15. ¿Te aterra morir?

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Trato de no llorar al escuchar su comentario, pero es inútil, un par de lágrimas traicioneras ruedan por mi mejilla—¿Tú crees qué no lo sé? ¡Esto ya es difícil, no me lo hagas más!
—Perdón, tienes razón estoy siendo injusta, es solo que.-ella suspira—Te entiendo creme que sí, sería capaz de dar la vida por mis hermanos si tuviera que hacerlo, pero ver morir a alguien que amas te destroza el corazón.-se le quiebra la voz—Cuando mi hermano murió una parte de mi se fue con él, la imagen de sus ojos sin luz me atormenta cada noche, cuando me entregaron su cuerpo destrozado y frío morí, morí de nuevo cuando por más que lo intente no pude oír el latido de su enorme corazón. La muerte de mi hermano acabo conmigo, pero lo hizo más el verlo así, no le deseo eso a nadie. Por eso no puedo estar de acuerdo contigo.

Ella se pone de pie y se va, dejándome sola y envuelta en un mar de lágrimas, mientras lloro siento como el viento me golpea con fuerza y el rostro de mis padres y mi hermano me azotan con cada recuerdo que cruza por mi mente, de pronto escucho pasos, alzó la mirada encontrándome con los preocupados ojos verdes de Fabián—¿Señorita se encuentra bien?

Yo me apresuró a negar—No, nada está bien ¿Tú crees que cometo un error?

Él suspira y se sienta a mi lado—No puedo decirlo, si fuese su familia preferiría enfrentar una vida de peligro que perderla para siempre, pero como alguien que ha visto los horrores del mundo puedo decirle que es un precio que quizá es mejor pagar.

—¿Y si solo desaparezco?

Él niega—Verla morir les dolerá, pero sin duda es mejor que no volver a saber nada de los que amas.

—¿Tú dejaste a tu familia? ¿Cómo fue para ti?

Él niega—Yo no tengo familia señorita, mis padres murieron cuando era un niño crecí en las calles, estuve solo por muchos años hasta que encontré a mi hermana. No era mi hermana de sangre, pero ella me cuido como tal.-veo que su mirada se entristece al recordarlo.

Por lo que dudo un momento antes de preguntar—¿Y qué le pasó a ella?

—Quisiera poder decirle, pero francamente no lo sé, en cuanto ella se fue jamás volví a saber de ella. Una noche soñé que había muerto, no sé si sea verdad, pero en verdad ruego que no sea así.

—¿Y nunca la buscaste?
El asiente—Lo hago cada que puedo, pero nunca he logrado nada. El dolor de no saber es algo que me consume, no debería dejar que a su familia la consuma también.

—¿Entonces crees que debería morir?
—Digo que la vida es dura y de una u otra manera terminaremos por lastimar a los que queremos, pero al final es su decisión el cómo quiere hacerlo.

—Pero no crees que...
No logro terminar porque una chica de piel azabache corre en nuestra dirección, en cuanto ve a Fabián parece aliviarse—¡Debes ayudarme Fab o Sir August va a correrme!.—Trata de jalarlo lejos, pero él la aparta.

—Calma Cassie, dime qué pasó.
Ella estaba despeinada y lucía muy agitada—Es que perdí a los caballos.
—¿Cómo vas a... ?.-de pronto parecen recordar mi presencia y ambos guardan silencio, la chica se tira al suelo y comienza a suplicar.

—Discúlpeme alteza, no era mi intención ignorarla así, le ruego me perdone.
Rápidamente me limpio las lágrimas y trato de ponerla en pie-No tienes que disculparte y deja ya las formalidades.
—Le agradezco señorita.-parece recordar algo y vuelve a mirarme preocupada-No le mencionara al rey este asunto ¿O sí?

Niego—No debes preocuparme por ello
Ella me abraza agradecida, pero en cuanto se da cuenta se apresura a soltarme—Discúlpeme, yo no...
Rio por su gesto—No pasa nada, has lo que tienes que hacer. -ella asiente y hace una referencia y luego toma a Fabián de la mano para llevarlo lejos pero el voltea y me mira expectante—Ayuda a tu amiga, yo estaré bien.

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora