8 •No estás solo•

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Enfoco mi vista para mirar con determinación la imagen que mi psiquiatra me ha enviado, es un volante e insiste por mensaje que asista. El diseño es naranja con una decoración vaga de nubes y pone un mensaje casi suicida "No estás solo"

 El diseño es naranja con una decoración vaga de nubes y pone un mensaje casi suicida "No estás solo"

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¿No estoy sola?

Adjunta los días que se juntan y el horario, la Dra. Colorado, insiste en que es una pequeña actividad para que no me sienta abandonada mientras ella no está, el que abre este pequeño espacio y grupal... es un colega. Supongo que si ella me lo envía es porque vale la pena hacerlo.

Observo que coincida la placa de la dirección con la que tengo en el móvil, y si, es aquí. Es un especie de local, tiene cortinas tapando los cristales y en los cristales resalta el nombre del lugar.

"Centro de rehabilitación"

El lugar me aterra, ya he estado en uno antes y fueron dos meses perdidos de universidad y de mi vida, reconstruirme cuando los pedazos habían caído sobre el suelo, fue algo horrible. Una experiencia que no tiene mucho de grato. Respiro con profundidad, me pregunto si había necesidad de pedirme que asista, ¿será que estoy tan mal que lo necesito? O ¿solo será una forma de guiarme durante los meses? Digo, el muchacho que está aquí, es colega de la Dra. Colorado, imagino que tiene sus intenciones para que esto sea real.

Intente investigar en internet al respecto, no hay mucho sobre esto y cuando digo que no hay mucho, es porque en realidad no hay nada, solo "centro de rehabilitación" ni si quiera un nombre real, ni director, ni nada.

Es algo invisible para el mundo del internet.

Pero con folletos atrapan a gente que se siente sola.

—Yo no me siento sola... —susurró y me hago a la idea que dentro será diferente. Ahí, si me sentiré sola.

Empujo la puerta de cristal, este hace sonar unas campanillas, levando mi mirada para observarlas, son dos y brillan con su color oro. Una pequeña recepción en la entrada, pero se encuentra vacía, ¿ya empezó?

—Hola —dice un hombre alto, de tes blanca y cabello oscuro, sus ojos son igual de oscuros y presume una sonrisa blanquísima. —Mi nombre Teodoro Vittar, ¿tu nombre? —entreabro mis labios, estoy asustada

—Emma —sus ojos esperan más información —la doctora Elizabeth Colorado, me ha enviado —en cuento nombre a esa persona su mirada se aliviana y sus ojos brillan con felicidad.

—¡Oh, eres esa Emma, de quien Colorado habla todo el tiempo!

—Espero que haya dicho cosas buenas —susurro con nerviosismo y el suelta una risa divertida, estira su mano por mi espalda y me conduce por un pasillo, lo suficientemente profundo, hasta que llegamos al final.

Una enorme habitación, que tiene al menos unas 10 sillas y ya hay 3 personas sentadas en ella.

—Ponte cómoda, comenzaremos dentro de unos minutos —asentí y me acerqué a las personas con miedo.

El aroma de las mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora