Consciencia

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—Hey, Satoru –llamó Geto, el copresidente de la compañía "Gojo Inc.", su mejor amigo desde que eran adolescentes y su confidente —tengo un rato prensando en esto y me preguntó, ¿cuándo fue que pensaste que Shoko-chan era con quien querías pasar el resto de tu vida?

—¿Qué cuando fui consciente? –alzó una ceja mientras hacía un puchero con los labios, dejó el papelero que tenía en su escritorio y se echó hacia atrás, mientras su mente iba a un muy distante 31 de Agosto del 2013.

«Gojo estaba acostado en la cama de Ieiri, viendo caricaturas mientras que ella se acercaba con su IPad y se quejaba de las respuestas de sus compañeros en el examen de Farmacología I, los cuales habían sido encargados a ella para su revisión.

—¿Qué? ¿1 ampoyeta vía intramuscular cada 8 horas de ampicilina para un paciente de 8 años con escurrimiento nasal y dolor de garganta? –se quejó ella, incrédula sobre la respuesta que alguien había colocado. Se dejó caer en la cama y siguió hablando sola sobre como su generación era la más estúpida que había pisado los pasillos de aquella prestigiosa universidad.

Gojo giró su cabeza y le sonrió, viéndola aun más enamorado de lo que podría estar jamás.
Ieiri y él se conocían desde que ambos tenían 16 años y compartieron por 3 largos años aula en la preparatoria. La doctora había marcado muy dentro de él su estampa; se había enamorado de su sonrisa, de su sarcasmo, de su odio por pintorescos y extraños manjares que siempre llevaban endulzante, de su amor por el mango y la forma en la que se manchaba al comerlo, de su ceño fruncido cuando algo parecía molestarla, de cuando se acurrucaba en su pecho después del sexo, de su cabello corto y largo, de sus pequeñas manos, de su inteligencia, de sus conversaciones seria y las estúpidas, de su odio contra el jefe de ambos, Tengen, del amor que siente por ella y ella por él.

—¿Estas bien? Llevas sonriendo desde hace rato y no paras de verme –dijo ella alzando la ceja visiblemente preocupada. Tocó su mejilla derecha y preguntó —¿tengo algo en-?

El beso de Gojo la tomo por sorpresa, la caricia en su espalda baja y en el inicio de su glúteo izquierdo la hizo reír ligeramente.

A partir de ese momento Gojo se dio cuenta que su vida no era nada sin la compañía de Ieiri a su lado y que quería pasar el resto de su vida con ella.»

—¿Y fue así? ¿Shoko quejándose sobre las respuestas de un examen? –preguntó incrédulo Suguru, que no daba crédito a lo que le decía sonriente su mejor amigo.

—Sip, eso es todo –el puso ambas manos en su vientre y volvió a hablar mientras sonreía y daba vueltas en su silla —Shoko quejándose.

—¿Shoko quejándose?

El asintió feliz mientras con discreción acariciaba su anillo de nupcias y pensaba que hasta el más mínimo detalle en su esposa lo tenía tan enamorado que abandonaría todo si ella se lo pidiera.

oneshots satosho #2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora