Capítulo 4

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Canción She will loved de Maroon 5

Hoy tocaba clase de literatura y la realidad era que estaba emocionada por tenerla debido a que soy una gran fanática de los clásicos y me encanta analizar mis lecturas. Muy nerd de mi parte, pero es mi forma de escapar un ratito del mundo en el que vivimos. Es mi otra casa, mis otras familias. Recuerdo aquella vez en el hospital con mi padre, yo era pequeña y fue la primera vez que me regalaban un libro. Era uno sobre dragones, duendes y princesas, fue mi primer libro de fantasía y me dejó impactada de los mundos ficticios a los que uno puede viajar con solo poner un poco de nuestra imaginación. Lo terminé en tres días y mis papás siempre buscaban la forma de que hubiera un libro entre mis manos. A los 16 descubrí a Shakespeare y fue cuando me terminé de enamorar de los libros.

Volviendo a la realidad Angelina Zozovic

Luego de todos mis pensamientos del día, entré a mi clase y vi a Keiler sentado en una mesa solo.

-¿Puedo? – Pregunté

-Sí, claro. – Su rostro se iluminó al verme y sus labios esbozaron una gran sonrisa.

-Muy bien chicos, hoy vamos a leer Romeo y Julieta, por favor busquen un ejemplar en la estantería.

Keiler y yo fuimos los primeros en agarrar un libro cada uno y al sentarnos comenzamos con nuestra lectura. Debo confesar que ya lo había leído y por supuesto me lo sabía de memoria, pero aun así disfrutaba re leerlo. Al cabo de una hora ya lo había terminado y pude observar que era la primera en hacerlo, así que me adelanté y comencé a completar el análisis que nos habían dado.

-Sí que lees rápido. – Comentó Keiler sin quitar sus ojos de las páginas.

-Ya lo he leído muchas veces, pero gracias, lo considero un halago.

Él se rio por lo bajo y cerró su libro para volver a hablar, solo que esta vez me miraba con mucha delicadeza.

-¿Se te perdió algo? – Dije completando los casilleros.

-Solo admiraba un poco tu perfil. – Mis mejillas comenzaron a sonrojarse - ¿Te han dicho que tiene unos bellos labios?

-No, pero gracias...supongo. – contesté con nerviosismo.

Cuando terminé, me levanté, entregué mi tarea a la profesora y me retiré de la clase. Keiler me siguió.

-¿A dónde vas? – Preguntó como un niño curioso.

-Iré a caminar un poco. – Cuando lo miré de reojo, pude ver en sus ojos la súplica por acompañarme – Puedes venir si quieres.

Era algo increíble este chico. Por fuera era el típico niño "malo" "rudo", con su cuerpo cubierto de tatuajes y una mirada que te comía hasta el alma, pero una vez que cruzabas media palabra con él te dabas cuenta que detrás de esa fachada había una persona amable y humilde. Eso me daba la seguridad de sentir, no sé, confianza podría decirse al estar junto a él. Sé que casi no lo conozco pero hay algo en Keiler que me transmite paz y tranquilidad.

-¿En qué pensabas?

-¿Perdón?

-Te quedaste mirándome. – Sonrió.

-Lo siento, me perdí en mis pensamientos.

Comenzamos a caminar sin dirigirnos una palabra. La verdad es que yo estaba algo avergonzada por la situación de hace unos segundos, no me había percatado que lo estaba viendo fijamente mientras lo analizaba.

- Creía conocer el amor hasta que tu belleza sedujo a mis ojos. – Soltó Keiler al aire.

-Romeo y Julieta ¿verdad? – Dije sonriendo.

Un verano de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora