Mejor pierde tu tiempo con Ashton

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 Narra Eddie:

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 Narra Eddie:

— No sé realmente qué pretendes con tu discurso sobre qué hacer y qué no— Ella habló, se veía malhumorada. Usaba una blusa color rosa y jeans azules, Jules se veía linda, pero podía oler que era una nenita.

— Pues la verdad es que no pretendo nada, de no ser porque he descubierto tu asqueroso secreto, ni posaría mis ojos en ti en la escuela. Es más, nunca había notado que tienes un ojo levemente más grande que otros y que tienes un pequeño espacio entre tus dientes— Hablé con el propósito de molestarla, ella tapó su cara con sus manos, se puso colorada y yo lancé una carcajada.

— ¿Qué es lo gracioso?— me preguntó— Deberías simplemente dejarme trabajar.

— Lo siento, me gusta...no sé, quizá por eso no tengo tantos amigos— Di un sorbo a mi cerveza. Ella negaba con su cabeza.

— Pues pensé que ya lo habías notado— Ella agregó fastidiada.

— Soy un buen consejero, de eso sí que no hay dudas— Estiré mis brazos y bostecé— ¿Falta mucho aún?— Ella me miró furiosa y yo me largué a reír.

— Primero, pues sí, falta. Y segundo, no eres un buen consejero, sólo eres un veinteañero que piensa que es dueño de la razón— ella me lanzó y yo me acerqué a ella.

— Pues espero con ansias cuando llegues llorando donde mí y me digas: ''Eddie, tenías razón. Albert Hanson es un pervertido''— hice una voz graciosa, para sacarle una sonrisa quizá, sabía que estaba intimidada por mí, y mi personalidad no ayudaba en mucho. Ella se vio tentada a la risa, lo podía sentir, pero se contuvo, porque además es orgullosa, no me iba a dar la razón así de fácil.

— Eso ya lo veremos Eddie, no pasará— Siguió escribiendo.

— Si tienes la razón, hago lo que me pidas— Me encogí de hombros— Pero sí yo tengo la razón, haces lo que te pida.

— ¿Qué clase de chico de veinte adora las apuestas?— Ella abrió sus ojos, divertida.

— Te estás riendo por mi causa, tan mal no te la pasas conmigo— La miraba mientras apoyaba mi cabeza en mis manos.

— Lo peor es que asumes cosas que no son— Ella miró— ¿Y por qué lloraría en tu hombro si Albert me daña?

— ¿Alguien más lo sabe?— pregunté con mi mirada puesta en sus ojos azules— Soy quien sabe tu mayor secreto, cuando te des cuenta de que Albert es un idiota, entonces pensarás,'' Eddie tenía razón, debí confiar en su madurez de los 20 años, iré donde él a llorar porque siempre tuvo la razón''— imitaba voz de chica. Sabía que Jules quería pretender estar molesta conmigo, pero no podía.

— ¿Por qué diablos te me haces chistoso?— Ella preguntó sonriendo— Se supone que debes ser un líder satánico o agresivo, no lo sé.

— Hey, baja las revoluciones chica— La miré sorprendido— El que sea metalero y malhumorado, no quiere decir que sea un monstruo. No me acuesto con chicas de tu edad.

— Hey...— ella parecía molesta— Tengo 18, no soy una niña. Sí podrías acostarte conmigo— Ella soltó en un mal juego de palabras, pues lo notó. porque llevó sus manos a la boca, confundida por la vergüenza— Mierda...no quise sonar así.

Yo estallé en una carcajada.

— ¿Estás insinuando que te quieres acostar conmigo?— pregunté sólo para molestarla— Pues desde ya te digo que con hacerme las tareas no es suficiente. Soy difícil— Ella golpeó mi brazo.

— Eres un tonto Edward Munson, lo que menos quiero es una conversación en doble sentido contigo— ella hacía todo lo posible por mantenerse correcta, y eso era doblemente gracioso e irónico, sabiendo que se folla al de literatura, o al menos tiene la fantasía de ser follada por él.

— Bueno ya, lo lamento. A lo que quería llegar realmente, es que...piensas que debo ser malo y cruel y todo eso, cuando realmente soy un tipo normal. Pero a las chicas de tu mundo, les crean una barrera con los chicos como yo, que soy bastante más correcto que esos chicos con los que andas por ahí, partiendo por Hanson.

— ¿Siempre hablarás de Albert?— Ella me miró seria.

La verdad es que si le hablaba de Albert era porque realmente no se me hacía la mejor especie de tipo, había oído los rumores de Yuki Jeong, también algunos de Molly, ahora tenía a Jules Henderson, que estaba igual o más tonta que las anteriores.

Pero las chicas siempre prefieren a los mayores, y contra eso no podía hacer nada.

— Los chicos mayores son un problema a veces— la miré.

— Tú también eres mayor— ella soltó.

— Pero tú y yo no vamos a besarnos, jamás de los jamases— me acerqué a ella— Nunca voy a tocar una punta de tu cabello— tomé una mecha de su pelo, rompiendo las palabras que le hacía dicho segundos atrás— Esa es la diferencia.

Narra Jules:

Mi corazón estaba latiendo rápido, quería morir en ese preciso instante, ¿Cómo se suponía que debía reaccionar a eso? Jamás en la vida había imaginado a Edward Munson tocando mi cabello, él se supone debía ser despreciable y malvado, no un algodón de azúcar.

— ¿Me estás diciendo fea?— hice la pregunta más estúpida de la vida.

— ¿Por qué dices eso? —Eddie largó una carcajada. Se paró de silla y fue a la nevera en busca de otra cerveza, estiró sus brazos y vi esa línea de piel al descubierto que quedaba por la separación del borde de su playera y el borde de su pantalón. Sentí algo en mi estómago, se supone que no debía fijarme en esos detalles de Eddie.

— Pues...— no supe qué decir.

— ¿Porque dije que no nos vamos a besar?— él hablaba de todo con tanta naturalidad.

— Quiero aclarar que no quiero que me beses, pero lo has dicho como si fuera un bicho feo y eso sonó triste— me lamenté, y eso me daba tanta vergüenza.

— Si no fueras una reinita, hubiera coqueteado contigo— Eddie acarició mi mano— Pero las chicas como tú, son siempre un drama— susurró cerca mío. Generalmente soy yo quien corta las alas de los chicos, soy yo quien clasifica a quien puedo regalarle un beso, y ahora, es Eddie quien me encasilla en básicamente una abeja reina que sólo sería un problema—Ya sabes, eres linda, pero eres más tierna que linda— él volvió a acariciar mi mano— Yo soy un poco más salvaje— carraspeó y sentí algo en mi estómago, porque sabía a qué se refería con ese salvajismo— No me gustaría cargar con la inocencia de una chica tan dulce como tú.

—No soy dulce...— fue lo único que pude decir.

— El que estés metida con un hombre de 27 años, ya es bastante dulce, y estúpido— Me dedicó su sonrisa— Deberías ir a los brazos de Ashton, de seguro son compatibles.

— Ashton es un idiota— aclaré, un poco molesta.

— Pero es popular y lindo, es compatible contigo, que eres una abeja reina y linda. Mejor pierde tu tiempo con él, y no con pervertidos como Albert Hanson— Eddie habló cerca mío.

 Mejor pierde tu tiempo con él, y no con pervertidos como Albert Hanson— Eddie habló cerca mío

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bigger boys and stolen sweethearts (Eddie Munson) TERMINADA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora