23. La princesa perdida

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"—Eres una Delaros, reinar es tu destino, tú eres la princesa de los Sharrow. Es tú deber ¡entiende!

—¡No tengo nada que entender! Y tú no me hables de deber que no tienes la menor idea de lo que eso significa.

—Tu eres la que parece no tener idea, maldigo a Era por darme una sobrina tan tonta, si tu madre viera como planeas deshonrar su legado se retorcería en su tumba.

—¡No metas a mi madre en esto! Si el destino te dejo sin opciones no es mi culpa ni mi problema, pero está es mi vida y yo decido sobre ella.

—¡No seas terca niña, no puedes cambiar quién eres!

—Esto no te concierne ¡Déjame en paz Louis!

—Te dejaré en paz cuando entre en razón ¡No puedes renunciar a quién eres Mileva!

—¡Puedo y lo haré! ¡Qué tú no hayas nacido con el don no te da derecho a decidir sobre mí! ¡Si yo no quiero ser la heredera entonces no lo seré y que te quede claro!

—Mientras la sangre rosa corra por tus venas seguirás siendo la princesa ¡Negarlo es un error absurdo!

—Entonces la sangre dejara de latir, será mejor que se olviden de mi"

—Entonces la sangre dejara de latir, será mejor que se olviden de mi"

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—¡Eres tú! Eres la princesa perdida. —La chica miro a Shira indiferente y se limitó a negar yo la mire un poco confundida ¿Princesa perdida? Qué quería decir con eso.

La chica solo giro los ojos y negó cansada—Te has confundido, no soy quien crees.

—Si lo niegas es porque sabes de qué hablo, así que es verdad ¡Eres tú! ¡No me lo creo, todo el mundo te creía muerta!. —La chica negó y subió de un salto a una de las ramas del árbol.

—Shira, no entiendo ¿Quién es?

Ella niega y me mira sorprendida —¿Cómo puedes no saberlo? Tu mejor que nadie debería saberlo, ella es Mileva Delaros.

—¿Delaros?

Asiente—Es la nieta de Sir August.

—Entonces ella...

La chica brinco de un salto y nos interrumpió—¡Yo nada! no soy una Delaros ¡Ya no más! No tengo familia, deje de tenerla hace mucho tiempo además a ustedes que más les da, solo déjenme en paz.

Shira se encoge de hombros y piensa en qué decir, pero yo la interrumpo —¿Puedo saber por qué?

—¿Disculpa?

—Me refiero a... ¿Qué fue lo que te hicieron para que los odiaras tanto? .—Ella parece molestarse con mi pregunta, al parecer es un tema sensible para ella

—¡Tú no eres nadie como para exigirme esa respuesta!

—Tal vez yo no soy nadie para ti, pero tú si representas algo para mí.

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora