4. Sucesos extraños

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Lo ocurrido con Daniel no dejaba de dar vueltas en mi cabeza ¿Realmente había pasado o había soñado despierta? Creía más en lo segundo, después de todo aún tenía fiebre, pero es que se sintió tan real, pero ¿Caballos y carruajes? Era demasiado para mí imaginación y aparte aquel hombre de ojos miel ¿Realmente me había visto? Algo en mi lo cree por la forma en la que actuó, pero eso no era posible ¿O sí? Si estaba alucinando como es que pude sentir su mirada, todo era tan confuso y luego la forma tan familiar en la que me habló ¿Quién era Ane y por qué me había llamado así? Preguntas y más preguntas, preguntas para las que no tenía respuesta, el líquido de mi matras empieza a burbujear escurriendo por uno de los extremos el profesor me mira molesto y me apresuró a limpiar, mi amiga Lucia me tiende un trapo mirándome un poco preocupada—¿Te encuentras bien? Desde ayer estás como ida.

—Solo pensaba en algo, pero no tienes de que preocuparte.

—Como digas, pero ya sabes que...

El profesor nos manda a callar y continúa con su clase, Lucia gira los ojos y vuelve a mirar al frente. El resto de la clase pasa lentamente, trato de poner atención, pero mi cabeza no deja de dar vueltas finalmente el timbre suena, salgo de laboratorio y me dirijo a los vestidores para cambiarme para mi clase de deportes, estoy por entrar cuando de pronto escucho como alguien grita 

—¡Cuidado! —Antes de poder hacer algo Daniel me arroja al suelo, protesto, pero justo en ese instante un balón golpea el estante, que se encuentra a un extremo de dónde me encontraba, haciéndolo caer, vidrios vuelan por doquier observo las caras absortas de todos a mi alrededor ¿Qué acaba de pasar?

Daniel se pone de pie y me tiende la mano, yo la miro dudosa pero finalmente decido tomarla, me pongo de pie, él me analiza y luego pregunta. —¿Te encuentras bien?

Yo asiento con la cabeza, el suspira "Debes tener más cuidado" escucho su voz en mi cabeza

—¡Acaso tú...!

El me mira arqueando una ceja—¿Qué sucede?

Niego con la cabeza—¿Dijiste algo?
—Pregunte si te encontrabas bien.
—Pero después de eso
Él niega—No ¿Por qué? ¿Segura de que estás bien?
Asiento—Estoy bien, solo me pareció haber escuchado algo, pero descuida no fue nada solo ideas mías. —Al menos eso esperaba, él asiente y mi comentario parece tranquilizarlo un poco.

—¿Pero no te lastimaste o algo? Puedo acompañarte a la enfermería si quieres. Lo miro un poco extrañada ¿Por qué se interesaba tanto en mi—En verdad no tengo nada, llegaste justo a tiempo. —al decir esto último una nueva idea me invade, no recordaba haberlo visto ¿De dónde salió?—Pero ¿Cómo supiste que el estante caería? No recuerdo haberte visto antes.

Por un segundo lo noto algo nervioso, pero sonríe y se limita a encogerse de hombros—Vi cuando aquel chico lanzó el balón, digamos que tengo buenos reflejos.

Lo miré de reojo pensando en si creerle o no, todo había pasado tan rápido y aunque me alegraba que hubiese llegado a tiempo, su heroica hazaña ahora se sumaba a la gran lista de preguntas por responder. Quise seguir cuestionándolo, pero si los últimos sucesos me habían enseñado algo es que había cosas a las que difícilmente se les podría dar explicaciones, quizá era cierto lo que decía y estaba cerca cuando vio venir el balón, cuál sea el caso anoche apenas había dormido y francamente no tenía ánimos para esto, así que finalmente me límite a asentí y terminé por agradecerle. —Gracias por salvarme

—Fue un placer salvar a tan bella dama, no tienes que agradecerme.—Su comentario me hizo sonrojar, él me sonrió, pero me fue imposible verle a la cara, saqué mi teléfono para ver la hora, al hacerlo me pareció ver en mi reflejo que mis iris ahora se encontraban azuladas, exclamé aterrada y él me vio con preocupación. —¿Está todo bien?

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora