34. La Elemental Agua

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—Yo también lo espero, pero si no ya sabe lo que dicen, el tiempo cura cualquier herida.

—¡Oh no, no! Borra esa idea absurda de tu cabeza, el tiempo no lo cura todo; si pasas la vida esperando, aunque avance el reloj todo queda en el mismo sitio, si quieres sanar necesitas actuar.

—¡Vaya! No lo había pensado así, tiene usted mucha razón, gracias por el consejo.

—No tienes nada que agradecer, lo hago con cariño. —Ella mira a través de la ventana. —Se hace tarde ¿Te quedarás está noche con nosotros?

Niego—No creo que sea buena idea. —ella asiente con comprensión, me pongo de pie y la miro una última vez, es una gran mujer ¿Qué habrá pasado?

Llevo las manos al collar y lo aprieto con fuerza—Gracias por todo. —doy un paso al frente y la abrazo —Me alegra haberla conocido.

Al principio se sorprende, pero termina por regresarme el gesto —También fue un gusto cariño, buen viaje.

Extiendo las manos y está vez tratando de ser un poco más precisa, vuelvo a viajar. Doy un paso al frente, no sé muy bien dónde me encuentro, pero el lugar me resulta familiar, veo una fuente en el centro y tomo asiento junto a ella tratando de pensar, cuando de pronto veo pasar a Rodric y Mileva, lucen un poco más mayores que la última vez que los ví pero aún no se acercan a su versión actual, parece que están discutiendo, la curiosidad me mata y los sigo tratando de no ser vista. Nos adentramos al bosque hasta llegar a un sendero oculto, ambos siguen el camino con bastante familiaridad, me es un poco difícil seguirles el paso, pero lo consigo, finalmente me oculto tras una mata de arbustos y me limito a observar, la discusión parece sería. —¡Tienes que ser razonable Mile, esto es una locura!

—¡No lo es! Lo qué es una locura es lo que insinúas ¡Creí que eras mi amigo!

—¡Lo soy por eso te lo digo, tienes que volver a la mansión, es la única forma de que estés a salvó! —Mira hacia abajo y sus ojos se ven un poco borrosos —Que ambos lo estén.

—¡Lin no tiene la culpa de nada de esto! ¿Tienes idea de lo que le harán si se enteran? —se lleva las manos al vientre y niega—¡Max y yo lo cuidaremos, fin de la discusión!

—¿Y si no pueden? 
—¡¿Insinúas que soy incapaz de proteger a mi familia?!
Él la mira horrorizado—No, por supuesto que no, solo digo que siendo un Delaros no podrían acercarse a él.

—Claro, como eso ayudó mucho a mi abuela y a mi madre a mantenerse a salvó ¡No me hagas reír!

—Pero Mile...

—Se acabo Rodric, haré esto por mi cuenta. —Mileva se dio la vuelta dispuesta a irse, pero Rodric la detuvo.

—¡No lo permitiré, prometí que siempre te cuidaría, aunque eso implique salvarte de ti misma!

Mileva llora—Se que tú intención es buena, pero ahora hay alguien más importante ¡Apártate!
—¡No!
—Rod, por favor.—él vuelve a negar y ella suspira—Bien, no me dejas de otra.—Tomándolo por sorpresa Mileva lo golpea con fuerza logrando derribarlo, él trata de incorporarse, pero de una patada rompe su pierna, él contiene un sollozo—¡Mile, no lo hagas! ¡No te vayas!  

Ella llora con fuerza, se lleva las manos al rostro—No sabes cuánto lo lamento, gracias por todo mi fiel amigo, cuídate. —ella hecha a correr y él trata de seguirla, pero en cuanto intenta incorporarse ahoga un grito y vuelve a caer, la escena es difícil de ver.

Rodric chilla frustrado y aprieta con fuerza una esclava de plata que adorna su muñeca, momentos más tarde un chico de ojos grises y pelo azabache cruza un portal y corre hasta el —¿Qué te ocurrió? —En cuanto ve su pierna rota los ojos del chico se llenas de ira —¿Rod quién te hizo esto? ¡Te juro que lo hare pagar!

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora