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―Quedamos tú y yo, Olivia ―decía Hunter desde algún punto.

―He tirado a tu gran amigo, el rey de la puntería, ¿no crees que es satisfactorio? ―dije chillando desde mi posición para que me escuchara.

―Jugando sucio... ¿No crees tú que no es forma de jugar?

―Creo que solo estaba usando tu misma forma de juego.

Salí a hurtadillas y lo empujé al suelo, apartando la pistola de su alcance, dándole una patada para más lejanía.

Coloqué mi pistola que goteaba pintura verde en su pecho, con una de mis botas en su estómago.

―¿Va a perder el rey del juego o va a perder la reina del tablero? ―inquirí.

―Son cosas distintas ―dijo con la voz un poco entrecortada por mi bota en su estómago.

Al ver que no decía nada, prosiguió.

―El rey del juego, es el que manda, como si jugara con títeres, la reina por más reina que sea, sigue siendo una ficha del tablero ―dijo con una sonrisa arrogante.

―La reina por más reina que sea, es capaz de hacer jaque mate ―dije mirándolo―. Y aunque pierda ahora, no es el fin, la reina siempre vuelve al inicio después de acabar una partida, la partida vuelve a empezar para que nuevas jugadas sean establecidas.

Cuando estuve a punto de disparar, me tiró al suelo, combate cuerpo a cuerpo.

Cogió mi arma y disparó.

―La reina, sigue siendo títere del rey del juego ―dijo Hunter sonriendo, con esa sonrisa digna de impartir miedo.

Me levanté del suelo y me acerqué a él mirándolo.

―Me subestimas demasiado Hunter ―dije quitándome el traje dejando ver la ropa que llevaba―. La reina, jamás dejará de ser reina, ¿sabes por qué?

―Sorpréndeme.

―Porque incluso en el ajedrez es la reina la que protege al rey, el rey es la pieza más vulnerable.

Cuando dije eso le pateé la pistola en los pies, me deshice la trenza y me fui con Levi, sin decir nada más acerca del tema.

―Qué gracioso que ahora le debas algo a Hunter ―decía Levi mientras nos dirigíamos a las taquillas a buscar las cosas.

―Un trato que no inmiscuye a nadie de vosotros.

―Sí, sabiendo como es Hunter va a hacerte sufrir ―suspiraba Levi.

―Para que verdaderamente me haga daño, tiene que esforzarse mucho.

―La inquebrantable Olivia Martin ―recitaba Levi―. Muchos son como te llaman.

―Me preocupa más cuando mi padre se entere que he perdido esto.

―Has estado a punto de ganar, no te centres ahora en eso.

―¿Duermes conmigo en mi casa después de la reunión de la noche?

―No te preocupes, no creo tu padre diga nada de hoy en público, pero sí Demons, así que ve preparada ―decía Levi.

Nos subimos a la moto, rumbo a mi casa, mi padre ya estaría ahí, no le tenía miedo, realmente no le tenía miedo a nada, muchas veces me preguntaban si tenía miedo a morir, pero más miedo me daba vivir.

―¿Hola? ―dije abriendo la puerta de casa.

―Olivia ―era mi padre.

―¿Todo bien hoy? ―dije con amabilidad.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora