Cambio

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Tantas cosas habían cambiado desde que su mejor amigo ya no estaba cerca. ¿Cuanto tiempo había pasado desde que vio por última vez a Satoru? ¿Dos o tres semanas? ¿Había pasado ya un mes?

Encerrada ya ni sabia si era de día o de noche. Si llovía o era un día soleado.

Se le había encerrado al considerarla como posible conspiradora para liberar a Gojo de aquella prisión; obviamente era verdad, pero también era obvio que la habían retenido en contra de su voluntad por otras variadas razones; primero, para que pudieran tener en su poder a un usuario de la Técnica de Energía Inversa que pudiera curar y casi traer de entre los muertos a cuantos hechiceros quisiera, alguien débil en cuestión de lucha y que no les hiciera frente; y segundo, para tener una carta de triunfo en contra de Satoru si es que algún día salía de ese cubo de rubik en el que estaba aprisionado, sería fácil intercambiarla a ella por la seguridad de los Altos Mandos.

Lo último que había oído sobre algún asunto del exterior, había sido sobre cómo ellos llamaron a Okkotsu para la eliminación inmediata de Itadori Yuuji por la masacre que Sukuna había provocado y como él y varios estudiantes habían desertado de sus respectivos Institutos por alguna razón.

Si tuviera que adivinar, ella apostaría a que van a sacar a Satoru.

Suspiró cuando pensó en lo mucho que extrañaba su estúpida risa, tan contagiosa que la hacía sonreír sin darse cuenta al solo recordarlo.
Recordó su perfume, tan ligero pero a la vez tan masculino y tan fuerte que se quedaba en sus fosas nasales por un buen rato.

Ieiri cerró los ojos y recordó cómo se sentía el calor de un abrazo suyo, de como su mano derecha subía a su nuca y la izquierda se quedaba entre el omoplato y sus costillas amenazando en cualquier momento con hacerle cosquillas.
Sus labios rozando su frente antes de irse a una misión o el beso en sus manos cuando llegaba de ésta. Como una especie de ritual de la buena suerte, una promesa silenciosa que le hacía.

Extrañaba cuando él llegaba a su hogar sin invitación y no se iba hasta ya bien entrada la madrugada. Cuando ponía a Eminem a todo volumen mientras le cantaba cualquier canción del mismo, desde cuanto la odiaba hasta cuando la amaba.

Extrañaba cuando le llevaba el desayuno a la Enfermería, todo en bandeja de plata.

Quería volver a verlo intentar cocinar algo en su cocina y quemar el lugar de paso.
Quería verlo bailar mientras ponía reggaetón del de su tiempo. Quería verlo enojarse. Quería verlo reír. Quería verlo confundido.

Con un suspiro, espero paciente a que toda aquella pesadilla acabara pronto y que su querido mejor amigo volviera a molestarla como siempre lo hacía.

Ella no era una persona de cambio, ella extrañaba su rutina...

oneshots satosho #2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora