Emergencia

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Mientras Eddie y Jules estaban en enfermería entre discusiones acaloradas, Molly Edwards llegó a la oficina de Albert Hanson, le tiró las ecografías en la mesa, él la miró molesto, y antes de que pudiera decirle algo, ella salió por la puerta, el ...

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Mientras Eddie y Jules estaban en enfermería entre discusiones acaloradas, Molly Edwards llegó a la oficina de Albert Hanson, le tiró las ecografías en la mesa, él la miró molesto, y antes de que pudiera decirle algo, ella salió por la puerta, el hombre las cogió y pegó un golpe al mesón, donde estaba el libro de clases.

Narra Eddie:

— Me ha gustado eso que has hecho— Jules me sonrió. Yo echaba suero a sus piernas con sangre en los pliegues de piel de su rodilla, tenía tierra impregnada en la piel muerta, pensé que debía dolerle.

— Te lo mereces, por el golpe— solté— En parte me siento responsable, es por eso.

— Me encanta cómo siempre encuentras la manera de justificar todo— ella agregó, me observaba en silencio mientras yo pasaba una gasa por sus rodillas.

— No me justifico, sólo te digo la verdad— la miré, me gustaba cómo siempre tenía sonrisas para regalarme.

— ¿Por qué sólo no dices que te gusta besarme?— ella preguntó, como si fuera una chiquita— Uno no besa a cualquiera porque sí, la gente se cae a diario y nadie es besado sólo por eso— Jules siempre hallaba la forma de debatir mi manera de pensar— Deberías aprovecharme, varios chicos se me han insinuado pero los he rechazado.

— Claro, chicos como tú— le dije— Y está bien si te quieres ir con ellos.

— Siento que te gusto pero me miras en menos— ella habló, noté algo de tristeza en su mirada— Piensas que quizá sólo soy una tonta niña que sólo le interesa pintarse las uñas mientras tengo una mascarilla facial puesta, que escucha música tonta, y que no tiene idea de quién es Ronnie James Dio— soltó sarcástica— Me desprecias por no ser cómo tú, pero un día estarás con una chica así como tú, y me vas a extrañar, porque soy alegre, y graciosa, y me preocupo por ti— Jules se estaba parando de la camilla para salir de aquella sala. Sus palabras me hacían sentido, pero ella tenía un exceso de personalidad que me atrapaba por completo.

Sin pensarlo tomé su mano, ella sonrió al sentir mi tacto.

— Hey, no te vayas, Jules— le hablé, casi suplicando— No te miro en menos, en ningún caso lo haría. Me gustas así como eres, con tu melena graciosa, con tus ojos azules, con tu separación en los dientes, me gusta estar contigo— cerré mis ojos al decir esas palabras, sabía que en casa me arrepentiría de haber hablado de sobra, pero era eso, o dejar que ella se vaya molesta.

— Acabas de decir que te gusto—ella se aferró a mi cuello. Yo miré al piso, sonrojado, no quería admitirlo así como así, estaba confundido, las chicas como ella no eran mi fuerte, a pesar de todo lo que llevábamos haciendo esos días, era una chica que pecaba de ingenua—Fue lindo eso que dijiste— enrolló una mechita de mi cabello en su dedo, se aferró a mi chaqueta, yo suspiré, me costaba mirarla a los ojos— Me da lo mismo si no me dices que te gusto, sé que te gusta estar conmigo pero te cuesta decirlo— susurró en mi oído— Y no quiero que me adviertas sobre el hecho de que no somos compatibles, porque yo veo que sí lo somos, o sino no me tomarías de la cintura, o no me apegarías contra la pared cada vez que te hablo de cerca— Suspiré— No te dejas querer y yo tengo tanto cariño para darte— me sonrió y buscó mi mirada con sus ojos azules— Y también quiero que me des, cariño— aclaró.

bigger boys and stolen sweethearts (Eddie Munson) TERMINADA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora