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Me quedé mirando a Hunter seriamente, ¿se había vuelto loco?, ¿hacía mucho calor allí en el infierno?... Qué demonios (nunca mejor dicho), los dos éramos diablos en este mundo de gente fingiendo ser ángeles.

―¿Qué estás proponiendo, Hunter? ―inquirí alzando una ceja.

―Te propongo un reto, de aquellos que tanto disfrutas ―dijo mirándome―. Sé que te gustan los retos, que te gustan los juegos.

Imbécil, sabía dónde dar.

―Te reto a no enamorarte, Olivia Martin ―dijo con un semblante serio.

―¿De ti? ―hice un amago de reírme.

―De mí, si tanto dices odiarme, si tanto dices que jamás podrías estar con alguien como yo, demuéstralo ―dijo acercándose a mí―. ¿Aceptas el reto, Olivia?

Me lo quedé mirando a los ojos, me gustaban los retos, me gustaban los juegos, me gustaba mover ficha y por consecuencia ganar.

―Acepto el reto, Hunter ―dije alargando la mano―. ¿Y si pierdes tú?

―Yo nunca pierdo ―dijo estrechándome la mano con firmeza―. Ya veremos cual es el castigo.

―Suficiente castigo sería enamorarse de ti, Hunter.

Él reía mientras negaba con la cabeza.

―Deberías tomarte las cosas con calma ―dijo Hunter mirando a la nada.

―Qué sencillo es decirlo, ¿no? ―dije irónicamente―. No han asesinado a tu madre y no sabes quién es, no entiendes esta maldita situación.

―No, no he pasado por ello, pero tu madre murió siendo buena persona, a mis padres voy a matarlos por hijos de puta ―dijo mirándome seriamente.

―Vamos a matarlos, no vas a hacerlo solo Hunter, me encargaré de agarrar el arma con la determinación suficiente como para que sufra ―dije dejando salir el aire de mis pulmones.

―Deberíamos subir ―mencionaba Hunter.

―No sé si ahora quiero seguir con ello, no tengo la mente para historias ―dije acercándome a la escalera.

―Pues recogemos y nos vamos, no te compliques tanto la vida ―bufó.

Me giré fulminándolo con la mirada y me subí a la escalera.

―Noto tus ojos, imbécil.

―Es que tengo ojos y buenas vistas ―dijo Hunter detrás de mí.

―¿Ya has tomado el aire? ―dijo Levi al borde la risa, aunque Ariel estaba igual.

―Me voy, no aguanto más leer tanta información, me agobio ―dije recogiendo los anuarios uno por uno, dejándolos en su lugar.

―Lo entendemos ―decía Ariel, recogiendo también―. Debe ser duro procesar tanto, seguiremos otro día.

―Tampoco podemos perder meses en esto, ¿qué nos asegura que mi padre no meta un tiro entre ceja y ceja a Olivia? ―habló Hunter.

―Partiendo de la base que no esperaba que te preocupara ello... Pues sabemos que Malcolm no quiere matarla dando a entender que va a destruirla lo suficiente como para que ella se autodestruya ―decía Levi―. Así que hay que hacerle creer que es así, que pueden destruirla.

―No pueden hacerlo, no pueden destruir algo que ya está destruido ―dije bajando del árbol, sin esperar a nadie.

Me quedé apoyada en el tronco esperándolos, nerviosa, ansiosa, no podía más con todo, era demasiada información que procesar y aunque dijera que podía con todo a veces me costaba creérmelo.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora