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El segundo lugar nunca es mejor que el primero, en cualquier ámbito que se vea, esto Barnes como Stark lo sabían, ambos no podían mandar en el norte de América, uno de los dos tenía que ceder fuera por las buenas o por las malas.

— Necesito a la policía de nuestro lado Sharon, ofrezco lo que deseen.

James musitó con algo de odio en sus palabras mientras su amante se deshacía debajo de él quién la embestía con arrebato y fuerza sin importar que la fuerza de sus manos sobre su cuello comenzaba a dejarla sin aire.

— ¡Mierda James! No hables de trabajo ahora.

El hombre sonrió con malicia mientras aceleraba sus embestidas, disfrutaba ver cómo la mujer luchaba por algo de aire mientras él buscaba su propia liberación.

Más tarde ambos compartían besos fugosos y tocamientos atrevidos en el auto rumbo al trabajo de la rubia.

— Necesito sobornar a un equipo entero de inteligencia James y dudo todos cooperen.

— Ante mí, jamás debes dudar muñeca, es sencillo — James chasqueo la lengua — o acceden o los amenazamos, matamos a cualquier conocido y ni se diga a los traidores, no dudo que Stark tenga a uno que otro espía dentro, debes entender Sharon que si quieres ser la puta ama de New York, debes poner de tu parte.

— ¿Y no lo hago? Casualmente no hay nada que incrimine a tus hombres en el derrame de sangre que hay en Bronx y Queens, cada vez la policía está más alerta cariño.

James evadió un beso de la mujer, su expresión dura la hizo rodar los ojos.

— No lo haces lo suficiente, así como eres buena en la cama, se buena en tu puto trabajo.

Natasha reía corriendo por Central Park seguida de Steve quien la perseguía cómo cualquier enamorado, ambos disfrutaban a toda costa de los momentos en los que estaban solos; para su suerte James confiaba ciegamente en Steve.

— ¡Te atrapé preciosa! — Steve la atrapó haciendo que Natasha riera, se recargó en su pecho y se dejó abrazar por Steve admirando el bello paisaje rojizo que el cielo neoyorquino les brindaba.

Ambos suspiraron quedando en silencio, tan sólo los acompañaba el ruido tenue de la ciudad.

— Podemos ir a cenar pizza, antes de volver a casa.

Natasha se giró envolviendo sus brazos en el cuello de Steve quién negó provocando que la mujer frunciera el ceño.

— Debemos regresar antes de las nueve nena.

— No quiero — Natasha fingió un berrinche siendo interrumpida por Steve quien la besó.

— Tienes una cena con James.

— Mejor escapemos — Natasha suplicó escondiendo su cabeza en su cuello, cada día era más insoportable estar cerca de James quién la acosaba constantemente queriendose meter en su cama.

— Más pronto de lo que imaginas princesa, ahora vamos a casa, tenemos una gala a la cual asistir.

Natasha tarareaba la canción que resonaba en aquel salón, su pie bailoteaba vagamente mientras sostenía su bebida la cual previamente Steve había supervisado su preparación.

James por su parte fumaba un puro y reía escandalosamente con varios funcionarios públicos en aquella cena de cumpleaños del senador más corrupto de la ciudad, apenas entró al recinto presumió a su bella esposa a quién después dejó en el olvido para irse a jugar póker y cerrar asuntos pendientes.

Ᏼꭺꭱꭲꭼɴꭰꭼꭱ || 𝑹𝒐𝒎𝒂𝒏𝒐𝒈𝒆𝒓𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora