19. Regreso a la realidad

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Escucho a lo lejos el llanto de mi madre, sé que está abrazando fuertemente a mi hermano tratando de no perderse. Una parte de mi se rompe y quiero hacer todo a un lado para correr a abrazarla, pero sé que no puedo, este es el único camino, siento mi cuerpo pesado, me siento cansada y algo adormilada pero el dolor que sentí luego del accidente se ha ido, sé que para este punto mis heridas han comenzado a sanar y no queda mucho tiempo.

Alguien se para a mi lado y toma mi mano discretamente, deja una pequeña piedra turquesa y se aparta sin ser visto, con el poco control que tengo cierro la mano y la mantengo a salvó.

El tiempo va pasando y siento como de a poco todo toma su sitio, mi piel deja de verse opaca y recupero mi fuerza, siento el aire más caliente y una corriente de energía invadirme; sin embargo me mantengo quieta, aunque muchos ya se han marchado aún quedan un par de personas, entre ellos mis padres, sé que no se irán pronto por lo que no me queda de otra más que esperar, el tiempo transcurre y el olor de las flores comienza a marearme, siento el deseo de estornudar pero me contengo justo a tiempo, en ese momento mi hermano se para a mi lado y me mira triste

—Perdón por no cuidarte lo suficiente pequeña, lamento no haber estado más tiempo a tu lado, odio que ya no estés, nada será lo mismo sin ti a mi lado.—me es casi imposible contener las ganas de decirle la verdad, de borrar la tristeza en su mirada y decirle que nada de esto es su culpa pero en su lugar decido ser fuerte por él, besa mi frente y se da la vuelta, segundos más tarde comienzo a sentir como el hechizo de apariencia comienza a desaparecer, maldigo por lo bajo y pido internamente que nadie lo noté, Jack parece ver algo porque se acerca a mi nuevamente, creo que será el fin pero el ruido de un jarrón rompiéndose lo distrae

—¿Quién está ahí?

—Perdón, me disculpo, he tropezado.—de inmediato reconozco la voz de Danield.

—¿Quién eres?

—Soy... Era amigo de tu hermana, compartíamos algunas clases en la escuela, solo quise pasar a despedirme ¿Crees poder darme un momento?.— él duda, pero finalmente se va

En cuanto mi hermano abandona el cuarto yo suspiró aliviada—No sabes lo difícil que es estar muerta.

Danield ríe y niega—Shh, recuerda que los muertos no hablan.

—Pues está lo seguirá haciendo si no me sacan de aquí pronto.

—Estas de suerte porque justo a eso he venido ¿Tienes la piedra?

Asiento y él me ayuda a incorporarme

—¿Te sientes bien?

—Un poco mareada, pero teniendo en cuenta que reviví de entre los muertos, nada de qué preocuparse.—luego de ayudarme a salir él rompe la piedra sobre el espejo del ataúd, proyectando una ilusión en el lugar donde antes me encontraba, acto seguido se encarga de sellar la caja y abre un portal, él hace una reverencia invitándome a cruzar primero, pero yo niego y tomo su mano —Te necesito.

Él traga fuerte y me mira un poco extrañado, yo señaló el portal y el suelta el aire que tenía contenido, luego sonríe—No me necesitas para cruzar, pero cruzare contigo si es tu deseo.

Luego de asentir ambos cruzamos, del otro lado Sir August me espera con los brazos abiertos, rápidamente corro hacia él, lo abrazo y finalmente me permito romperme—¿Es normal que duela tanto?

Él asiente—Dejar atrás lo que fuimos no es algo fácil, pero me temo mi niña que es el único camino para nosotros, prometo que con el tiempo tu dolor se volverá más soportable. —asiento y me aferró más fuerte a él

Pasaron un par de semanas, los primeros días despertaba llorando en las noches deseando que todo fuera una pesadilla, pero poco a poco me fui haciendo consciente de la realidad, fue duro, pero retome mi entrenamiento. Tal como Danield me dijo, luego del incidente me volví más fuerte fue como si mi cuerpo hubiese creado una coraza para evitar que volviesen a lastimarme, al inicio me costó acostumbrarme, me sentía pesada y me costaba respirar, pero cuando aprendí a controlar mis nuevas habilidades me volví más ágil.

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora