver al peliverde y ser consolado por un abrazo suyo luego de toda esta situación, aguantaba. Porque qué más daban ocho horas si después iba a ser la persona más feliz.

La llegada fue un alivio para los tres, hasta que se dieron cuenta que no sabían la dirección de Izuku, ahí lo único que hicieron fue gritarse entre ellos agobiados. Pero afortunadamente en alguna conversación que tuvieron Izuku y Katsuki, el primero nombró la calle en donde vivía. Tocaron todos los timbres de los edificios hasta llegar al de Izuku, dos horas duraron buscando. Era la cosa más surrealista que le había pasado a Katsuki, pero la personalidad bromista de Denki, aunque el noventa por ciento del tiempo era molesta, en momentos así llegaba a ser un poco desestresante.

Pero que nadie se lo diga o se le subirá el ego.

Cuando escucharon la voz de Izuku a través del telefonillo, los tres empezaron a hablar a la vez apurados, hasta que Katsuki golpeó a los otros dos y habló él para que abriera la puerta.

Nunca se había sentido tan completo hasta que Izuku le abrió los brazos para darle un abrazo. Sintió la tensión de esas semanas esfumarse en segundos y solo podía pensar en que no quería volver a separarse nunca.

Eijirou y Denki se quedaron dormidos en la habitación de invitados nada más entrar, Katsuki tenía los mismos planes, pero Izuku le dijo que justo se estaba preparando para ir a ver a su madre al hospital y le dijo de acompañarlo y claramente no pudo decirle que no.

¿Quién puede decirle que no a Izuku Midoriya?

Pero en realidad, se había mandado la cagada del siglo.

































Estamos llegando a la recta final de esta historia. Me duele hasta decirlo, le tengo un cariño tan grande a "Sonríe para mí" que no quiero despedirme de ella.

Sonríe para mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora