El Secreto De La Sangre Rosa

26. Cencalli

—¡Rodric!.—Shira corre y lo abraza emocionada.
El pelinegro sonríe—Hola pequeña.

Mileva cruza los brazos y lo mira molesta—¡¿Qué haces aquí Montreald?!
—También es un gusto verte de nuevo Mile.

Yo los observó y arqueo una ceja—¿Se conocen?

Rodric ríe—Como siempre princesita, eres demasiado curiosa para tu bien.
—¡No me digas así! ¿Y bien?
—Si, puede decirse que su alteza y yo nos conocemos.—voltea a ver a Mileva—¿Cómo está Holden?.

Hace una mueca de desagrado—Evita mencionarme a ese hombre.
—Perdón creí que...
—Hazte un favor y deja de asumir respecto a lo que no te concierne.

—Tienes razón es solo que la última vez que hablamos Lin me dijo—Ella no le da tiempo a terminar y se lanza contra Rodric colocando un cuchillo sobre su cuello

—¡Escúchame bien porque no pienso repetirlo, jamás en tu vida pienses si quiera en volver a mencionar ese nombre! ¿Te quedó claro?.—él trago duro, pero se mantuvo en silencio —¡Pregunté si te quedó claro!.—él asiente y ella lentamente y sin quitarle la mirada de encima quita el cuchillo de su cuello.
—Perdón no pretendía...
Ella gira el cuchillo entre sus dedos y lo fulmina con la mirada haciéndolo callar—Ahórratelo ¿Cómo nos encontraste?

Rodric señala a Shira, por lo que Mileva no duda en arremeter contra ella —¡Pequeña traidora vas a..!. —Rodric rápidamente se da cuenta de su error y aparta a Mileva de Shira.
La pequeña Shira se esconde tras de la cama y asoma por un costado la cabeza para exclamar asustada—¡Pero yo no hice nada!

Mileva trata de soltarse del agarre de Rodric y volver a atacarla, pero rodric lo acorrala evitando cualquier movimiento —Puedes calmarte por un momento y escuchar.—Ella niega y forcejea

—¡Los traidores no merecen piedad!

Rodric exhala—¡Por Era! Olvidaba lo terca que eres, basta por favor.
—¡No tienes el derecho de pedir favores! Lo perdiste hace mucho.

—No estoy pidiendo tu favor, solo te pido que seas sensata ya que ella dice la verdad, no me contacto.—Mileva lo mira dudosa.
—¿Entonces?
Él se encoge de hombros— Solo cuido de los míos. Ella forma parte de mi cencalli y por si lo has olvidado nosotros vivimos en grupo, como líder de linaje protejo a todos los que están bajo mi cuidado, tomaron mi sangre cuando se unieron a mi línea, eso me permite rastrearlos.

—Es un abuso que utilices el vínculo de sangre así, eso es cruel hasta para ti.  Limitas su libertad, debes protegerlos, no hostigar.
—Yo no hago tal cosa, no lo mal entiendas.
Ella se ríe—Lo admitiste hace un momento, me parece insulso que busques negarlo ahora.

—Yo no tengo nada que negar porque no he hecho nada malo, no soy el líder cruel que imaginas protejo y cuido a mi gente, mientras cumplan con sus tareas y se reporten ocasionalmente los dejo estar.
—¿Los cuidas como me cuidaste a mí?
—No es justo que me eches eso en cara, hice lo que creí mejor entonces, así como lo hago ahora. Shira solo se esfumó, me hizo preocupar, si no me importaran los míos ahora estaríamos teniendo una conversación diferente, deberías agradecer que las encontrará a tiempo.

—¿Qué quieres que te agradezca exactamente? ¡No te necesitábamos! Deja de jugar al héroe.

—Yo no juego a nada, solo expongo los hechos.
—No hay nada que exponer, como puedes notar estoy perfectamente.
—El dolor de Shira me dice otra cosa.

Shira reacciona e interviene—Podrían dejar de hablar de mi como si no estuviera. —voltea a ver a Mileva—Creme que tampoco estoy muy feliz porque me haya rastreado sin permiso. —voltea a ver a su líder—Te debo lealtad, pero no soy tuya, pudiste buscar otras formas de contactarme.