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Recuerda con cariño los días en los que iba al parque todas las tardes; haciendo muecas cada vez que veía a sus padres besarse o reír encantado cuando Mitsuki lo cargaba en su espalda y correr por los alrededores ignorando las exclamaciones de preocupación de su padre para que la fémina tuviese cuidado. Todas las noches de los viernes se sentaban en el sofá y veían una película hasta que Katsuki se quedaba dormido y con cuidado lo subían a su habitación para arroparlo. Todos esos lindos momentos los tiene guardados en una cajita oculta en su corazón.

Porque ya no tiene seis años y ese tiempo ya ha quedado atrás.

Diez años después, las discusiones de los mayores se han convertido en su pan de cada día. Se la viven entre gritos por cualquier desacuerdo o mínimo detalle, Katsuki no tiene las agallas de entrometerse y apaciguar las aguas, nunca las ha tenido. Esta harto de escucharles, pero en el fondo es un egoísta, no quiere que se divorcien y se separen. Sabe lo difícil que sería para Masaru sobrellevarlo y lo doloroso para Mitsuki dejar todo atrás. Él ama a sus padres, los quiere juntos, quiere las sonrisas espontáneas que salían a cada momento y no los silencios incómodos a la hora de cenar.

¿Acaso volvería todo a ser como antes? ¿Por eso Masaru y Mitsuki no se han separado? Se niega a creer totalmente que ambos se han hundido en una relación tóxica, aunque Mitsuki desaparezca toda una noche, aunque Masaru solloce desde su cuarto esos días, aunque él mismo se asuste cuando oye los destrozos que causan con sus discuciones...

—¡Muy buenas a todos y bienvenidos una vez más por aquí!

Una pequeña sonrisa aparece en el rostro de Katsuki, porque aunque la situación en casa no esté bien, ese peliverde de contagiosa alegría es capaz de hacerlo olvidar todo el tiempo que dure su vídeo. Una simple notificación es capaz de iluminarle el resto del día y nadie podría apagarle su buen humor —del que Denki se burla y al final acaba golpeándolo—.

—¡Soy Izuku Midoriya pero ustedes pueden llamarme Deku!

¿Quién podría culparle de que su corazón se acelerase al verle en cámara? Todos alguna vez han tenido un amor platónico: ya sea cantante, YouTuber, actor... En su caso, Izuku había logrado conquistarlo a través de sus vídeos, quizás el peliverde no era así detrás de la cámara, quizás fuese un cabrón peor que él, pero aún así Izuku lo ha consolado todas esas noches en las que temblaba bajo sus sábanas asustado de los gritos de sus padres.

Y enterarse de que va a venir a su ciudad no puede ser mejor. A MUSUTAFU, a un par de calles de distancia. Se ha organizado una convención YouTuber y entre ellos está Izuku, ¿Se le permite llorar de alegría sin tener que patear a Denki por reírse? La emoción la tiene a flor de piel, espera encontrar a Mitsuki de buen humor para que le pague la entrada, sino tendrá que recurrir a sus ahorros y está seguro que no tiene ni un mísero yen.

Estaba completamente enamorado de la faceta de Deku y ansía conocer a Izuku, tener ese lujo que sólo sus amigos tienen. Se vale soñar, ¿Verdad?

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La lluvia cae constantemente contra el suelo y repicatea en el techo de la escuela. Se olvidó de su paraguas y no tiene como volver a casa sin acabar empapado. No es su día, claro que no: sus padres se levantaron más temprano de lo normal para acabar discutiendo en la cocina despertándolo a él, le han dado su calificación del examen de literatura que hizo la semana pasada y ha suspendido, se ganó un regaño del director por meterse en una pelea cuando fué provocado por un idiota de 4-B y las heridas arden aún cuando ya fueron tratadas en la enfermería.

Oh sí, no podía ir peor hasta que empezó a llover y ahora se encuentra en la entrada maldiciendo a su alrededor y preparándose para correr al siguiente lugar con techo, con dificultad ya que las heridas no le dejan moverse bien.

—¿A ti también se te olvidó el paraguas? —Denki lo rodea con su brazo por detrás y él simplemente gruñe.

—Apártate antes de que te rompa el brazo.

—¡Qué humores! —el rubio se aleja de un salto —Hoy ha faltado Eijirou así que tampoco tengo un comodín, me toca mojarme.

Rueda los ojos fastidiado. Denki solamente habla y habla y está por amordazarle o empujarlo a la lluvia para que cierre la boca, pero antes de poder decidir una cosa u otra llega otra persona con una sonrisa en el rostro.

—¡Hey chicos! —Ochako da pequeños saltitos hasta ellos y saca su paraguas de la entrada —¿Se les quedaron en casa? Yo tengo uno de sobra para Kaminari-kun y bueno, Bakugou-kun vive en la misma calle.

—¡ERES UN ANGEL URARAKA! —Denki la abraza fuertemente levantándola del suelo haciéndo que se le escapen risas.

—Ya, ya —palmea su cabeza antes de ser bajada y saca otro que le ofrece a Denki —Mañana me lo devuelves, ¿Bien?

—Sí, sí, no te preocupes, soy una persona muy responsable —da un beso volado a ambos antes de salir corriendo con el paraguas en mano.

—Se va a resbalar... —susurra preocupada.

—Él es así de inútil —bufando abre el de Ochako y lo sujeta él, ya que la fémina es demasiado baja comparado con Katsuki —Por cierto, sabes que no te lo va a devolver, ¿Verdad?

—¡Sí lo hará! Yo le obligaré a hacerlo...

Se sumergieron en un agradable silencio mientras caminan rumbo a sus hogares. Katsuki no es de hablar mucho y Ochako solo habla en los momentos correctos, así que no van a crear conversación innecesaria, como el: —Hoy nos hemos despertado con un buen clima, ¿A que sí?

Pero rápidamente es roto por una notificación en el móvil de la castaña. Quien lo saca velozmente y abre los ojos impresionada por lo que está viendo.

—¡B-Bakugou-kun abre rápido el Twitter de Deku o Shoto o quien sea, rápido!

—¿Ahora? ¿Para qué mierda voy a hacerlo? —con irritación lo enciende y casi se le caen las cosas de las manos al ver de lo que en poco tiempo ya se ha armado polémica.

¡Deku, Shoto, Cellophane, Creati y Froppy vendrán este 20 de agosto a Musutafu para quedarse hasta el 25 en una convención YouTuber! ¡Compra ya tus entradas en taquilla o por la página oficial!










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