24. Encapuchados

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No puede terminar porque su voz se quiebra, está por decir algo, pero en ese momento Shira regresa, rápidamente ella seca sus lágrimas y vuelve a su mirada inexpresiva, yo por su parte no soy tan buena ocultando mis pesares por lo que, aunque limpie mis lágrimas, no me fue posible ocultar mi tristeza, Shira lo nota por lo que pregunta preocupada—Altezas ¿se encuentran bien?

—Lo estaremos, puedes darnos un momento por favor.

—Pero puedo ayudar con lo que sea que este pasando.—hace un puchero.

Yo suspiro—Ahora no, hablaremos de esto más tarde.

—Nada de ahora no Shira ¡Ya estoy harta! ¡Quiero y puedo ayudar, pero nadie parece dispuesto a recibir mi ayuda.!

—No se trata de eso es solo que...

—Es solo que nada, no puedes solo desplazarme y esperar que esté conforme con eso. Es lo único que has hecho desde que nos conocimos ¡No es justo! Tengo experiencia, disposición y conocimiento y puedo ser útil.

—Justo, te diré lo que no es justo ¡Yo tuve que fingir mi muerte para mantener a mi familia a salvó, ví a mi madre llorar por mi causa, en cuestión de días perdí mi vida y no solo eso si no que también trataron de matarme y ahora por mi causa él murió, perdí a la única familia que me quedaba, tienes idea de lo que...!

No puedo terminar porque Mileva me empuja al suelo—¡Ane cuidado!.—Un hombre encapuchado se lanza sobre mi, lo esquivo lo mejor que puedo y luego de reincorporarme lo pateó con fuerza, el cae al suelo, pero apenas consigo librarme de él dos sujetos más arremeten contra mi, rápidamente Shira abre un portal y empuja al segundo dentro, Mileva por su parte salta sobre el tercero y luego de apoyarse del árbol cae sobre él dejandolo fuera del juego.

Él primer hombre se incorpora y con espada en mano trata de aniquilarme, retrocedo y me agacho, acto seguido siento el filo de su arma rozar mi hombro y un ardor me invade, eso es suficiente para que una fuerte corriente se encienda en mi interior poco a poco siento como mi herida comienza a cerrarse y de forma casi sobre humana me lanzo contra el hombre haciéndolo caer. Shira no lo piensa mucho y abre otro portal—¡Rápido! ¡Debemos irnos!

Ambas asentimos y Mileva me jala hacia el portal, cuando estábamos apunto de cruzar el hombre comienza a incorporarse—¡Vamos Shira, debes darte prisa!.—Ella corrió tras nosotras y las tres saltamos al otro lado, justo a tiempo para evitar que el hombre pudiera alcanzarnos, pero justo cuando el portal estaba por cerrarse pudimos observar a una mujer a lo lejos. Ella portaba un vestido gris y nos miraba atenta, como esperando que nos fuéramos. 

Miro al rededor nos encontramos en un estanque rodeado de flores y pequeñas adillas—¿Dónde estamos?

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Miro al rededor nos encontramos en un estanque rodeado de flores y pequeñas adillas—¿Dónde estamos?

Shira suspiro—Es el jardín de Alventi, luego de que mi padre murió y antes de conocer a Rodrick solía venir aquí, el agua del estanque te permite revivir tus recuerdos preciados.

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora