3. El chico misterioso

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A la mañana siguiente me sentía muy cansada, apenas y había pegado ojo en toda la noche, imágenes de lo ocurrido martilleaban mi cabeza.Me sentía más inquieta de lo que debía, pero sabía que seguir así no me llevaría a ningún lado.

Como pude me vestí y arregle para la escuela, al ver mi deplorable aspecto estuve tentada a volver a la cama, pero no podía seguir así, además sabía que si lo hacía acabarían por llevarme a una clínica y eso no iba a pasar, no se porque pero nunca he sido muy fan de los hospitales, algo en mi me grita que debo mantenerme lejos de ahí, así que puse mi mejor cara y baje a desayunar.

—Por lo que veo ya te encuentras mejor, al fin saliste de la cama. —dijo mi padre a la vez que bajaba su periódico y lo doblaba.

Mi madre por su parte me mira y niega molesta—Yo no la veo mejor, tiene los ojos hinchados y está muy pálida.

—Si estoy mejor, solo dormí de más y ocupo algo de sol—mentí, realmente seguía sintiéndome terrible pero no quería alarmar a mi madre.

Mi madre sonrió—Eso me alegra, aunque aún no me convences del todo, si mañana sigues así iremos al médico.

—¡Pero mamá!
—Nada de peros, ahora date prisa que se te hará tarde para la escuela. —asentí y me apresure a desayunar, luego Jackson me llevo al colegio.

—Sabes eres demasiado terca. —Dijo Jack mientras daba vuelta en una intersección.

Yo gire los ojos—¿Y ahora de qué me acusas?
—Te acuso de insensata, debiste ir al médico o mínimo quedarte en casa. No sé qué tengas, pero algo me dice que no se irá, así como así.

Finjo estornudar y él se encoje en su asiento tratando de cubrirse—Borra esa falsa preocupación sé que solo lo dices porque temes que te enferme antes de tu cita de mañana.

Él me mira sorprendido—¿Cómo es qué tú... ?

Me encojon de hombros—Te escuché hablar por teléfono, realmente no eres bueno siendo discreto.

Guarda silencio un momento mientras espera que el semáforo cambie de color—Es descortés espiar a la gente ¿Sabes?
—No te estoy espiando, solo escuché por casualidad, pero me alegro por ti, espero que pronto te saque de casa para que no tenga que soportarte.

—¡Oye! Al menos finge que me quieres un poco.
—Sabes que lo hago, aunque seas un tonto no puedo evitar quererte.
Se lleva las manos al pecho—Un día de estos me matarás con tanto insulto.
—Eso no es posible, pero dime ¿Dónde la conociste?
—Esta en mi curso de inducción de la facultad, quiere estudiar lenguas.
—¡Genial! Al fin tendremos a alguien que pueda hacerte de traductor.

El revolotea mi cabello y yo lo manoteo—Dejame en paz y pon atención al camino o nos matarás a ambos.—El finge perder el control y yo le doy un golpe en el hombro.—Dejate de juegos.

El no dice más y continúa conduciendo, hasta que  finalmente llegamos a la escuela, en cuanto estoy por bajar cierra la puerta para volver a cerrar—Estas segura de esto, aún no es tarde para que te regrese a casa.

—Estoy bien, ahora suelta esa manija que debo ir a clase.

—Pero, Xime.
—Te juro que estoy bien. Ahora corre a clases y no te metas en problemas.
—Lo dices como si fuera alguien muy problemático.
—Si le preguntas a mamá verás que es así.
Él rio—Ella hace un mar de un vaso de agua.

Bajo del coche—Ten un buen día Jack
—Igual tu peque, no hagas tonterías y si algo va mal prométeme que me llamaras. —Asiento y me alejo antes de que cambie de opinión y vuelva a arrastrarme a casa. —Llego a mi salón y coloco mis cosas en mi pupitre luego de dejar todo en su lugar fui a dirección a que me sellarán el justificante del día anterior.

El Secreto De La Sangre RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora