46.El baile

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La puerta se abre y Lind entra seguido por Alia, quien me observa con una mirada de desprecio, yo la ignoro y doy un paso al frente con una gran sonrisa—Bienvenidos, es un placer tenerlos aquí con nosotros. 

Lind pasa de mí y ve de reojo a Mileva, sé que tiene un conflicto interno por ver a su madre, al final se gira y finge analizar la casa con atención para finalmente plantarme cara—¿Cuándo y cómo será tú desafío? 

Yo lo miro un poco preocupada por lo frio de su tono lo que hace que la incertidumbre me invada ¿en verdad es muy bueno actuando o es que al final el cambio no sirvió de nada? Se que Mileva se pregunta lo mismo porque mira disimuladamente su muñeca, en cuanto Alia ve que nuestra atención no está en ellos carraspea visiblemente molesta—Te han hecho una pregunta o es que acaso no tienes la mínima educación para responder.  

Yo trato de no molestarme por su actitud y simplemente intento seguirle el juego—No es el caso, solo me ha tomado por sorpresa, así como el hecho de que estes tu aquí, creí haber sido clara cuando dije que la invitación era para Lind. 

Para sorpresa de todos es Lind quien se apresura a responder—Fui yo quien le pidió que viniera, si ella no se queda yo tampoco lo hare.  

Rodrick ve lo tenso de la situación y se apresura a intervenir—Es un poco inesperado, pero no creo que haya problema si ella se queda ¿verdad Anelis? 

—No hay problema alguno, pediré que le preparen una habitación y en cuanto a lo otro tendrá que esperar, hemos preparado un banquete para celebrar tu llegada, por ahora puedes alistarte y luego del evento discutiremos este tema. 

Él no parece muy contento, pero no dice nada y se apresura a entrar a la casa junto con Alia, en cuanto se va todos nos miramos preocupados, yo enlazo con Rodrick "Eso fue espeluznantes, crees que realmente..." Él interrumpe mi línea de pensamientos "Espero qué sí, pero de cualquier forma debemos ser cuidadosos" Ambos asentimos y yo me apresuro a subir a mi oficina, pero en cuanto entre pegue un brinco sobresaltada —¿Qué haces aquí Lind? Te dije que hablaríamos más tarde. 

Él me miro de brazos cruzados sin decir nada y luego comenzó a caminar hacia la puerta, yo me apresure a detenerlo, pero en cuanto toque su brazo una visión se apodero de mí, en ella Alía envenenaba mi comida y yo moría, haciendo a Danield enloquecer y matarla, lo que al final envolvía a Lind en una literal nube de obscuridad. Solté su brazo y contuve una mueca, Lind también se veía preocupado ¿A caso lo había visto o es que estaba molesto porque lo toque?  Él se apartó de golpe y empezó a caminar con prisa, yo camine tras él —Lind ¡Espera! 

Él solo se giró y con la voz más fría que había escuchado exclamo—Cuídate de Alia.—Luego de eso bajo las escaleras de un salto y se alejó dejándome helada ¿Qué acababa de pasar? 

Subí a mi cuarto bastante azorada, en cuanto entre cerré la puerta y finalmente me di un momento para soltar el aire que tenía contenido, era verdad que esperaba que el protectus tramara algo, pero no pensé que lo harían tan pronto ni tan descarado. Estire mis cabellos hacia atrás y trate de pensar en que hacer "Respira Ane, no deben ver que te asusta" Me repetí a mí misma tratando de calmarme, luego de un par de minutos finalmente sentí como mi respiración se ralentizo, cuando me calme por completo llame a Jane para que me ayudara a alistarme, era hora de dar un espectáculo. 

Baje al salón con un vestido plata en tonos de gris y el cabello en un chongo alto sintiéndome completamente extraña, no solo por los tonos tan obscuros que eran ajenos a mí, si no por lo raro que era estar en el salón rodeada de gente, aquel lugar que solía estar vacío ahora estaba lleno de personas riendo y bailando. En cuanto estas se percataron de mi presencia guardaron silencio e hicieron una reverencia, yo agache la cabeza como saludo y les indique que podían continuar con la música y me apresure a terminar de bajar la escalinata para encontrarme con la radiante sonrisa de Danield—Qué hermosa se ve esta noche majestad. 

Yo sonreí y escanee el elegante esmoquin negro que lo adornaba—Lo mismo digo Leopold. 

Él solo rio y me tendió la mano para invitarme a bailar.  Al llegar al centro de la pista mi corazón latía despavorido, él lo noto y alzo mi mentón—Mírame y no pienses en nada más, lo harás bien. 

—Pero...—Él no me dejo terminar y en su lugar puso mi mano en su hombro y entrelazo mi otra mano con la suya. Era obvio que a diferencia mía el tenía experiencia en este tipo de cosas. 

En cuanto el primer acorde resonó en el aire, Danield me atrajo hacia él con firmeza y comenzó a guiarme a través del lento vaivén. Al principio, mis músculos se tensaron, resistiéndose a la inesperada intimidad del momento. Sin embargo, cuando la habitual corriente que compartía con Danield comenzó a recorrerme finalmente pude tranquilizarme y me dejé llevar, mis pies se movían casi por instinto sobre el suelo. Pronto, la sensación de flotar se apoderó de mí, una ligereza casi etérea que me hizo olvidar por completo dónde estaba. Era como si estuviéramos solos en el universo, con la música tejiendo una barrera alrededor de nosotros. La realidad se desvaneció, dejando solo la conexión palpable entre nosotros y el ritmo que marcaba nuestros movimientos.

De repente, Danield me alzó en el aire, sus fuertes brazos brindándome apoyo mientras girábamos en una danza suspendida. Una risa genuina brotó de mis labios, burbujeando desde lo más profundo de mi pecho, mientras sentía la mezcla de vértigo y emoción. Los giros se sucedieron en una secuencia perfecta, cada uno más liberador que el anterior. Cuando finalmente me devolvió al suelo, mi corazón latía con fuerza, sincronizado con los últimos compases de la canción. La melodía llegó a su fin, y ambos nos inclinamos en una reverencia conjunta, recibiendo una ola de aplausos que parecía estallar a nuestro alrededor. Solo entonces la realidad volvió a mí, recordándome donde estábamos. De pronto un aplauso pausado llamo nuestra atención, ambos nos giramos encontrándonos a Lind del brazo de Alia, quien aplaudía burlonamente.  —Qué bonito les quedo el teatro, pero ¿Qué pretenden con todo esto? 

Iba a contestar, pero Danield se me adelanto—¿A caso no te gusta? Creímos apropiado crear un espacio para que las personas del consejo puedan conocerlos mejor. 

Alia giro los ojos—Más bien para que la conozcan a ella mejor. 

Niego—Yo soy la anfitriona, pero después de todo tu eres el invitado de honor.—Hago una reverencia—Esperamos que disfrute la velada su alteza. 

Alía giro los ojos y dió un paso al frente en mi dirección dispuesta a golpearme pero Lind uso su agarre para tirarla hacia atrás—Crei que eras más lista, hay demasiados ojos mirando.—ella suspiro y asintió molesta, luego tomo la mano de Lind y ambos se fueron a la pista de baile.

En cuanto se fueron Danield y yo soltamos el aire que teníamos contenido luego Danield nego—Te dije que esto no era buena idea.

—Se que es arriesgado pero estén cerca o no de todas maneras intentarán algo, prefiero que lo hagan donde pueda vigilarlos.

Él hace una mueca y se limita a asentir, lo que agradezco, se que toda esta situación lo pone muy nervioso. La velada avanza y yo estoy exahusta, no sé cuántas manos he tenido que estrechar pero con tantos rostros incluso los conocidos se vuelven borrosos. Salgo al jardín y me siento en una de las bancas junto al estanque, respiro un momento cuando en ello escucho pasos, me volteo a prisa tratando de entender quien se aproxima, pero apenas la veo todo se vuelve negro.

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora