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Pasaron unos días, ya empezaba el otoño y la ropa más abrigada, los días fueron algo extraños, no tuvimos ninguna reunión los cuatro por precaución ya que todavía era muy pronto.

Con Hunter todo seguía igual, nos picábamos, nos enfadábamos, discutíamos y vuelta a lo mismo, en bucle.

Mi padre estaba más cercano a mí, supongo que tuvo miedo de perder lo único que tenía y que no valoraba.

De repente me llegó un mensaje al móvil mientras salía de la universidad.

Nombre del grupo: Los 4 mosqueteros.

Creado por: Ariel.

Esto ya se estaba desmadrando, quien nos ha visto y quien nos veía a los cuatro en un mismo grupo de WhatsApp, dímelo a mí hace dos semanas e igual te preguntaba si ibas drogado.

Levi estaba esperándome, junto con Ariel y Hunter, hablando como si fueran amigos desde hace tiempo, lo que yo decía, surrealista total.

―Sí que has tardado ―decía Levi.

Me encendí un cigarro y lo miré.

―Estaba entregando un trabajo y el profesor quería hablar conmigo al terminar la clase ―le di una calada.

―¿Qué quería? ―preguntaba Levi de nuevo.

―Exponer mis fotos, unas que hice estos días ―dije con simpleza.

―¿Por eso llevabas la cámara estos días? ―habló Ariel.

Asentí.

―Tenía que entregar un trabajo y me olvidé así que saqué a pasear la cámara y dijo que eran muy buenas ―me encogí de hombros dándole una calada al cigarro―. Las hice rápido y corriendo y me tiene que mentir a la cara.

―Enséñalas ―decía Hunter.

―He dicho que no son buenas ―contesté.

―Si las quiere exponer es por algo... ―comentaba Levi.

―Sí bueno, es un tema a parte ―bufé.

―O las sacas o te sacamos nosotros la carpeta ―volvió a hablar Levi.

―¿En qué momento ahora son tres contra mí? ―dije señalándolos.

―Detalles ―decía Ariel―. Anda va, no seas así y enséñalas.

Bufé aplastando el cigarro con mi bota, me descolgué la mochila y saqué una carpeta de color blanco tendiéndosela a Levi.

―Ala disfrutad ―dije poniendo los ojos en blanco.

Los tres se agruparon como críos pequeños, sacando fotos y pasándoselas unos a otros.

―¿Nos has fotografiado a nosotros? ―dijo Ariel incrédulo―. Tú sí sabes sacar el lado bueno de una persona, eh.

―Si parecemos más que siameses, a algo tenía que fotografiar, no os disteis ni cuenta, no es mi culpa ―contesté secamente.

―¿Por qué hay más fotos de Hunter? ―dijo Ariel pasando las fotos.

Me encogí de hombros.

―Era el más fotogénico, supongo.

―Pero las suyas tienen una saturación más baja que las del resto, el resto estamos como con más color, tiene explicación, ¿no? ―comentaba Levi, muy observador él.

―Todo trabajo tiene que tener un portfolio que se ha quedado el profesor, por si me ibais a preguntar para leerlo, así que sí tiene una explicación que se supone que es lógica y coherente ―dije guardando la carpeta de nuevo en la mochila.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora