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Cuando me levanté para ir a clase, intentando mantener la compostura, decidí que debía mostrarlo en mi apariencia, no podía dejar que vieran que un camión me había pasado por encima.

Empezaba el frío y mis medias de rejilla iban a hacerme sufrir y tuve que decantarme por otro tipo de ropa que chillara "he vuelto, más fuerte que nunca", no sabía si era cierto, pero menos daba una piedra.

Pantalones ajustados, con agujeros en las rodillas y algunos en el muslo, unas Vans, un cinturón con una cadena, una camiseta de manga larga de rayas negras y verde oscuro, una camiseta negra básica de manga corta metida dentro del pantalón y mi chupa de cuero; estaba lista.

Miré mi pelo en el espejo y consideré que era hora de un cambio de look y lo más probable es que esta tarde fuera a hacerlo.

Mi padre se fue a hacer lo que viene siendo su trabajo, aunque realmente nunca me he interesado al cien por cien en qué consiste el trabajo de un líder de banda, así que llamaron al timbre los tres hombres más pesados de la historia, aunque los tres hombres que más me apreciaban o eso quería pensar porque como empezara a pensar en negativo iba a darme un ataque de pánico en estos instantes.

Bajé deprisa las escaleras ya con la mochila colgada al hombro, tirándola al sofá y abriendo la puerta que daba directamente a la cocina.

―Me alegra verte de nuevo, Liv ―decía Levi cariñosamente mientras me abrazaba.

Dejé abrazarme, era Levi, era él, siempre estaba cuando lo necesitaba, siempre estaba cuando sabía que necesitaba espacio.

―La cueva está bien un rato ―dije encogiéndome de hombros.

―Si me permitís voy al baño un segundo, Ariel me ha hecho salir de casa lo que viene siendo a toda hostia ―decía Hunter subiendo las escaleras.

Negué con la cabeza y preparé café para todos.

Les puse la taza delante con el azucarero y las cucharas.

―¿Me he perdido mucho? ―dije mientras me preparaba el café.

―Nada del otro mundo ―dijo Ariel.

―Nadie especula nada de ti, si es lo que te preocupa ―dijo Levi conociéndome.

Entre estas bajaba Hunter, dejando la mochila con el resto y sentándose a beber café con todos.

Parecíamos un grupo de amigos de verdad y no podía sentir más nerviosismo por ello, éramos tan diferentes y no sabía que sucedería una vez acabara todo.

―Odio ir a clases ―dijo Hunter acabándose el café.

―Pues no vayas ―dije yo con simpleza.

―Me gusta lo que estudio ―bufó.

―Pues si te gusta no te quejes, gilipollas ―puse los ojos en blanco―. Estudias algo interesante y que te gusta, qué más quieres.

―Me enfadaría si dijeras que Historia no es interesante ―dijo Hunter.

―Yo creo que es hora de irnos ―decía Levi dejando las tazas en el friegaplatos.

Me subí a la moto con Levi mientras Hunter llevaba a Ariel, como era de esperar pues llegamos en un santiamén, teniendo a unos conductores tan temerarios.

―Nos vemos luego ―dijo Levi mirándome―. ¿Estarás bien?

―Siempre lo he estado ―dije agarrándome fuerte a la mochila.

Hunter me escudriñó con la mirada, pero me despedí con la mano tras pisar el cigarro que siempre me estaba fumando.

La penúltima hora tenía clase de fotografía, no traje el portfolio, no esperaba que Hunter fuera a traerlo, ¿lo habrá cogido? Tenía la leve sensación que esta mañana no fue solo al baño, pero quería ponerlo a prueba.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora