Otra mañana en la ciudad de Belleville.
La ventana de mi cuarto se encuentra abierta de par en par, un viento caliente ingresaba por la abertura y la cortina se mueve suavemente hacia un costado. Hoy es uno de esos días en los que no quiero salir de la cama, pero no estoy en un cuarto lejos de mi familia, estoy en casa y que noten que "sigo" sintiéndome igual, sería un poco horrible para ellos y para mí.
Me costó mucho que, mamá, comprenda que estoy bien y los días que son "grises", no los entendería jamás, creería que quiero suicidarme.
—¡Buenos días! —mamá ingresa a la habitación con mucha alegría acumulada en la sangre, se acerca a mi cuerpo y deposita un beso sobre mi frente, seguido a esto, camina hacia la ventana para enrollar las cortinas y permitirle al día que ingrese más luz de lo normal.
—¿Qué hora es? —pregunto un poco adormecida y me tomo el tiempo para estirar mi cuerpo.
—Las 9, escuché que hablabas con alguien anoche
—Con Brooke —tapo mi rostro con mis manos e intento quitarme el sueño un poco —hablamos hasta las 4 de la mañana, lo siento si me reí muy fuerte y te desperté
—No, no te preocupes, estaba de salida y te escuché hablando... iba a decirte que no dormiría aquí pero no quería molestarte
—¿Adeline?
—Aún duerme —suspira profundamente y toma asiento en la punta de mi cama —si quieres algo de lo que tenías en la habitación, todo está en la habitación de Adri, Jacobo pensó que si sacábamos todo y lo dejábamos como nuevo tendrías la oportunidad de volver a comenzar
—Si, Jacobo me lo dijo, no te preocupes por ello, está bien —me salí de la cama y caminé hacia el baño, pero no cerré la puerta. Busqué mi cepillo de dientes y la pasta dental.
—Yo estoy de salida, tengo turno con el médico, pero no quería irme sin verte antes —reposé mi cuerpo en el marco de la puerta —quería hablarte de varias cosas de hecho —noto el nerviosismo de mamá en sus manos —Jacobo y yo hemos decidido vivir juntos, pero se lo mucho que te afecta lo de tu padre... —levanto mi mano y la detengo, camino de nuevo al baño para terminar definitivamente con mis dientes.
—No, no me afecta y si quieres traerlo aquí, adelante mamá es tu casa no la mía —apretó sus labios y asintió.
Se quedo callada unos segundos, su mirada se posa en mí, la ignoré y me comencé a vestir...
—¿Qué ibas a decirme mamá?
—No, nada, no es importante —se levantó, camino con cuidado hacia a mí, beso mi frente y se marchó.
Me quedé un tanto pensativa, pero debía continuar, si mi salud mental me acompañaba saldría a correr o haría bici, no sé, lo primero que se me ocurra después de desayunar.
Baje las escaleras rápidamente, en la cocina ya me topé con Adeline, quien servía café en una enorme taza de color negro y al parecer solo estábamos nosotras dos.
—Buenas —saludo, beso su mejilla y voy por una taza, una común y pequeña, no estoy tan mal como Adeline para usar semejante olla. —¿Tienes que trabajar?
—Si, necesito energía porque no volveré hasta mañana —escondió su diminuto rostro en la gran taza y solamente oí como algo chupaba el contenido desaforadamente, sin respirar.
—¡Dios, Adeline, respira! —reté sorprendida, es la primera vez que veía algo así.
—Es increíble ¿no? —preguntó intentando respirar y con una sonrisa de orgullo. —me bajé media taza
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El aroma de las mentiras
Romance🌻Emma Blacket esta viva, mucho más de lo que estaba antes y quiere hacer lo posible para cambiar... para cambiar el recuerdo que tienen las personas de ella, la imagen distorsionada y perdida que se ha ganado debido a su ultimo acto. Por el cual s...