Creo que estuvimos ahí tumbados unos segundos mirando las estrellas del techo, ¿quería tener algo con Hunter? Puede ser que una parte de mí quisiera vivir aquella vida adolescente, que te pidan salir, tener citas, besos y demás cosas, pero lo nuestro no era para nada normal y tampoco vivíamos en un lugar normal.
Siempre me ha dado vértigo arriesgarme, aunque no lo parezca, aparento ser algo que dudo ser, tengo muchas dudas acerca de cómo soy yo.
Levi me dijo una de las veces que me dio un ataque de pánico y de impulsividad, donde empecé a comprar un montón de tonterías sin parar quieta que debería ir a un especialista, pero aquí en esta ciudad no habían... Tenían que venir desde la otra ciudad, podía entender por qué se iban de la ciudad, pero eso no significaba que no fueran necesarios.
A veces lo consideré, pero me daba tanto miedo que me aferraba a mí misma hasta desaparecer.
Entonces miraba a Hunter, contemplaba algunas de sus pecas, sus ojos cerrados con sus largas pestañas descansado, con su brazo pegado al mío, rozando nuestros dedos, aquellos labios... Hunter tenía mucho en su espalda y eso no lo desanimaba a seguir adelante, de hecho, él tenía planes una vez acabara todo, vivir.
―Hunter... ―le susurré, a pesar de que no había nadie.
―Dime ―dijo abriendo los ojos para mirarme.
―Tienes contactos en muchos sitios, ¿verdad?
―Puede ser, ¿por qué preguntas Olivia?
―Creo... ―cogí aire, no sé de dónde―. Que necesito ver a un especialista.
―Está bien, puedo conseguirlo ―dijo sin pensárselo.
―¿Así sin más? ―dije atónita.
―Sí, es obvio que necesitas ayuda e insistirte no iba a surgir efecto, tienes que pedirla tú cuando lo veas necesario ―dijo como si nada―. Si Levi, yo o cualquier otra persona te lo hubiera dicho insistiendo, te hubieras negado, ha de salir de ti y es un paso gigantesco.
Lo miré sorprendida, ¿todos se habían dado cuenta menos yo?
―¿Podrás... acompañarme? ―dije nerviosa.
―¿No querrías que fuera Levi?
―Por mí no iría, tengo demasiado dentro Hunter, ¿puedes simplemente hacerlo? Sí quieres ―dejé caer.
―Sí, cuando tenga el contacto y venga te avisaré ―dijo él―. Voy a hacer una llamada, ¿pides pizza?
Asentí mientras él salía del cuarto y yo llamaba para pedir un par de pizzas, ni si quiera sabía cuál le gustaba a Hunter así que pedí una de jamón dulce y queso y otra barbacoa.
―Me han dicho que tardarán una media hora ―dije yo.
Sonó el timbre y no sé quién podía ser a estas horas, debían ser las nueve y algo de la noche.
―Buenas Tom ―dijo Hunter dándole la mano y abrazándolo.
―Un extra por las horas ―dijo Tom riéndose.
―Sin problema, puedes ponerte en la isla de la cocina ―dijo Hunter.
Me los quedé mirando con mucha duda en mi cabeza.
―¿Te vas a tatuar? ―le dije a Hunter.
―En plural, los dos nos vamos a hacer un tatuaje ―dijo todo orgulloso, imbécil.
Entonces me puso una venda y yo suspiré, estaba sentada en la isla con el brazo estirado pero esta vez el derecho (tenía un leve deja vú).
―¿Y tú que te vas a hacer? ―dije mientras dejaba que Tom tatuara en mi brazo.
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EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía Diablo
Bilim KurguEn el mundo en el que vivían, para algunos era indispensable no saber empuñar un arma. Un lugar, donde no es extraño ver peleas o escuchar disparos. Ni si quiera la policía intervenía en esos asuntos. Son dos bandas opuestas, pero a la par son igual...