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No lograba meterme en la cama a dormir, tendía a ponerme en lo peor siempre y subir ahí significaba un flash de recuerdos con Levi.

Andrea me preparó un Nesquik calentito, tenía el estómago cerrado, pero dijo que debía ingerir algo puesto que los churros igual que entraron salieron por mi boca.

Hunter le insistió que fuera a descansar, que esto también iba a ser duro para ella, al principio se negó rotundamente, pero acabó accediendo con la promesa de que Hunter iba a quedarse conmigo, y así fue.

Me quité la sudadera, dejándome puesto el top de manga corta, me quité las botas y me tumbé en el sofá, con la cabeza en el regazo de Hunter, me había acabado el Nesquik y él iba dándole sorbos a un gran café.

―¿Quieres poner una película de mientras? ―dijo Hunter―. Para distraerte.

Asentí, sonándome los mocos, no podía dejar de llorar, no quería perder a Levi, no podía hacerlo.

―¿Puedes elegir tú? ―dije yo―. Por favor.

―Claro ―dijo cogiendo el mando de la televisión y buscando Netflix.

Puso una de Marvel, alguna de los vengadores, pero no sabría decir cual, mi mente no distinguía muchas cosas, no quería dormirme porque no me lo merecía, no merecía dormirme mientras mi mejor amigo estaba ahí encerrado, siendo torturado.

En algún momento noté una leve brisa, efectivamente, me había quedado dormida, no sé en qué momento, estaba tapada con una manta que había en el sofá, Hunter ya no estaba ahí, estaba en la cocina hablando con Ariel, los podía ver desde esta perspectiva.

―¿Cómo has dormido? ―dijo Hunter acercándose a mí.

―No debería haber dormido ―dije frotándome los ojos―. No puedo estar aquí como si nada cuando él...

―Olivia... ―me regañaba Hunter―. Él también estará preocupado por ti en estos momentos, no podemos hacer nada más que esperar mañana al amanecer.

―¿Qué hora es, Hunter? ―dije sentándome―. ¿Cuánto he dormido?

―Desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde... ―dijo Hunter con un hilo de voz.

―Te hemos traído Burger King ―dijo Ariel señalando la isla de la cocina―. Ha llegado hace apenas diez minutos.

Me rugía el estómago, no podía negarlo, me levanté con pereza del sofá, con poca fuerza y poca energía, me senté al lado de Hunter pegada a él como una lapa, pero me sentía tan sola... He temido siempre a la soledad porque lo único que tenía era a Levi, Kayn y a mi padre, el resto siempre se iba, la banda no estaba por mí, para ellos era un arma, una ficha que podían mover.

Jamás pensé en que podía separarme de Levi porque siempre hemos sido uno, jamás nos hemos distanciado, a todos lados íbamos juntos, nos cubríamos las espaldas, siempre.

Entonces llegó Hunter a mi vida, decidí que Levi estaría bien sin mí y no dudo que no se defendió con uñas y dientes, pero si hubiera estado yo, al menos estaríamos encerrados juntos o al menos me hubiera llevado a un par por delante, que no se me malinterprete, la noche con Hunter fue... increíble, más que eso y me sienta mal pensar que si no me hubiera ido con él igual Levi seguiría conmigo, sé que Levi me diría que hice bien, que debía ser feliz.

Devoré el menú que me habían pedido de Burger King, ya habíamos ido un par de veces en todo este tiempo y sabían lo que me gustaba, estaba hambrienta, estaba de muchas formas.

―¿Quieres que venga el psicólogo esta tarde? ―dijo Hunter―. Te vendrá bien.

Asentí como quien no quiere la cosa, ahora mismo solo necesitaba salir ahí e ir a por todas, pero no era viable.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora