Capítulo 8

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Si yo no se como soporté un viaje tan largo no quiero saber como lo pasó Peter.
-Si no tuviera responsabilidades en Argentina me quedaría a vivir acá, ¡no quiero poner un pie en un avión nunca más! Menos por tantas horas-Peter soltó un suspiro, ¿acaso estaba de mal humor?
Después de nuestro "desliz" todo se volvió frío, nos hablamos poco y nada, nos ignoramos, hasta que no pudimos hacernos más los boludos porque ahora estábamos en un país en el que ninguno de los dos sabía ni hasta preguntar por el baño.
-Que buena idea Tokyo-le hablé con ironía, Peter me fulminó con la mirada.
-Encima que saco los pasajes yo, te invito yo..
Puse mi mano sobre su boca.
-Si vas a dejar de repetirme en toda nuestra estadía que vos fuiste el que pagaste todo TOMÁ-abrí mi billetera y le tiré mi tarjeta de crédito, ésta terminó en el suelo y cuando se agachó para agarrarla una persona me robó la billetera.
Empecé a gritar, quise pedir ayuda, solo me salió hablar en inglés, pasando por el español hasta decir algo en italiano.
-No puedo creer que hayamos terminado acá-Peter me miró seriamente a los ojos.
El jefe de seguridad del aeropuerto nos tomó testimonios y por suerte pude recuperar mi billetera.
-Mejor no te metas en nada, por poco no sé, ¿nos meten presos?
Me reí.
-¿Crees que realmente podría haber pasado algo así?-me crucé de brazos cuando nos subimos a un taxi, le pasé la dirección al conductor y apoyé mi cabeza contra el respaldo.
-Es un país muy estricto, son todos muy correctos , no lo sé.. Puedo esperar cualquier cosa, además.. Si nos dejaban en detención no iba a saber como sacarte de ahí-se le formó una pequeña sonrisa, supe entonces que estaba tomándome el pelo, otra vez volvió el buen humor a su cuerpo.
Terminamos riéndonos.
-¡Qué locura! Y ni llevamos un día acá..-elevé mis cejas coqueta.
La sonrisa de Peter se borró y agarró su teléfono celular, lo encendió y se puso a revisar mensajes, de un momento a otro no paraba de sonar, le estaban entrando miles de llamadas perdidas.
-Pusimos una regla antes de bajar del avión-se lo recordé- nada de celulares hasta la vuelta
-Soy una persona que trabaja mucho con...
Mi mirada lo hizo callarse, sonreí y me reí cantando una especie de "victoria".
-Yo también Juan Pedro, soy psicóloga, y menos mal que una responsable, les dejé a mis pacientes el número de mi colega Eugenia, ante cualquier crisis van a poder acudir a ella..-me quedé pensativa- van a querer invitarla a salir, por suerte ella es la coherente de nuestra relación amistosa y no se manda cagadas-me señalé- ya me tiene a mi
-Y eso ya es demasiado-Peter corrió un poco de mi pelo que me estaba cubriendo la cara- con una Lali ya es suficiente
-Menos mal que no quiero críos, ¿te imaginas a una mini Lali? La pesadilla de cualquier hombre-bromeé divertida y Peter no me celebró la jodita-¿qué?
-Nada... Nada... Yo.. Nunca hablé de algo así... Nunca pensé en proyectar.. Da igual lo que estoy contándote, ¿no? Seguro no te interesa...
-Si no me interesaras no estaría acá, no hubiese soportado más de un día atrapada en un avión hasta pisar tierra firme-elevé mis cejas- podes hablar conmigo.. en modo amiga, no como una profesional, podes depositar tu miedos, tus alegrías, lo que quieras...
Peter solo se quedó en silencio, e instintivamente entrelazó los dedos de una de sus manos con una de las mías, eso me pareció raro, muy raro.
-Llegamos-el conductor nos habló en inglés, nos soltamos y le pagué.
-Gracias-sonreí y Peter sacó del baúl las pequeñas valijas, las arrastramos hasta la puerta de la entrada de un hotel, era un lugar lindo, moderno, luminoso, y lleno de gente, ver tantas personas me desconcertó.
Quién nos recibió lo hizo con una bebida alcohólica, nos registramos y una vez con la tarjeta de la habitación me sentí aliviada, ahora tenía un lugar para descansar y quedarme a solas.
-Es la misma habitación para los dos-Peter me dio un papel con la clave de wifi.
-¿Los dos?-elevé mis cejas.
-Los dos-repitió, suspiró y asintió con la cabeza- no me lo hagas pensar mucho.. Cada vez que lo pienso.. Siento otra vez culpa, tristeza, quiero.. No puede no importarme el pasado..
Solté mi cartera y lo abracé, Peter estaba sensible.. Tal vez estar a millones de kilómetros de donde nunca en su vida se alejó y con la persona que lo cambió "todo" hace que su cabeza lo quiera ahogar, los pensamientos suelen ser muy retorcidos, y hacen que entres en desesperación.
-Estamos acá para no juzgarnos... No te juzgues... Peter..-agarré su cara entre mis manos para que me mire- yo.. Yo te conozco... Bueno.. Conocí hace unos años un poco de Juan Pedro Lanzani, una persona increíble que se tenía poca fe, tenía poca autoestima.. y sí, se "chocó" con una chica como yo-intenté hacerlo reír sin éxito-todo lo opuesto... derrochaba alta autoestima, y sin embargo... Nunca me "encontré" en profundidad con esa clase de gente.. Me encontré con vos, que eras mi antítesis.. Cualquiera que nos hubiera visto habría dicho que eramos y el Ying y el Yang, pero al final y el día.. Todos somos iguales.. Seres vivientes, que experimentan, sienten, tienen miedo...
Me quedé muda.
-Todo lindo el discurso cliché, pero... ¿A qué queres llegar con todo esto?-se apartó de mi, ¡¿como sucedió el habernos acercado tanto?!
-¡A que te permitas equivocarte! ¡Todo el mundo se equivoca! ¡Yo soy el error viviente!-quise animarlo, y sin ser consciente esas palabras que pronuncié en voz TAN alta me cayeron como algo pesado.
Un recuerdo de mi infancia se instaló en mi cabeza, mi mamá, gritando, gritándome, yo era el ERROR, su error, su error andante.. Mis tías me lo decían, me llamaban "error viviente", pero nunca pensé muy bien en el significado, nunca lo analice.. ¡Y siendo terapeuta!
-Lali-Peter me zarandeó suavemente, me miró a los ojos y le sonreí-¿pasó algo?
-Solo.. Me doy una ducha y vamos a comer, estirar las piernas va a estar bueno
Y me escapé, me encerré en el baño, intenté volver a estar como antes, pero no pude.
Peter me imitó, una vez ya limpios caminamos por Tokyo en busca de un restaurante, no entendíamos nada, así que prestamos atención a cada traducción.
-Me da igual, podemos compartir-lo miré y Peter asintió, le habló al mesero, cuando éste se fue otra vez nos quedamos a solas.
-Vos también tenes tus cosas... Tus cositas..-hizo una caricia delicada en una de mis mejillas y eso me sorprendió, estaba siendo delicado conmigo... Pocas personas siempre fueron delicadas conmigo.. Mis amigas y..
Se me escapó un suspiro que también tomó desprevenido a Peter.
-A lo que voy es que.. Yo tengo mis asuntos por intentar arreglar y vos los tuyos..
-¡Que novedad!-ironicé- sé que suena tan simple.. Pero no lo es.. Nada es simple.. Y yo no soy una persona simple, bueno, soy simple, pero soy compleja, muy compleja de entender, muy compleja de querer..
Se hizo silencio cuando apareció el mesero con nuestro pedido, agradecimos y lo primero que hicimos fue tomar Sake, una bebida alcoholica fermentada típica de Japón.
-¡Por nosotros! ¡Salud!-choqué mi botella con la suya.
-¡Por nosotros!-me imitó.
Comimos y hablamos de eso dejando de lado el tema de antes, agotados nos tiramos en la cama del hotel, vi a Peter que atinó a buscar su teléfono celular, al no encontrarlo me reí.
-¡¿Donde lo tenes?!
Le hice señas y le di a entender que estaba en mi mesa de luz.
-¡No es un juego Lali!-se abalanzó y lo rodeé con mis brazos.
-Nada de tecnología para conectar con el mundo real, no hasta aterrizar en Buenos Aires
-Nunca creí que una psicóloga iba a impedirme el que enfrente la realidad-se me rió en la cara.
-Es que lo quieras o no, esto.. este presente, este momento y ahora es otra realidad, la de ahora mismo... y esta realidad...-hice una pausa- también hay que enfrentarla
-¿Querés enfrentarme?-me tomó de las muñecas- acá me tenes Lali.. Todo esto fue una muy mala idea, lo sabes..
-Y si lo sé yo... Y lo sabes vos... ¿Porqué no paramos el desenlace siguiente? Los dos subiéndonos al avión que nos trajo a Japón..
-La primera vez... La primera vez en la vida que me pasó esto no pude.. No supe manejarlo..
-No supimos manejarlo, porque yo también no pude... Hasta vos yo nunca.. Nunca me había mandado una cagada tan importante-me sinceré no solo con él, conmigo misma- y si hay cosas que se nos siguen saliendo de las manos es porque hay algo reprimido.. Algo que no fue.. Que nunca tuvo que ser.. y que sigue sin ser... y sí es una muy mala idea intentar abordar ese tema
-¿Lo enfrentamos o no? Esa es la cuestión... Otra vez conseguiste mi sí fácil, todo para darnos un tiempo a solas.. Lejos.. y sigo sin entender el porqué.. ¿Porqué lo pediste? ¡¿Porqué?!
Su respiración se aceleró y eso inquietó a la mía.
Miré sus ojitos, su lunar... su boca...
-No.. No sé si quiero saberlo, pero lo sé... y no quiero... ¡y odio este argumento sin sentido! Esta conversación que no va a ningún lado yo..
Me besó, Peter Lanzani me besó.
Todo mi cuerpo cedió y volvió el calor, la pasión, la delicadeza, el disfrute...
Volvió el olvidarme de todo tan solo por un rato.
Abrí mis ojos y los de Peter ahora también estaban abiertos, besó mi frente e internamente una carga eléctrica me hizo temblar, otra vez, otra vez después de años pasó, la misma sensación que jamás olvidé y experimenté con otra persona.

Mi karma mi caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora