Narrado por Diego
Me quedo callado durante diez segundos, procesando la idea de una nueva misión. Y luego abro la boca para expresar mi opinión con madurez y respeto.
- Está bien, papá. Lo haré porque no quiero que Hera me calcine y porque no tengo nada mejor que hacer.
Zeus pone los ojos en blanco, irritado por mi descaro.
- Hijo, pensaba que ya habíamos superado esa etapa. Creía que las réplicas insolentes ya se habían acabado- me dice, cansado.
- Hay cosas que nunca cambian- le contesto, y le guiño un ojo. Escucho un par de risitas mal disimuladas, que pertenecen a las ninfas del bosque. Precisamente, esas carcajadas acaban por hacer que mi padre pierda la paciencia.
- ¡Deja ya de dar la lata! Haz el favor de mantenerte callado hasta que decidamos qué hacer contigo y con la Caja de Pandora. Tenemos mucho trabajo, así que intenta no molestar- me ordena. El aire a su alrededor crepita y desprende olor a ozono.
- Como quieras- accedo, y cierro la boca.
- Así está mejor- aprueba mi padre, satisfecho.
- Querido- le dice Hera con aire inocente-. ¿No deberíamos seguir con la asamblea y discutir luego las pequeñas disputas familiares?
- ¡Sí!- corrobora Afrodita, súbitamente interesada por la asamblea- El nombre de mi hija ha aparecido en la Profecía, y dice que ayudará al chico a encontrar algo y a perderlo. Quiero saber qué significa eso inmediatamente- pide, y cruza los brazos.
- Y a mí me interesa saber qué papel va a tener mi hija en todo esto- añade Atenea-. "Su Guardiana le salvará la vida del Buscador". Mi señor, creo que hemos estado aplazando demasiado la respuesta a estas preguntas. Mi hija es la Guardiana de aquella que abrió la Caja de Pandora; la Profecía dice que le salvará la vida de Diego, y me gustaría saber en qué contexto sucederá.
- Y yo quiero aclarar lo del Reflejo de Sangre. No creeréis que yo le enseñé eso a Feyre, ¿verdad?- dice Ares.
- La verdad, no me extrañaría...- refunfuña Dioniso desde su asiento de vides.
- Vamos a ponernos de acuerdo de una vez y a dejar de discutir- zanja Zeus el asunto, y todos los dioses se callan-. Afrodita, haz el favor de llamar a Cupido y decirle que venga. Y cuando la tengamos con nosotros ya decidiremos cómo proceder.
- Por supuesto, mi señor- ronronea Afrodita. Se levanta de su trono y sale por una de las puertas laterales, dejando tras de sí un potente aroma a flores y amor.
No pasan ni cinco minutos hasta que la diosa del amor regresa, seguida por su hija. Ella se sienta de nuevo en su trono y Cupido se coloca a su lado obedientemente.
Cupido es guapísima para morirse, para qué mentir. Tiene la piel ligeramente morena, cosa que hace destacar su larga cascada de pelo rubio, ondulado y espeso, que le llega hasta la cintura y que lleva suelto. Tiene un rostro de facciones armoniosas, con unas cejas perfectas que enmarcan unos ojazos azules. Sus labios son elegantes, de color rojo sangre, y me entran ganas de besarlos. Lleva puesto un vestido de color violeta claro, de tirantes y ceñido a la cintura, que le queda espectacular. Y de la espalda le nacen dos alas, de plumas suaves y blancas.
- Y ahora que mi hija ya está con nosotros, ¿podemos mostrarle el verso de la Profecía en que aparece su nombre?- pide Afrodita otra vez.
- Por supuesto- accede Zeus. Hace un gesto a Hermes con la mano, y él da una orden a sus ángeles mensajeros. Ellos le acercan el pergamino gigante a Cupido y le señalan el verso.
- "El Buscador la encontrará y la perderá gracias a Cupido."- lee, en voz baja. Cuando acaba, levanta la vista y me mira directamente a los ojos. Algo se remueve en mi interior y me pone nervioso. Cupido parece poder leer mi corazón como si de un poema se tratase.
ESTÁS LEYENDO
Los Dioses también tienen Instagram
Teen Fiction(CONCLUIDA) Hace unos cuatro mil años, en la lejana Grecia, el Oráculo de Delfos pronunció una fatídica profecía: que la Caja de Pandora volvería a ser abierta, para desgracia de todos. Y el cumplimiento de dicha profecía ya ha comenzado. La Caja ha...