Sonríe para mí

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¿Por qué el clima siempre coincide con sus estados de ánimos? La lluvia cae a cántaros por las calles de Miyazaki. Con un dedo recorre la silueta que deja una de las gotas de agua soltando un sonoro suspiro. Según las noticias esa fuerte tormenta viene de Musutafu, justamente donde van a quedarse. Ya han aceptado, no pueden echarse atrás y menos aún cuando tanta gente ha comprado ya las entradas de la convención.

Muerde indeciso su labio mientras mira las maletas recién hechas. ¿Estaría bien dejar sola a Inko unos cuantos días? Las palabras de Tsuyu vuelven a acudir a su mente como una especie de tortura pero niega totalmente cuando las de Momo aparecen alejando cualquier pensamiento negativo anterior.

«—¿Acaso eres tonto, Midoriya-san? —la azabache se sienta en el sofá dejando que su mirada se pierda en la ventana —Eres una persona admirable, todo es difícil hasta que se logra y tu haz conseguido salir adelante. Inko-san está ahora recibiendo un tratamiento gracias a ti, solamente a ti. Gracias a tu esfuerzo y dedicación de años tu madre tiene una oportunidad de vivir. La culpa y tristeza son causadas por pensar demasiado en el pasado y no disfrutar de tu presente y tu no tienes nada de que arrepentirte, porque lo que haces por ella no lo hace todo el mundo... Te lo dice alguien que perdió a la suya.»

Sus ojos se cristalizan y se permite reír de alivio. Porque después de todo sigue siendo un niño que fué cargado con responsabilidades que nunca le pertenecieron y ahora puede dejar a Inko en manos expertas y permitirse empezar a vivir de verdad, porque ha hecho lo que ha podido y sabe que la fémina se lo agradece en cada sonrisa que le da. Dejar ir al pasado es más difícil de lo que pensaba, pero aprendería a concentrarse en un futuro mejor viviendo el presente como se le de la gana.

—Wow, Musutafu es... —la boca de Momo se abre impresionada y la tapa delicadamente con su mano.

—Impresionante... —termina Sero mirando para todos los lados —Y eso que acabamos de salir del aeropuerto.

Gritos eufóricos empiezan a escucharse cuando Tsuyu y Sero salieron primero para explorar los alrededores, la gente llora y levanta pancartas emocionados. Izuku les sonríe y firma unas cuantas libretas que se acaban convirtiendo en montones hasta que Shoto le aparta de los fans, porque Izuku no quiere firmar a unos y dejar a los otros sin autógrafos, eso les decepcionaría y no quiere ver a sus fans tristes por su culpa.

—¡Es-Espera! Aún no he terminado...

—Tenemos que irnos ya, Izuku. Sino no tendremos tiempo para desempaquetar en el hotel —Tsuyu jala de la manga de su camiseta para instarle a caminar.

Un auto les espera en el frente. Los de seguridad obligan a la gente a retroceder mientras ellos entran a él. Izuku suspira relajado una vez dentro y saluda una última vez antes de que la puerta del coche se cierre.

—¡Enserio que aún no me acostumbro! —Sero bebe de una botella de agua —¡Me han tocado el culo!

Las féminas ríen y Shoto rueda los ojos antes de ponerse sus auriculares con cualquier canción y se apoya contra el cristal de la ventana, pero Momo le quita uno para poder hablarle.

—Oye, ¿Y cuándo conoceremos a tu novia?

El chico frunce el seño molesto y Tsuyu agranda una sonrisa.

—¡Cierto! La chica con la que estabas hablando por Instagram...

—Primero, no es mi novia y segundo, irá a la convención... Le regalé unas entradas —murmura lo último apartando la mirada.

—¡Todoroki-kun qué atrevido! —Izuku lo mira asombrado y Shoto bufa con las carcajadas de Sero y Tsuyu de fondo.

Claramente, no era nada comparado con el viaje a Alemania que tiene planeado para ese mismo año, pero Musutafu es precioso, nada que ver con su ciudad natal. Izuku tiene tantas ganas de poder visitar tantos sitios que buscó en Internet... Pero estaba seguro que más de uno lo reconocería; ama a sus admiradores, gracias a ellos él está ahí ahora ayudando a su madre, pero no puede evitar pensar que a veces son un poco agobiantes. Sonríe atolondrado por la ventana para analizar a sus fans aprovechando que están tintadas de negro y es imposible que los de fuera vean a los de dentro.

Su atención es desviada hacia uno en particular que parece que está discutiendo con alguien, su cabello es de un rubio claro, parecido a las cenizas, revuelto como si acabase de despertar, unos fieros ojos rubíes que producen escalofrios y una sonrisa de lado que solo augura malos presagios. El auto arranca y sigue sin poder apartar la mirada de ese sujeto, es guapo, demasiado. Su corazón se acelera brevemente ante ese pensamiento y se lamenta cuando el coche empieza a moverse para alejarse del lugar. Se hunde en su asiento sacudiendose la camiseta con las mejillas sonrojadas.

¿Qué demonios le pasa?