―Kayn tiene razón... ―suspiré―. Sabe todo acerca de mí, podemos confiar.
―Podemos vernos en un sitio, pero cuando vea a mi padre estable, ¿puedes avisar a Levi y Ariel por el grupo? ―le dije a Hunter―. Diles que a las ocho y media estaremos en la caseta.
Hunter asintió sacando el móvil y tecleando.
―Iremos en moto ―dijo Hunter a Kayn―. Por seguridad.
Después de un largo rato, el doctor vino a avisarnos que ya podíamos entrar, aunque primeramente entré yo sola.
―Papá... ―dije con un hilo de voz.
―Pequeña ―dijo intentando sonreír―. Sigo anestesiado, no me culpes.
Se intentó sentar, pero le obligué a permanecer en su sitio.
―¿Cómo te encuentras? ―dije sentándome en una silla, al lado de la camilla.
―Podría haber sido peor, pero estoy bien, dentro de lo cabe ―dijo suspirando.
―No podía imaginarme sin ti papá, yo no... yo no podría soportarlo ―admití en voz alta.
―Harán falta unos cuantos cuchillazos más para quitarme de en medio ―dijo manteniendo la calma―. No podría irme sin antes disculparme por todo, Olivia.
―¿Qué quieres decir?
―Que he hecho muchas cosas mal estos catorce años, tantas que se han visto repercutidas en ti.
―No digas eso papá, no has hecho nada... ―me cortó.
―Déjame hablar, por favor ―insistió―. Ahora que estoy algo drogado puedo decirlo, me cuesta mucho expresarme...
Asentí esperando a que hablara.
―Cuando tu madre se fue mi mundo se vino abajo... Eras lo único que tenía, eras una niña tan dulce, creo que Kayn jamás dejará de llamarte chica de los tulipanes, adorabas los tulipanes gracias a tu madre ―dijo recordando con nostalgia.
―El mundo es cruel, no hay cabida para una chica de los tulipanes, papá ―dije con frialdad.
―Has cambiado Olivia... ―dijo apenado.
―Tuve que levantarme por ti, tuve que luchar para ganarme un lugar que no estaba segura si quería tenerlo, tuve que convertirme en alguien que seguramente tampoco quería ser, viendo como todo a mi alrededor se caía en pedazos, viendo como todo se rompía, viendo como yo misma me rompía, dime si tú no cambiarías después de eso.
―Maduraste antes de tiempo y es culpa mía Olivia, lo que eres no es solo fruto de las circunstancias ni del ambiente... tu madre era igual que tú y espero que lo entiendas algún día, no sé si ahora mismo estoy preparado para ello; muchos han crecido en las bandas y no son para nada lo que he sido yo o lo que eres tú ―dijo mirándome a los ojos―. En su momento yo quise que te convirtieras en lo que eres ahora, porque cuando uno tiene sentimientos se arriesga más que otra persona en un mundo tan cruel y despiadado, no sentías empatía, no sentías dolor, te daba igual cuchillazo aquí que allá, disparabas con determinación... Pero luego pensé en tu madre y en su situación y pensé mierda la he cagado porque igual he desatado algo que no estaba convencido si en otras circunstancias sucedería.
―Para papá, para, ¡claro que sentía empatía y claro que me dolía todo! ―dije con los ojos acuosos―. Ese es precisamente el problema, que te empeñaste en crear una máquina de matar en vez de a una hija, querías que supiera defenderme para no acabar como mamá, querías que fuera otra porque tener sentimientos indicaba lo mismo, que me mataran como a mamá.
ESTÁS LEYENDO
EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía Diablo
Ciencia FicciónEn el mundo en el que vivían, para algunos era indispensable no saber empuñar un arma. Un lugar, donde no es extraño ver peleas o escuchar disparos. Ni si quiera la policía intervenía en esos asuntos. Son dos bandas opuestas, pero a la par son igual...