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―La gente nos mira ―dije dándole un sorbo a la cerveza.

―¿A caso importa? ―dijo él con su característica sonrisa ladeada.

―Suelo estar acostumbrada pero nunca me he gustado ―chillábamos por encima de la música.

―Pues te has ido a juntar con uno... ―Hunter negaba con la cabeza.

Bailábamos al son de la música, no reconocía las caras de nadie que no fueran Levi y Ariel, era mejor así, aunque a nosotros se nos distinguía de sobras, sobre todo si llevas el pelo verde.

―La gente va ya muy mal ―dije mirando a mi alrededor.

―Podemos apartarnos a ese rincón de ahí ―dijo señalando la zona de la barbacoa, donde había un par de bancos.

Asentí, me rodeó la cintura con el brazo para que no me perdiera y fuimos hasta donde había mucha menos gente, era extraño, había apenas un farolillo en aquella zona, pero había menos gente por el hecho que había ceniceros y daba a entender que ahí se podía fumar, todo muy bien pensado.

Saqué un cigarro del bolso y me lo encendí ahí mismo.

―¿Quieres ayudarme? ―dijo Hunter.

―¿Más favores? ―puse los ojos en blanco.

―Esta vez gratis.

―Suena tentador y aterrador a la vez.

―Siéntate ―dijo palmeando sus piernas.

―Hay hueco en este banco perfectamente para dos ―dije alzando una ceja.

―Sí, pero si quieres ayudarme necesito que te sientes ―dijo con calma.

Suspiré y me senté de lado encima de sus piernas con el cigarro en la mano izquierda, para no que lo diera el humo.

―¿Puedes darme una razón? Por curiosidad, eh.

―Todas me han dejado de mirar bien a mirar mal ―dijo triunfante.

―¿Perdón? ―dije atragantándome con el humo.

―Han de entender que no quiero nada con ellas, llevan tiempo viéndome contigo ―dijo mirándome.

―Pero tú y yo no somos nada ―aclaré yo.

―Bueno, yo he perdido el reto ―dijo mirándome a los ojos, rodeándome la cintura con su mano―. Has perdido hace mucho, Olivia Martin.

―¿Qué te da a pensar eso? ―dije yo.

―Te has sentado, los besos que nos damos, aunque luego no hablemos de ello, los momentos bailando tan personales que tenemos y un largo etcétera ―dijo con una sonrisa―. Solo debes aceptarlo.

―Algún día ―dije quitando mi mirada de la suya.

―Te esperaré, Olivia, no voy a presionarte ni mucho menos ―dijo colocando sus dedos en mi barbilla para mirarlo―. Seamos exclusivos, no quiere decir que seamos pareja, puedo entender que no es el mejor momento y que tú no estás preparada.

Creo que aquello fue de lo más considerado que un chico hizo por mí, una parte de mí decía que lo dejara ir porque él merecía ser feliz pero mi parte impulsiva y egocéntrica decía que tenía a alguien muy valioso, solo que no supe valorarlo.

―De acuerdo, seamos exclusivos ―dije mirándolo―. Y... gracias.

Él reía mirándome.

―¿Gracias por qué?

―Es un gesto considerado Hunter ―dije suspirando.

―Cuando quieres a alguien es lo menos que pueden hacer por ti, todos merecemos a alguien que nos baje la luna, como en las películas ¿sabes? Que nos quiera tanto como para que no huya de ti, sino que escape contigo.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora