Jules es una abeja reina de las buenas, se enamora del freak y él es demasiado hermético como para asumir que se ha enamorado de una princesa de secundaria amante del drama
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Narra Jules:
— ¿Sí sabes que eres la chica más hermosa que pisa la tierra, verdad?— Eddie acarició mi rostro y besó mi frente. Yo asentí, él siempre dejaba rastros de sus besos en mi cuerpo. Me gustaba cuando lo hacíamos, me gustaba cuando él me tomaba de esa forma bestial que florecía cuando estaba en mi interior. Pero me gustaba aún más, cuando estábamos entre sus sábanas, su tío nunca estaba en casa, y ya a esas alturas, lo habíamos hecho en todos los lugares, probablemente no lo habíamos hecho en el cuarto de su tío Wayne, por respeto a él, pero ni la cocina se salvaba. Eddie me miraba con amor, siempre, yo lo sentía, no era como esas primeras veces, donde sólo me conformaba con vivir mi fantasía, pero ahora, él me miraba como si yo fuera la suya, y eso me hacía sentir de tantas maneras.
— Te amo, y mucho— confesé, Eddie me besó en los labios, sentía su respiración caliente, la cama estaba caliente, nuestros cuerpos igual.
— Te amo y más— Él me sonrió—eres mi chica y eso nadie va a cambiarlo ¿Sí lo sabes, verdad?
— ¿Seguirás con esa seguridad cuando pase todo?— Pregunté.
— ¿Todo?— preguntó.
— Debo presentarte a mis padres, es lo lógico. No quiero mentirles la vida entera que voy donde Alice, cuando evidentemente es sólo para venirme a estar contigo— me aferré a su pecho desnudo, él me abrazó, sentía su corazón latir.
— Pór mi no hay problema...
....
''Han encontrado su cuerpo con múltiples símbolos atribuidos al satanismo''
— No puedo creer que el demonio ya llegó hasta este pueblo— Soltó mi madre.
Era un nuevo titular, había salido durante la tarde. Después de esa conversación en el lago, fuimos al tráiler de Eddie, después de las advertencias que le hice respecto a Albert, las cosas tomaron otro rumbo y por arte de magia, terminé en su cama, pero debía volver a casa, estaba saliendo de un castigo y no quería volver a otro, era la única perjudicada.
— ¿Dónde has estado toda la tarde?— mamá me preguntó. Odiaba cuando hacía eso, pasaba ignorándome, y a veces preguntaba por mí, de igual forma, era mi madre, no éramos una familia común y corriente, pero a esas alturas, ya la sangre dejaba de cobrar significancia.
— Salí, sólo es eso— solté sin más. Evitando poner atención en lo que mi madre veía.
— ¿Acaso no eres consciente de lo que ha pasado con Molly?— preguntó y yo suspiré.
— Pues sí, pero no voy a destruir mi vida social—argumenté, y eso pareció enfurecer a mamá.
— Podría matarte alguien ¿Si sabes que hay satánicos en este pueblo?— la mujer preguntó.
