Haruko Ishikawa es una joven adolescente que vive en una sociedad donde el 80 % de la población tiene algún tipo de habilidad o don. Ella no es una excepción, pero lo que su don conlleva siempre la ha dejado preocupada y temerosa de herir a los dem...
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La primera prueba terminó cuando la última persona, la número 100 entró en la sala. Cuando estuvieron todos, una enorme pantalla apareció ante el grupo y una voz pidió a los presentes que prestaran atención. Las partes de campo y de ciudad que antes habían ocultado a los estudiantes en la primera prueba, ahora no eran más que escombros mientras todo explotaba. Haruko observó con la boca abierta, fascinada por toda la destrucción que veían sus ojos. Sabía que no había peligro que todo estaba controlado así que podía mirar y maravillarse como cuando observas fuegos artificiales.
-La segunda prueba constara de un equipo de rescate. Deberán evacuar a los transeúntes... -las imágenes mostraban a personas, desde niños hasta ancianos mientras la voz seguía explicando.- Son victimas profesionales, actuaran para hacer la situación más realista. Su labor de rescate se valorará con puntos y si al terminar la actividad tienen los puntos suficientes, aprobaran. La prueba comienza en 10 minutos.
Tras la explicación, Haruko se quedó pensativa. Aquella prueba era muy útil, reflejaba la labor real de un héroe en una situación real. No podía evitar sentirse nerviosa. Debía de dejar de ver aquella prueba como un examen y verlo como algo real, como una situación que podría vivir en cualquier momento. De ese modo, quizá podía aprobar... Aunque no podía evitar pensar que era una estudiante de primer año, apenas estaba comenzando, así que era normal que hubiese cosas que no sabía.
Una alarma indicó que la prueba comenzaba, todos corrían en busca de heridos. Haruko se elevó en el cielo gracias a la energía que salía de sus pies y sus manos. Aquello la cansaba un poco más rápido que hacer escudos, pero desde la altura tendría mejor visión. Allí en el cielo, fue donde se encontró con Inasa Yoarashi, ya sabía cual era su don, el viento. Podía controlar y manejar las corrientes de aire. Ambos se miraron brevemente antes de tomar caminos separados. Ella se alejó del grupo hacía otra area, escuchó a un anciano pedir ayuda.
-¡Socorro! ¡Ayudenme!
Ella se dejó caer cerca, el anciano tenía un escombro encima.
-Tranquilo señor, lo sacaré de ahí. -ella envolvió el escombro y liberó al hombre.- ¿Se encuentra bien?
-Tenía un escombro encima, ¿como voy a estar?
Esa respuesta la dejó sin palabras, ella había decidido tomarse aquella prueba como un caso real, pero no esperaba aquello.
-En ese caso... lo llevaré hacía el refugio más cercano...
-No puedo andar.
Ella envolvió al anciano en una burbuja, floto en el aire mientras ella caminaba.
-No has preguntado si me duele algo.
Ella apretó los labios nerviosa. Aquello sería peor de lo que imaginó.
-Todo saldrá bien. No tienes que preocuparte. -dijo Haruko con una sonrisa. Aquella sonrisa era sincera, mostraba sus dientes, esa sonrisa felina que su hermana siempre le dijo que debía mostrar más. El anciano la observó y por un momento sus ojos brillaron. Aquella sonrisa podía tranquilar a cualquiera.
