2.:LLanto:.

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Cuando el bus lo dejó en aquella parada, respiro profundo, la última vez que estuvo allí, vio esos ojitos azules algo llorosos, mirándolo con tristeza y orgullo, pero hoy? Hoy no había esa mirada, nadie sabía realmente cuando salía, así que para todos sería una sorpresa, aunque a quien más quería sorprender era a su hermoso ojiazul, ver su sonrisa al verlo tras la puerta y sentir ese abrazo que estaba seguro le daría.

Camino hasta llegar a la casa de su familia, golpeo suave y dejó su bolso en el suelo, quieto su gorra y espero a que la puerta se abriera, escucho los pasos y seguido esta se abrió dejando ver a su madre a quien le tomó al menos unos 5 segundos reaccionar.

-Yoongi?- el mencionado asintió y sonrió- Yoongi!!!- grito con la emoción desbordando por todos lados, se le fue encima en un abrazo apretado mientras lágrimas salían de sus ojos, su hijo había vuelto- pero cuando?-

-Hoy por la mañana nos dieron la noticia, antes de las 9 ya estábamos fuera -

-Pero no llamaste para ir por ti, dios! Pasa, hijo, ven - calmó su llanto y se movió para que su hijo entrara, Yoongi miraba la casa en dos años, no había cambiado mucho, pero se sentía diferente- amor!!- llamado al padre de Yoongi-Amor, ven, mira!-

Por un pasillo aparecía un hombre de unos 50 años quien al ver a quien tenía a su esposa tan alterada soltó lo que traía en las manos y al igual que la mujer se fue sobre el peli negro abrazándolo fuerte.

-Yoongi- las palmadas en la espalda resonaban fuerte, para los hombres era un honor cumplir con aquel compromiso a su país, y más aún terminarlo- hijo mío, cuando te soltaron?-

-Esta mañana padre- del bolso sacó un papel, el cual estaba enrollado, era un diploma - esto es para ustedes - el diploma que todo padre quiere colgar en la pared, que acredita que el hijo concluyó de forma exitosa su servicio militar, dando así honor a su familia y a su nación.

-Te felicito hijo esto es- sollozando- en verdad un orgullo -

-Gracias papá- se miraban ambos con la alegría reflejada en sus ojos- y cuéntenme qué ha pasado en mi ausencia- los Min se miraron y sonrieron, tenían claro que en algún punto su hijo preguntaría por aquel muchacho, así que por ahora tratarán de sacarle lo más posible el quite al tema aquel.

-Primero refréscate, cámbiate come algo y después hablamos amor- el menor sonrió, había extrañado mucho los mimos de su madre- te quieres duchar?-

-Por favor y ojalá con agua tibia porque la fría ya me tiene un poco aburrido-riendo.

-Ahí cosas que no han cambiado desde que yo la hice también nos mandaban a bañarnos con agua fría, invierno y verano...-

-Y dos veces al día- completo la frase el menor, tomó su bolso y caminó por aquel pasillo hasta su habitación misma que se mantenía como si él no se hubiera ausentado dos años-gracias mamá por cuidar mi espacio-

-Siempre será tu habitación hijo, no importa los años que tengas- sonrió la mujer, al fin su tesoro había vuelto, suspiro algo nostálgica al pensar en lo que pasaría en unos momentos cuando este tan solo pensara en aquel muchacho.

-Que pasa por qué esa cara?-

-Nada amor, iré a prepararte algo de comer, mientras te duchas y cambias si?- se acercó a él y dejo un beso en su mejilla como si fuera aún un niño pequeño- acaricio su mejilla y salió dejándolo acomodar sus cosas y aclimatarse otra vez al hogar, saco las cosas que traía en el bolso, ropa, artículos de aseo personal, algunos libros, y aquella foto que llevo contigo, donde estaba él y su novio, la miro y sonrió, ya pronto lo vería, y podría volver a besar esos lindos labios, y quien sabe hacer algo más.

Sonrió pícaro y luego de tomar sus cosas se fue a la ducha, mientras en la cocina sus padres se miraban preocupados.

-Debemos decirle mujer, ocultarlo será peor, mejor que le duela de una vez, a que sea de poco-picaba la cebolla con rabia, aún recordaba cuando recibieron la noticia del matrimonio del muchacho aquel que su hijo tanto quería, solo meses después de que este se fuera.

-Lo lastimaremos - sollozo.

-Pero será mejor así - suspiró y siguió con lo que estaba, 10 minutos después su hijo aparecía fresco como una lechuga sonriendo ampliamente al estar otra vez en casa y más aún, volver a comer comida casera hecha por su madre.

-Eso huele muy rico, mamá- se sentó junto a su padre, quien leía el periódico de los pocos que aún quedaban- entonces cuéntenme qué ha pasado en este tiempo-los Min se miraron.

Corrió todo el camino porque sentía que si llegaba más rápido, no podía ser verdad, sus padres no podían estar hablando en serio, él le había prometido esperarlo, se lo había jurado, no podía simplemente haber olvidado aquella promesa, todas las promesas que se habían hecho.

Cuando llegó a la gran casona, golpeó algo fuerte, se sintió desesperado.

-Buenas tardes, joven que necesita- un hombre algo de edad le abrió.

-Buenas, busco al joven Jimin por favor-el hombre lo miró como no entendiendo- Park Jimin vive aquí, no es así - el hombre negó- se fue a donde...-

-El joven Kim vive en Seúl con su esposo hace más de un año y medio, después del matrimonio - y fue en ese momento que el corazón de Yoongi se rompió tan brusco que por un segundo lo sintió dejar de latir- se siente bien?-

-Sé, se casó?- sus ojos aguados- como que se casó, no, él...-

-Quién está en la puerta Jae - cuando la señora Park vio a Yoongi en la puerta aguantando las lágrimas, pasó saliva, temía que en algún punto aquel joven aparecería- Min, volviste-

-Se casó?- la mujer asintió - lo vio bajar la vista y soltar las primeras lágrimas, mientras mordía su labio con fuerza.

-Conoció a un hombre tiempo después que te fuiste y se enamoró - mintió, tenía que alejarlo de su hijo que no tuviera ni ganas ni intención de buscarlo- nunca fuiste algo serio para el Min, debiste saberlo Jimin nunca te tomo en serio de hecho, su esposo apareció días después que te fuiste- Yoongi apretó los puños y sollozo, pero no lloro, mojo sus labios y sonrió con burla.

-Entiendo - paso saliva- disculpé la visita y la molestia, la miro por última vez y regresó sobre sus pasos para salir de aquel lugar, con el corazón deshecho y la ilusión de un felices por siempre destruida, el mayordomo cerró la puerta y miró a la mujer.

Camino sin rumbo por unas horas, convenciéndose de que solo había sido un estúpido al creer que alguien como Jimin esperaría por él, pudiendo estar con alguien mejor, aunque había guardado la esperanza.

-Espero seas feliz Jimin- dijo al viento - de verdad lo espero-

Mientras en un Penthouse en la ciudad de Seúl, un joven ojiazul tomaba la última pastilla de aquel frasco con la que esperaba dejar de sentir tanto dolor, dejar de vivir esa maldición que llamaba vida, quería dejar de sentir.

Miro su cara en el espejo donde aquel golpe se lucía orgulloso, mismo que su esposo le dio solo por gusto, sumados a los otros que adornaban su cuerpo, tragó la última pastilla y se quedó ahí esperando el sueño, lo llamará para ya no despertar, porque prefería mil veces morir que seguir viviendo esa tortura.

Cuando Namjoon escuchó el estruendo de la caída, solo suspiro fastidiado, se levantó del sofá dispuesto a darle su merecido al niño aquel, pero el charco de sangre detuvo toda intención.

El joven estaba en el suelo con un golpe en la cabeza producto de la caída.

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*My Soldier*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora