Jules es una abeja reina de las buenas, se enamora del freak y él es demasiado hermético como para asumir que se ha enamorado de una princesa de secundaria amante del drama
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Narra Jules:
— ¿Sabías que la hija de los Edwards al parecer está embarazada?— Mi madre habló en la mesa, estábamos los cuatro cenando. Dustin me miró toda la cena, y yo lo miraba a él.
— ¿Te refieres a Molly?— preguntó Michael, mi padrastro. Yo la conocía, o al menos la ubicaba, estaba dos cursos más abajo que yo, se veía una chica tranquila.
— Dicen que no saben quien es el padre de la criatura— mi mamá hablaba como una vieja chismosa.
— Mamá, es feo decir eso. La chica puede tener un novio secreto y ya— obviamente le iba a prestar ropa a la chica, nadie está libre de esas cosas.
Terminamos de cenar, al menos habían cambiado el tema de Molly Edwards, no se siente bien especular sobre una historia de la cual no se es partícipe, eso pensaba realmente, no era quien para apuntarla con el dedo.
Cuando terminé de comer fui hasta mi cuarto, me metí a la ducha y me puse pijama. Antes de irme a la cama, salí a la ventana a tomar un poco de aire, me llamó la atención ver el carro de Albert pasar por mi calle, iba rápido, pude reconocerlo, más él no a mí.
Dustin llegó a mi cuarto sin tocar la puerta, odiaba eso, él, era un chico irrespetuoso, aunque sí que lo adoraba un montón.
— ¿No sabes tocar la puerta?— Le pregunté— Podría estar vistiéndome o algo así.
— Lo siento—se rio— Es sólo que tenemos que hablar, y esto es serio.
— ¿Qué ha pasado ahora?— resoplé.
— Te he visto salir con Eddie de la escuela y eso no es normal. Es más, lo has ignorado todos estos años, y ahora de la nada te subes a su coche.
— Eres un intruso Dustin—me crucé de brazos— ¿Y eso qué te importa?
— Eddie es mi amigo— Dustin me miraba como reclamando algo que era de él.
— ¿Acaso no puedo ser amiga del freak?—Pronuncié bien la letra K.
— Eres popular, no lo contamines con su cerebro color rosa. Nosotros tenemos proyectos secretos, tenemos cosas importantes que hacer, no quiero que lo distraigas, sólo eso, a modo de advertencia.
— ¿Te has puesto celoso porque según tú te he quitado a tu papá postizo?— Sí había notado la dependencia de Dustin hacia Eddie, se la pasaba apegado a él como su perro faldero— Chiquito— toqué su barbilla, me gustaba molestarlo al propio— Eddie tiene 20, por Dios, no lo puedes celar, de seguro que tiene una vida lejos de ese jodido juego.
— Además una chica como tú sólo podría romper su corazón—Dustin me dijo de la anda.
— ¿Una chica como yo?— arqueé una ceja, Dustin se estaba poniendo dramático, aunque me parecía muy tierno que celara a Eddie— Vamos Dustin, sal de mi habitación, no me interesa tu amigo, así que no te preocupes, Eddie Munson podría irse de este pueblo y eso no podría importarme menos.
