Profesoria

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—A ver, Satoru –le dijo Geto una vez más suspirando, mientras intentaba mantener la calma y explicarle a su amigo aquel tema de anatomía y fisiología que simplemente no podía entender —ahora, por favor, con tus propias palabras dame una definición de lo que te acabo de explicar ¿si?

—Si –dijo seguro, dándole una rápida vista a la hoja con apuntes, que de inmediato Suguru le quito.

—No hagas trampa, hazlo ya –le pidió.

—Yo... no entiendo, ¿podrías volver a repetirlo? –el suspiro cansado y molesto de Suguru aunado a la risa exagerada de Shoko hicieron que el lugar se llenara con las voces de los jóvenes —por favor Geto, sabes que si vuelvo a reprobar esta materia, mis padres me disminuirán el apoyo económico y me van a quitar el Mustang Eleanor y me van a dar una puta van ¿sabes lo humillante que sería eso?

—¡Satoru! –lo llamo Ieiri mientras dejaba de reír ligeramente y se agarraba el estómago —el porcentaje que te quitarían sería del 10% de lo que te dan- ¡un chico de tu edad no debería maneje millones en una cuenta bancaria!

—Y al menos tú tienes cómo transportarte –añadió Geto reuniéndo sus cosas en la mochila que trajo consigo —no como nosotros los mortales, que tenemos que aguantar las mochilas de los de preparatoria y secundaria, olores horribles, calores y gente peleándose en el metro. Como sea, si tienes televisión, ahí te vez –el chico se levanto.

—Espera ¿qué? ¡¿A donde vas?!

—Tengo otro profesorado con una chica llamada Amanai Riko, Ieiri ayuda al inútil este –le ordeno a la castaña —eres muy buena en temas de la salud, estarás bien.

—¿Qué? –Shoko se levantó del sillón donde estuvo tumbada, comiendo papitas y riéndose del sufrir de sus amigos —No, no, no, no. NO; yo no puedo enseñarle a Satoru, sabes que no tengo paciencia.

—Lo mejor del asunto es que como es Satoru, puedes pegarle cada que te desesperes –Geto comenzó a caminar hasta la puerta en la entrada con rapidez y se despidió con la mano de sus amigos.

—Puta madre –ella vio a Gojo a los ojos mientras que este le sonreía —te quiero mucho, pero no –Shoko tomo su teléfono y comenzó a teclear para que su papá viniera por ella.

—¿Qué? –Gojo se levantó del piso donde había estado estudiando en la mesa de su enorme sala —¡Shoko no, por favor! –pidió él acercándose a gatas de su amiga, abrazando sus piernas y pegando su mejilla izquierda al vientre de ella —por favor ayúdame. Enserio no entiendo y necesito pasar bien, aunque sea con un 6, esta puta materia –él movió su rostro para recargar ahora su barbilla en ella y verla con ojos de perrito a medio morir.

—¡No! –colgó el teléfono en cuanto escucho apenas la contestadora automática de su padre —¡eres un asco como estudiante y no entiendes ni siquiera los principios de genética!

—¡Por favor! ¡Haré lo que me pidas, solo, por favor! –a Ieiri le llamó la atención aquello último que le dijo. ¿Cualquier cosa? ¿Podría pedirle que le pague la matrícula del siguiente semestre porque el inútil de su padre aún no consigue dinero? ¿Usarlo como chofer? ¿Qué la alimente frente a todos? ¿Qué la cargue y lleve de allá para acá por toda la facultad? Tantas posibilidades y tan poco tiempo de humillarlo...
Shoko se mordió el labio saboreando ese momento.

—Bueno... ahora que lo mencionas –a Gojo se le iluminaron los ojos sin darse cuenta del enorme error que había hecho y de aquella cruz que se había echado al hombro —me interesa saber que tanto harías por mi –se dejó caer hacia atrás en el sofá, dejando a Gojo frente a ella arrodillado.

—De verdad haré cualquier cosa –a gatas, él se acercó a Shoko tomando cada lado de los muslos de la chica sobre aquel enorme pantalón negro —piensa en algo y como respuesta tendrás un si.

—¿Harías mi comida?

—No sé cocinar, pero si así me lo pides –trago saliva —lo haré con gusto.

—¿Me comprarías ropa?

—La que quieras.

—¿Serias mi conejillo de Indias?

—Sin duda alguna.

—¿Serias mi chofer?

—Incluso si no me ofreciera a esto, te llevaría a donde quieras.

—¿Pagarías mi médico?

—No sé qué te hace pensar que no –Gojo se acomodo mejor entre sus piernas y pego la pelvis de Shoko con su tórax.

—¿Comerías-?

—Si.

—Pero ni siquiera termine lo que iba a decir –dijo ella.

—No hace falta, lo haré sin chistar.

Ieiri sonrió complacida; al fin podría comprar ropa de marca en una tienda de prestigio... por dios, de solo pensar que dejaría a Gojo en bancarrota sentía un escalofrío en la espina dorsal.

—Siéntate y muéstrame donde se quedo Geto.

|...|

Después de unas extensas 7 horas de estudio sin paras y 30 minutos de preguntas relacionadas al tema que repasaron, Satoru al fin estaba contestando como si un adulto se tratara.

—... una vez más, Satoru –le pidió Ieiri —dime la definición de célula.

—Es la unidad más pequeña de vida.

Ella vio satisfecha a su amigo y cerró la libreta de Geto con una enorme sonrisa que solo era comparada con la de Cheshire; Ieiri se sentía como Dios.

—Mi trabajo aquí ya está hecho, ahora –ella lo vio con malicia y se mordió el labio inferior, saboreando en su mente las Sifuentes palabras —¿listo para mi recompensa?

Gojo sudó frío mientras que, por primera vez en su vida, sentía un oleaje de peligro la ver la cara sonrojada de Ieiri. ¿Qué haría la chica frente a él? ¿A que clase de humillaciones lo expondría? Dios se apiade de su bonito ser.

—Shoko, sobre eso-

—No –dijo ella rotundamente —te rendiste ante mi Satoru –ella se levantó, puso su pie descalzo en su pecho y viéndolo desde su altura no evitó sentir el poder en su mano.
No muchas veces podías tener a tu merced al chico que toda la universidad deseaba tener entre sus piernas golpeándote las entrañas, por lo que ella debía de aprovechar ser la favorita de Dios mientras durara.

Mientras, Satoru no dejaba de verle las panties rosas a su amiga bajo aquella falda de mezclilla. A la mejor, este castigo no iba a ser tan malo.

—Tengo una gran idea que estoy segura que te va a agradar –dijo ella empujando a su amigo un poco con el pie y quitándolo de inmediato —¿tienes loción?

Satoru no respondió, solo se levantó corriendo mientras que seguía a su amiga hasta su habitación.
Bendita sea la ciencia y su estupidez.

oneshots satosho #2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora