El aroma de las mentiras

5 •Los armarios•

Me tiro sobre la cama, Brooke se fue cuando terminamos de desayunar y me sugirió buscar alguna actividad entretenida para las vacaciones, como método de distracción. Le conté sobre mi platica con la doctora y me dijo que quizás lo mejor que podía hacer para mantenerme ocupada era buscar un club de algo.

Sugirió de escritura, pero soy pésima con los textos escritos por mi y luego, la actividad física puede ser una opción. 

O un trabajo.

Luego veré que puedo encontrar de útil, para no sentir que voy a morir.

—Emma —nombra mi hermana y tira su cuerpo a mi lado. —¿Cómo te fue ayer?

—Bien

—¿Bien, bien?

—La abuela me abofeteo —soltó una carcajada

—¿De verdad? —asentí —sí, ella dijo que iba a golpearte si algún día te aparecías, debí decirte

—Otra cosa que agregaré a tu lista de cosas, para devolverte el favor, Adeline —sonríe divertida y acaricia mi hombro. —¿Sabías de la fiesta de despedida de mamá?

—Si, Jacobo, me dijo algo sobre eso y también me dijo que te sentiste mal porque mamá no te quiere llevar —negué

—No, no me sentí mal porque no me quiera llevar, me molesta que no me lo digiera, solo eso —rasque mi nariz —¿tienes algo para hacer esta noche?

—No, pero la abuela me mandó la invitación de algo —saca el teléfono de su bolsillo y me enseña una imagen, es una fiesta de beneficencia y por la dirección me doy cuenta que es en su casa

—¿La abuela da fiestas de beneficencia?

—No, en realidad es su residencia, es como un plan entre vecinos y abra alcohol gratis ¿te apetece? —miro el banner con determinación, el color rojizo de las letras y el detalle en blanco del fondo.

—Suena bien

—¡No se discute más! Iremos —asiento —rebusca en ese armario algo lindo para ponerte, pero elegante, recuerda que no queremos parecer unas prostitutas —le sonrío y la observo salir de mi habitación con alegría.

Tengo la leve sensación de que hoy debo quedarme en casa, pero sería hundirme en la depresión si me encierro aquí y no está nada mal, la idea de salir... de beber. Me impulso con los codos para levantarme un poco de la cama, observo el armario, no tiene casi nada de ropa y si tengo suerte, quizás encuentre algo bonito.

Me levanto y entierro mis manos entre medio de las telas.

—Emma, ya me voy al instituto —la voz de mi madre se hace presente y me detengo —¿Qué buscas?

—Adeline me invito a salir y busco que ponerme

—En la habitación de Adri dejé más de tu ropa por si quieres buscar ahí —asentí, se acerca y se inclina un poco para besar mi frente, note el leve bulto en su abdomen, casi que se marca el ser que tiene dentro.

Le sonrío y espero a que se marche de mi habitación, me dirijo a la habitación mencionada, está justo al lado de la de Adeline y ella nota que ingreso, no tarda en aparecer por atrás.

—Si, tu ropa está aquí, iba a decirte justo eso...

—Ya me lo dijo mamá

—¿Qué le dijiste?

—Que iremos con la abuela —la miro divertida y a ella no le a parecido muy gracioso lo que dije —es broma, le dije que me invitaste a salir, solo eso